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[MONTEVIDEO] Hombres obsesivos, solitarios, desprolijos, que usan gruesos lentes, están rodeados de tubos de ensayo y vestidos con túnica blanca. Esta es la imagen de los científicos no sólo en el imaginario infantil sino también entre los adultos, según concluyó una encuesta sobre la percepción social de la ciencia y los científicos en Uruguay.


Los resultados del estudio, realizado por integrantes de la Unidad de Enseñanza de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, de Montevideo, se presentaron en Diciembre de 2004 en un seminario sobre la educación de la ciencia.


La pesquisa, que tuvo carácter de sondeo, surgió a partir de la preocupación de Marina Miguez, coordinadora de la unidad, quien detectó que tanto sus alumnos como los docentes de secundaria tenían un concepto ‘ingenuo’ del científico.


Según dijo Miguez a SciDev.Net, la encuesta confirma su apreciación: los adultos mantienen la imagen del científico que les fue transmitida en los primeros años de la escuela. Sin embargo, “asombra y preocupa la permanencia de estas concepciones en estudiantes de nivel universitario”.


En forma directa y a través de cuestionarios se encuestaron 350 personas: 182 estudiantes de tercero y sexto año de secundaria (15 y 18 años de edad, respectivamente); 65 docentes de escuela y liceo; 36 estudiantes de profesorado de Ciencias Naturales y Sociales; y 67 alumnos universitarios del área científico-tecnológica. Todos pertenecen a la enseñanza pública y viven en Montevideo.


A partir de las respuestas, así como del dibujo sobre un científico que debían hacer los encuestados, los autores de la pesquisa concluyeron que en general el científico es visto como un varón — ninguno dibujó a una mujer — y de mediana edad.


La mayoría caracterizó a estos profesionales como personas responsables en su trabajo, pacientes, tímidos, retraídos, muy inteligentes, racionales, serios y meticulosos.


Consultados sobre la forma como realizan sus descubrimientos, algunos nombraron el método científico pero muchos sugirieron que era producto de una inspiración o genialidad instantánea, e incluso ‘por casualidad’ o ‘por ensayo y error’.


Aunque difiere en el objeto de estudio, este sondeo complementa otra investigación sobre “La percepción ciudadana de la ciencia, la tecnología y la innovación” realizada en el 2003 por Rodrigo Arocena, de la Universidad de la República, junto con la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT).


Dicha encuesta — que se aplicó a 150 uruguayos mayores de 18 años y luego se comparó con encuestas similares realizadas en Argentina, Brasil y España — concluyó que los uruguayos con nivel de educación media o superior dicen estar ‘bastante informados sobre ciencia y tecnología’, se declaran ‘cautelosos’ al referirse a los peligros de la ciencia, pero se muestran optimistas a la hora de hacer balance entre los beneficios y los efectos negativos de las actividades científicas. Concluyen que en Uruguay hay mucha capacidad para innovar.