15/12/19

Argentina recupera su ministerio de ciencia

Salvarezza
Juramentación del ministro Roberto Salvarezza. Crédito de la imagen: Mincyt.

De un vistazo

  • Rebajado a secretaría en 2018, creación de Ministerio es señal de nuevo impulso al sector
  • Bioquímico y expresidente de Conicet está al frente del ministerio
  • En últimos cuatro años Estado dejó de invertir US $900 millones en sistema de ciencia y tecnología

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La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue una de las primeras medidas del nuevo presidente de la Nación, Alberto Fernández. De esta manera dio una señal clara del impulso que su mandato piensa dar al sector. El gobierno de su antecesor, Mauricio Macri, degradó este ministerio a secretaría en septiembre de 2018.

De inmediato nombró también al titular del ministerio, el diputado del Frente para Todos Roberto Salvarezza, de profesión bioquímico y ex presidente del Conicet —el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas— entre mayo de 2012 y diciembre de 2015.

“Nuestro trabajo inmediato será ponerle número a nuestras necesidades y, dentro de la emergencia económica general del país, dar señales al sistema de que la ciencia importa. Por ejemplo, queremos descongelar los ingresos de científicos al Conicet y otros organismos y aumentar las becas que ahora están casi en el nivel de la pobreza” (unos 500 dólares al mes), dijo el flamante ministro a SciDev.Net.

Nuestro trabajo inmediato será ponerle número a nuestras necesidades y, dentro de la emergencia económica general del país, dar señales al sistema de que la ciencia importa”.

Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

La ciencia argentina atravesó durante los últimos cuatro años una fuerte crisis, basada sobre todo en los permanentes recortes presupuestarios.
Según la información recogida por el físico Jorge Aliaga, ex decano de la facultad de ciencias exactas y naturales de la Universidad de Buenos Aires, si bien la inversión en ciencia y técnica en el presupuesto nacional durante el período macrista “sufrió un ajuste del 35 por ciento en pesos; medida en dólares, la caída es del 60 por ciento” (por la devaluación de la moneda nacional). El nuevo ministro comparte el diagnóstico y agrega: “En total, el Estado dejó de poner US$ 900 millones en el sistema en estos años”.

En 2015, el Estado asignaba al sector alrededor del 0,35 por ciento de un producto interno bruto (PIB) equivalente a unos US$ 550.000 millones. En 2019, asignó el 0,25 por ciento del PIB, según cifras oficiales. El sector público aporta más del 75 por ciento del total de la inversión en investigación y desarrollo de Argentina.

 El sistema científico local consta de una serie de organismos que coordina el ministerio, entre los que destacan el Conicet y la Agencia Nacional de Promoción Científica.

“Además de mejorar los presupuestos, tenemos que parar la sangría de recursos humanos que abrió la puerta a la fuga de cerebros, y que aquellos que se fueron y estaban expectantes para volver sepan que podrán hacerlo próximamente”, añadió el ministro.

Salvarezza sucederá en el cargo a Lino Barañao, quien estuvo en el puesto desde 2007, durante las dos administraciones de Cristina Fernández y los cuatro años de Macri. Barañao cree que si él no hubiera estado, el recorte hubiera sido aún más profundo. “No dejó de funcionar ningún instituto, las publicaciones siguieron aumentando y no hubo, ni mucho menos, un daño irreversible sobre el sistema”, señaló a SciDev.Net.

A la vez reconoció que “se resintieron los viajes y compras al exterior por los cambios en el valor del dólar, algo que está fuera de nuestro control”.

Para Elida Hermida, investigadora del Conicet en la Universidad de San Martín, “las expectativas sobre la nueva gestión para la ciencia son muchas y muy altas. El sistema está resentido, pero en mejores condiciones que en 2003, donde había un sector de ciencia y técnica, no un sistema articulado como tal”. De ese entonces data la decisión política de colocar a la ciencia en un lugar central de la agenda pública.
 
Para Hermida, hubo un impasse de cuatro años, y le gustaría que “volvieran a tener oportunidades quienes se formaron en los últimos años y vieron reducidas sus posibilidades de permanencia como investigadores”.