03/12/18

Viñas conservan biodiversidad de zona mediterránea chilena

Viña zorro Juan Luis Celis
El ecosistema mediterráneo de Chile central que protegen las viñas contiene más del 50 por ciento de las especies de flora y vertebrados del país. Crédito de la imagen: Juan Luis Celis.

De un vistazo

  • Alianza entre industria privada y ciencia apoyada con financiamiento público salva bosques nativos
  • Estrategia conserva biodiversidad y genera alto valor de retorno público para los viñedos chilenos
  • Iniciativa puede replicarse en otros rubros agrícolas

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[SANTIAGO] Más de 26 mil hectáreas de bosque nativo de la zona centro sur de Chile han sido protegidas gracias al trabajo colaborativo entre científicos y 24 empresas vitivinícolas. El área corresponde a una de las cinco zonas mediterráneas del mundo, y se considera el ecosistema más amenazado del país.

Este logro es resultado del programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad (VCCB), desarrollado por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y la Universidad Austral de Chile para promover estrategias de conservación voluntaria de la zona mediterránea chilena en asociación con una industria privada y aplicando investigación científica con financiamiento estatal.

“Por su aporte a la biodiversidad al promover el uso estratégico de la naturaleza dentro de las viñas y a su alrededor”, el proyecto recibió (20 noviembre) el Amorim Biodiversity Award, al quedar en primer lugar en la categoría de conservación en la 8ª versión de los premios Green Awards.

“Este proyecto adquiere más relevancia de la que se piensa y representa una oportunidad única para cumplir objetivos importantes para la conservación de nuestros ecosistemas”.

Pablo García, Universidad de Chile.

La categoría, creada en 2017 por la revista inglesa The Drinks Business, reconoce el trabajo de instituciones comprometidas con la sostenibilidad en la industria de licores.

“En Chile, 77 por ciento de la población vive en la zona mediterránea, lo que genera una presión enorme por el desarrollo urbano y agrícola. Menos del uno por ciento de la superficie está bajo el sistema estatal de áreas protegidas”, dice Olga Barbosa, directora de VCCB.

El chileno es uno de los cinco ecosistemas de clima mediterráneo del planeta, junto a California y Baja California, la Cuenca del Mediterráneo, el área del Cabo en Sudáfrica y el sureste de Australia. Todos se cuentan entre los 35 hotspots de biodiversidad mundial, y todos están amenazados.

Para proteger este ecosistema, Barbosa y su equipo -conformado principalmente por mujeres- recurrieron a viñas, que en Chile manejan grandes extensiones de este territorio, y en cuyos terrenos cuentan con bosque nativo.

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Las 24 viñas socias del proyecto Vino, Cambio Climático y Biodiversidad producen 70% de las exportaciones chilenas de vino.
Crédito: Marcela Márquez.

Algunas estrategias que el VCCB ha impulsado para resguardar la biodiversidad son el establecimiento de franjas de bosque alrededor de los viñedos para que se conviertan en corredores biológicos, el uso de plantas nativas para mantener en buen estado el suelo y el ciclo del agua, generación de hábitats para asegurar la presencia de controladores biológicos, como aves o insectos que combaten plagas de forma natural y la erradicación de especies exóticas invasoras.

“Estas medidas aumentan el secuestro de carbono, mejoran la cantidad y calidad del agua, crean refugio para la biodiversidad, aumentan la polinización  y generan un alto valor de retorno público”, señala Barbosa, quien destaca que el modelo puede replicarse en otros rubros agrícolas.

Con las 26 mil hectáreas protegidas por las viñas del proyecto VCCB, hoy el 11 por ciento de la zona mediterránea chilena está bajo conservación, indica la investigadora. “Diez por ciento lo aportan las viñas”, subraya.

“Este proyecto adquiere más relevancia de la que se piensa y representa una oportunidad única para cumplir objetivos importantes para la conservación de nuestros ecosistemas”, dice a SciDev.Net Pablo García, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile.

El investigador añade que “los ambientes mediterráneos chilenos son únicos y están compuestos por un sinnúmero de especies de vital importancia ecológica. En este sentido, es tremendamente relevante conservarlos, para beneficio directo no sólo de las especies que los componen, sino de todos los chilenos y las futuras generaciones”.

Los resultados alcanzados por los socios del proyecto llevaron a que Vinos de Chile -asociación que reúne a 200 viñas- incluyera en su Código de Sustentabilidad la conservación de la biodiversidad dentro del puntaje para su certificación. “La biodiversidad en este código es tan importante como el manejo de agroquímicos. Es un logro gigantesco”, concluye Barbosa.