24/03/22

Paridad en STEM mejora en la región pero persisten desafíos

desigualdad STEM
Primeras etapas de la vida son importantes para definir interés por las áreas STEM. Pero en la niñez y juventud, muchas mujeres sufren prejuicios de género que las alejan del campo. Crédito de la imagen: Jeswin Thomas/Unsplash.

De un vistazo

  • América Latina y el Caribe y Asia Central lograron la paridad de género en ciencia
  • Argentina, Brasil, Uruguay, Trinidad y Tobago y Venezuela se destacan en la región
  • En campos STEM, los hombres aún constituyen la mayoría de los estudiantes

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Aunque América Latina y el Caribe es una de las dos regiones del mundo (junto a Asia Central) que registran cierta paridad de género en la ciencia, persisten disparidades entre países y en el acceso a ciertas áreas del conocimiento y puestos de liderazgo.

La cifra actual que ya se conocía es optimista: del total de investigadores en la región, 46 por ciento son mujeres, lo que supera al 33 por ciento que representan a nivel mundial. Sin embargo, según un informe publicado recientemente por la UNESCO, el British Council y el Foro Cilac, hay una realidad oculta en la región detrás del número.

“En primer lugar, tenemos la segregación horizontal, donde las mujeres se encuentran más en unas áreas —enfermería y humanidades, por ejemplo— que en otras. La baja presencia de mujeres en puestos de liderazgo y poder, en empresas públicas y privadas, caracteriza otra forma de discriminación, que es la segregación vertical”.

María Elina Estébanez, grupo REDES y autora del informe

Según la investigadora María Elina Estébanez, una de las autoras del informe, el objetivo principal del documento es reunir la tradición regional de reflexión sobre la disparidad de género para señalar estrategias de acción y mostrar lo que puede pasar con las mujeres a lo largo de su trayectoria académica.

Fuente: Informe “An unbalanced equation: increasing participation of women in STEM in LAC”.

“En primer lugar, tenemos la segregación horizontal, donde las mujeres se encuentran más en unas áreas —enfermería y humanidades, por ejemplo— que en otras. La baja presencia de mujeres en puestos de liderazgo y poder, en empresas públicas y privadas, caracteriza otra forma de discriminación, que es la segregación vertical”, explica Estébanez.

En muchos países de la región, las mujeres no alcanzan 40 por ciento de los estudiantes universitarios en áreas afines a la ingeniería, la industria, la construcción y las tecnologías de la información. Países como Perú y México tienen alrededor de 30 por ciento de investigadoras, mientras que otros como Trinidad y Tobago, Venezuela, Uruguay, Brasil y Argentina ya alcanzaron la paridad.

El desincentivo para que las mujeres estudien y trabajen en ciencia atraviesa desde la niñez hasta la adultez, y abarca ámbitos como la familia, la escuela y los medios de comunicación.

En el momento de elegir una carrera terciaria, por ejemplo, en la región se detecta una alta concentración de mujeres en áreas sociales, humanas y ciencias de la vida, donde representan 70 por ciento de las estudiantes. En cambio, en matemática y estadísticas solo 30 por ciento del alumnado son mujeres, excepto en Uruguay, detalla el informe en base a datos de 2018.

Fuente: Informe “An unbalanced equation: increasing participation of women in STEM in LAC”.

Ya transitando la carrera científica, las disparidades pueden evidenciarse en diferentes aspectos. Por ejemplo, al analizar 19 países de la región, nueve registran más del 45 por ciento de mujeres como autoras de publicaciones científicas. Y del resto, en ocho países las mujeres que participan como autoras representan menos de 40 por ciento del total.

Fuente: Informe “An unbalanced equation: increasing participation of women in STEM in LAC”.

Según el documento, las áreas STEM son importantes porque están vinculadas a los trabajos del futuro y a la cuarta revolución industrial, donde la tecnología y el mundo digital determinarán muchos puestos de trabajo. Es urgente preparar a las mujeres para esta realidad, pues de lo contrario, dijo Estébanez, las oportunidades laborales para ellas se reducirán aún más.

Para la brasileña Letícia Rangel, que no participó en el estudio, el informe tiene un enorme valor porque registra acciones a favor de las mujeres en la ciencia y fomenta una mirada en red sobre la región.

Rangel es coordinadora del proyecto “Meninas Olímpicas” (Niñas Olímpicas), una iniciativa que investiga los mecanismos que dificultan la participación de las niñas en matemáticas y fomenta su vinculación a través de las Olimpíadas Brasileñas de Matemáticas.

En la primera edición, en 2019, llegó a cinco colegios y 15 alumnas. En 2022, su segunda edición, involucrará a diez escuelas y 30 jóvenes. Además, también invierte en la formación de docentes y busca sensibilizarlos sobre las cuestiones de género en la ciencia.

Sobre el informe, Rangel cree que el desafío de la región es la educación. “No es un fenómeno local, es global. Pero estamos retrasados ​​en abordar el problema. En mi opinión, también es un problema que va de la mano con la vulnerabilidad social”, opinó, refiriéndose a las desigualdades sociales latinoamericanas.

Rangel afirmó que las escuelas y proyectos como el que ella coordina juegan un papel importante en la deconstrucción de los sesgos de género que hacen que las niñas ni siquiera prueben carreras STEM y transmiten la idea errónea de que ellas no tienen lo que demanda el mundo STEM.

“El interés de la joven por estas áreas está ahí, pero la sociedad lo borra. Tenemos que dejarles elegir”, subrayó.

> Enlace al informe completo