08/02/16

México: tributo a bebidas azucaradas no altera su consumo

bebidas azucaradas vitrina
Crédito de la imagen: Zoraida Portillo

De un vistazo

  • Impuesto busca mermar consumo de bebidas azucaradas para evitar problemas cardiovasculares en población
  • Hogares con menos recursos presentan disminución más significativa: 9 por ciento
  • Estudio constata aumento en consumo de bebidas light y agua embotellada, libres del impuesto

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[CIUDAD DE MÉXICO] A dos años de la aplicación del impuesto a las bebidas azucaradas en México, su consumo disminuyó 6 por ciento y aumentó en 4 por ciento el de bebidas libres de impuesto, reseña un estudio.
 
El objetivo del impuesto especial del 10 por ciento (1 peso por litro) es mermar de manera importante el consumo para prevenir problemas cardiovasculares como diabetes, sobrepeso y obesidad, que ocupan los primeros lugares en México, que es, además, uno de los países con mayor ingesta de refrescos.
 
El estudio, publicado en el British Medical Journal (6 de enero), se realizó entre grupos socioeconómicos bajo, medio y alto en 53 ciudades. Con información sobre la compra de estas bebidas entre enero 2012 y diciembre 2014, evaluó los cambios en la población después del gravamen.

El  encarecimiento de productos impacta al principio; no obstante, existen estudios que  demuestran que las personas no dejarán de comprar estos productos a largo plazo”.

Elvira Sandoval, Facultad de Medicina – UNAM

La reducción equivale en promedio a 4.2 litros menos de compras per cápita en 2014, alcanzando en diciembre un 12 por ciento. Los hogares con pocos recursos presentaron una disminución más significativa (9 por ciento), mientras que en diciembre lograron 17%.
 
Asimismo, la adquisición de bebidas libres de impuestos (bebidas light y agua embotellada) aumentó 4 por ciento, siendo el grupo social medio el mayor consumidor, dice a SciDev.Net Arantxa Colchero coautora de la investigación.
 
Si el impuesto fuera más alto (20 por ciento como mínimo) tendría reducciones importantes en la adquisición y mayores beneficios a la salud, señala.
 
“Esta estrategia debe acompañarse de otras medidas como un etiquetado que permita obtener datos nutricionales, intervenciones en las escuelas y concientización de los padres, campañas para mermar la demanda e información sobre las razones por las que el impuesto se implementó”, afirma.
 
Pero Elvira Sandoval, docente de la Facultad de Medicina de la UNAM, recalca que “los resultados del artículo son convenientes para el sector estudiado, pero no la verdad absoluta. Es importante continuar con el análisis para obtener mayor información sobre las implicaciones de salud”.
 
“El  encarecimiento de productos impacta al principio; no obstante, existen estudios que  demuestran que las personas no dejarán de comprar estos productos a largo plazo, es más sencillo evitar otros”, añade.
 
Por ejemplo, a siete años (2009) de elevar el impuesto al tabaco y alcohol, la demanda no ha mermado, incluso el gobierno mexicano elaboró un Programa contra el abuso de bebidas alcohólicas 2011-2012.


“Aunque no existe una evidencia sólida de que las bebidas y alimentos muy dulces favorecen la adicción, hay una tendencia que explica una relación entre la sensación de bienestar y la ingesta de azúcar. El problema no es el alimento, es la cantidad que se consume”, añade Sandoval.
 
Debido a que se analizaron hábitos en corto tiempo, es necesario continuar monitoreando el comportamiento ciudadano para entender las implicaciones de salud, de consumo y de sustitución a largo plazo, concluye el documento.
 
> Enlace al artículo completo en British Medical Journal