28/04/14

Malaria: casi un tercio de fármacos son de mala calidad

Checking for fake malaria tablets
Crédito de la imagen: Gates Foundation

De un vistazo

  • Aproximadamente 30 por ciento de muestras examinadas desde 1946 son falsificadas o deficientes
  • Ello pone en riesgo la salud de los pacientes y la malaria sería de nuevo más resistente a medicamentos
  • Sesenta y tres países endémicos no tienen datos públicos sobre calidad de fármacos de malaria

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En los últimos 70 años, casi un tercio de los medicamentos contra la malaria no han pasado las pruebas de calidad debido a su deficiente envasado o a niveles incorrectos del principio activo; sin embargo la limitada capacidad de monitoreo en los países de bajos ingresos significa que la real escala del problema sigue siendo desconocida, según un estudio.
 
A pesar del perjuicio potencial que los medicamentos de baja calidad causan a los pacientes, más del 60 por ciento de los países con malaria endémica no tiene información sobre la calidad de los medicamentos usados en sus fronteras, revela una revisión que analizó los fármacos, publicada en Malaria Journal este mes (8 de abril).
 
Los costos de construcción de la infraestructura de los laboratorios requeridos y de los entes reguladores para monitorear la calidad de las medicinas hace que el tema sea “apenas mencionado” por la comunidad mundial de la salud, afirma Paul Newton, coautor del estudio e investigador del Centro de Medicina Tropical de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
 
Dice que es vital comprobar la calidad de los medicamentos que se distribuyen actualmente. “Después de invertir ingente cantidad de recursos humanos y financieros para desarrollar nuevos medicamentos y regímenes de tratamientos, es un sistema muy ilógico cuando descuidamos la calidad de la intervención final”, comenta a SciDev.Net.
 
Además de poner en riesgo la salud de los pacientes y aumentar la carga económica de la enfermedad, los medicamentos que no cuentan con un adecuado equilibrio de los principios activos pueden incrementar la resistencia de la malaria a los fármacos, advierte el informe. Ello, porque al exponer a los patógenos a niveles demasiados bajos de un medicamento como para matarlos efectivamente, aumenta el riesgo de que los sobrevivientes se vuelvan resistentes y pasen esta característica a las futuras generaciones.
 
“Es muy probable [que los medicamentos falsificados o de calidad deficiente] hayan conducido a la desastrosa resistencia de la malaria a la artemisina, aumentando la mortalidad y la morbilidad y el riesgo de perder estas medicinas vitales para el control de la malaria”, subraya el informe.
 
El estudio, que realizó una revisión sistemática de más de 9.000 medicamentos contra la malaria desde 1946 principalmente en países de África, Asia y Sudamérica, señala que el 30 por ciento de las muestras no pasaron las pruebas de calidad. Los medicamentos falsificados a veces se pueden identificar por su empaque, precisa el informe, aunque los análisis químicos —que en ocasiones revelaron que el ingrediente activo estaba ausente o solo en niveles muy bajos— también son necesarios, pues el empaquetado oficial para efectos de comparación no siempre está disponible en el mundo en desarrollo.
 
Más del 39 por ciento de los fármacos que no pasaron las pruebas fueron clasificados como copias fraudulentas, 2,3 por ciento como involuntariamente deficientes y más del 58 por ciento como de baja calidad por razones poco claras.
 
No obstante, solo 41 de los 104 países donde la malaria es endémica tienen datos públicamente disponibles sobre la calidad de los medicamentos, revela el estudio; incluso donde la información existe, no es suficiente para comprender cabalmente el problema, añade.

Por ejemplo, aunque se estima que la malaria en Angola, República Democrática del Congo y Gabón representa en conjunto el 40 por ciento de la prevalencia mundial de la enfermedad, el estudio indica que solo existe un análisis de los medicamentos en esos países públicamente disponible.

Se requiere voluntad y previsión política de los gobiernos y donantes del desarrollo para darse cuenta de que invertir en desarrollar la capacidad de los países para vigilar la calidad de los medicamentos a través de organismos gubernamentales —que para ellos no es prioridad debido a su costo— podría ahorrar dinero, precisa Newton.
 
El Sistema de Alerta Rápida de la OMS, que estandariza y hace accesible la información sobre fármacos de calidad deficiente que de otro modo permanecerían escondidos en las bases de datos del gobierno, ayuda, dice Patricia Tabernero, coautora del informe y coordinadora del grupo de calidad antimalárica de la Red Mundial de Resistencia contra la Malaria.
 
Pero con solo tres laboratorios en el sub Sahara africano y cinco en el sudeste de Asia precalificados por la OMS como capaces de analizar con precisión la calidad de los antimaláricos, la capacidad de los países desarrollados de producir datos todavía es demasiado baja, reconoce.
 
Enlace al documento completo en Malaria Journal (en inglés)
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net

References

Malaria Journal doi: 10.1186/1475-2875-13-139 (2014)

 

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