08/11/21

Gran Chaco: Producción de soja atenta contra pequeños productores

Gran-Chaco
El Gran Chaco abarca territorios de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay pero es objeto de permanente deforestación y degradación. Crédito de la imagen: Ilosuna/Wikimedia Commons, bajo licencia Creative Commons 1.0

De un vistazo

  • Con imágenes satelitales y modelo probabilístico se midió la disminución de fincas de agricultores
  • Zonas del Gran Chaco en Paraguay y Argentina experimentaron mayores disminuciones relativas en 30 años
  • Evaluaciones de uso de la tierra deben incluir a personas que dependen de los bosques para subsistir

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En 30 años las haciendas de pequeños productores forestales decrecieron en 18 por ciento en el Gran Chaco Sudamericano, extensa región de 1,1 millones de km2 que abarca territorios de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay y es considerado un punto crítico de deforestación a nivel mundial.

Usando imágenes satelitales y un modelo probabilístico, un equipo de investigadores europeos y argentinos estimó que la expansión agrícola de commodities como la soja causó la disminución de las fincas de pequeños agricultores de 28.125 en 1985 a 23.954 en 2015.

La disminución relativa más fuerte de esas fincas se registró en Paraguay (-13 por ciento) seguida de Argentina (-9 por ciento). En Bolivia, por el contrario, el número de propiedades de pequeños productores se incrementó en 16 por ciento, porque muchos al ver disminuidos sus recursos de subsistencia migraron a zonas más secas de Argentina y a zonas secas y menos accesibles de Bolivia, señala el estudio publicado en PNAS.

“En el Chaco, las personas dependientes de los bosques se apoyan en una serie de recursos proporcionados por el medio que rodea sus fincas”, explicó a SciDev.Net Christian Levers, coautor de la investigación.

“Estos incluyen leña para cocinar y producir carbón, madera para construir casas y vallas, forraje para su ganado que deambula libremente, carne silvestre que es un componente importante de su dieta y muchos productos forestales no madereros que recogen, como por ejemplo plantas utilizadas con fines medicinales o para producir tejidos como el chaguar, miel silvestre o frutas, como la algarroba”, añadió.

Según Levers, integrante del Instituto de Estudios Ambientales de Ámsterdam, Países Bajos, al ver erosionados sus medios de vida, los pequeños propietarios forestales abandonan el medio rural rumbo a las ciudades.

Agrega que el avance de las fronteras de commodities lleva a la reconversión de bosques, sabanas y pastizales naturales en extensas zonas de Sudamérica y, como en el Chaco, muchas comunidades tradicionales utilizan esos ecosistemas, como por ejemplo en el Cerrado, la Caatinga (Brasil) o el Bosque Chiquitano (Bolivia).

En el estudio, los autores enfatizan que a pesar de que producen alrededor de un tercio de todos los cultivos del mundo, gestionan una cuarta parte de la superficie agrícola mundial, y son clave para la seguridad alimentaria de los países de bajos ingresos, los pequeños agricultores suelen experimentar marginación ecológica, que rara vez es cuantificada.

“El estudio representa un avance en una visión regional, a gran escala, sobre el impacto de la ampliación de la frontera agrícola sobre la cubierta vegetal y, como consecuencia derivada, sobre el bienestar y redistribución espacial de las unidades forestales pequeñas”.

Ángel Bustamante González, Programa de Maestría y Doctorado en Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional del Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México

Esa marginación debería ser considerada al evaluar la sostenibilidad en el uso de la tierra de los emprendimientos productivos, incluyendo en esas evaluaciones a las personas que dependen de los bosques para su subsistencia diaria, afirman.

La metodología presentada en la investigación de PNAS es, a decir de los autores, “transferible y escalable, pone a los pequeños propietarios forestales en el mapa y puede ayudar a descubrir los conflictos de uso de la tierra en juego en muchas fronteras de deforestación en todo el mundo”.

Para Ángel Bustamante González, coordinador del Programa de Maestría y Doctorado en Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional del Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, en México, “el estudio representa un avance en una visión regional, a gran escala, sobre el impacto de la ampliación de la frontera agrícola sobre la cubierta vegetal y, como consecuencia derivada, sobre el bienestar y redistribución espacial de las unidades forestales pequeñas”.

El especialista señala que en México se presentan también casos localizados, como los vinculados con la demanda de industrias como la tequilera, que fomenta el cambio de uso de tierras de selva seca para el cultivo del maguey.

Según el estudio de PNAS, solo en el norte de Argentina se registraron 220 conflictos por el uso de la tierra entre 1980 y 2011, alrededor del 80 por ciento ocurridos después de 2000 y con alcance superior a los 2,7 millones de hectáreas de bosques del Chaco, y a casi 130.000 personas.

“Gran parte de la tierra en la Argentina es de propiedad privada, e históricamente se ha aceptado en ella a muchos pequeños agricultores, a pesar de no contar con títulos de propiedad. Para evitar futuros conflictos podrían identificarse zonas que puedan ser consolidadas como áreas de usos múltiples, como, por ejemplo, las reservas de biósfera”, dice Levers.

Bustamante González sostiene que “el estudio es trascendente y valioso para poner a discusión en el ámbito no solo académico, sino de la formulación y ejecución de las políticas públicas, el tema de la sustentabilidad de los grandes proyectos agropecuarios que van en detrimento de la conservación de los ecosistemas y las implicaciones sociales, no solo a gran escala sino a nivel de unidad de producción”.

En tal sentido, considera que debe profundizarse en estudios locales “para obtener información de los propios afectados y conocer su opinión o percepción sobre el beneficio o perjuicio que estos proyectos tienen sobre su bienestar”.

> Enlace al resumen del estudio en PNAS