21/01/12

Explican origen de la malaria en América del Sur

El estudio analizó las múltiples rutas de esclavos desde África a América del Sur entre los siglos XVI y XIX Crédito de la imagen: PNAS

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[BOGOTÁ] El Plasmodium falciparum, parásito que transmite la malaria, no existía en Suramérica antes de la llegada de Colón. Éste llegó al iniciarse el tráfico de esclavos desde África, en los siglos XVI y XVII.

A esta conclusión llegó un grupo interdisciplinario de investigadores, cuyo estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (10 de enero).

Si bien la distancia geográfica hace que existan grandes diferencias genéticas entre el parásito de América del Sur y el de Asia, el estudio también encontró que la población suramericana de P. falciparum se subdivide claramente en dos grupos genéticos principales completamente independientes. Uno de ellos es exclusivo de Colombia y el otro está presente en Guyana Francesa, Brasil y Bolivia.

Basados en análisis filogenéticos y técnicas computacionales, los científicos atribuyen las presencia de ambos grupos a múltiples introducciones independientes del parásito en Suramérica.

Si bien confirman el origen africano del parásito suramericano, cuando españoles y portugueses empezaron a construir sus imperios trajeron esclavos de diferentes regiones africanas y los desembarcaron en puertos distintos.

“Existían múltiples evidencias de que este parásito había sido introducido de manera reciente a América del Sur por efecto de la colonización”, comentó a SciDev.Net Carlos F. Suárez, biólogo evolutivo del grupo funcional de biomatemáticas en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia.

“Este estudio presenta datos nuevos y reinterpreta otros para brindar un marco más completo y persuasivo”, agregó.

El estudio provee una explicación detallada de la estructura genética del parásito en este continente, así como de la historia de la colonización.

“El tiempo y lugar de origen impactan la diferenciación genética de los parásitos, que a su vez es una consideración significativa con respecto al control”, dijo a SciDev.Net el biólogo evolucionista Francisco Ayala, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de California en Irving y coautor del estudio.

Suárez agregó que “este estudio y otros han demostrado la enorme plasticidad y capacidad de adaptación del parásito, lo cual es importante de considerar cuando se estudian acciones para su control, ya sean de tipo farmacológico o en el diseño de vacunas”.

Los resultados de la investigación subrayan además la importancia de las migraciones humanas en la distribución actual del P. falciparum en las regiones tropicales.

“Los parásitos siguen a sus hospederos”, explicó Suárez. “Una parte del rompecabezas que no se muestra es el papel del otro componente de la enfermedad, el mosquito”, continuó.

Sin el vector adecuado, el parásito no tiene posibilidades de diseminación. “En el caso de la malaria en América, los parásitos se adaptaron a nuevos vectores y la forma como se realiza tal adaptación también requiere de mayor estudio”, dijo Suárez.

Enlace al estudio completo en Proceedings of the National Academy of Sciences

References

PNAS January 10, 2012 vol. 109 no. 2 511-516