03/12/21

Enfermedades tropicales, amenaza silenciosa para trasplante de órganos

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Algunas de las enfermedades tropicales más prevalentes, como dengue, Chagas o malaria, pueden provocar infecciones que pongan en riesgo el éxito de los trasplantes de órganos. Crédito de la imagen: Pedro Ángel Castillo/Flickr, bajo licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.0)

De un vistazo

  • Faltan herramientas para identificar potenciales infecciones en órganos donados
  • Aunque ocurren poco, las infecciones pueden amenazar la vida de los destinatarios
  • Especialistas recomiendan hacer evaluaciones escrupulosas de los donantes

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Los países de América Latina y el Caribe enfrentan dificultades en el trasplante de órganos debido a que algunas de las enfermedades tropicales más prevalentes, como dengue, Chagas o malaria, pueden provocar infecciones en donadores y destinatarios que pongan en riesgo el éxito de la operación.

Así lo aseguraron especialistas latinoamericanos en el Congreso Mundial de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene (ASTMH), que se llevó a cabo de forma virtual del 17 al 21 de noviembre.

Las infecciones más comunes que ocurren en el trasplante de órganos suceden debido a bacterias (como la que causa tuberculosis); hongos (que provocan, por ejemplo, histoplasmosis); virus (dengue, zika o chikungunya); o protozoarios (como Trypanosoma cruzi, que causa la enfermedad de Chagas).

“No es un secreto que las enfermedades tropicales son enfermedades desatendidas. Y no son atendidas porque solo ocurren en esta parte del mundo”.

José Eduardo Levi, Instituto de Medicina Tropical, Universidad de São Paulo

Sin que haya cifras oficiales, los especialistas advirtieron que las muertes por infecciones post-trasplante son poco frecuentes. Sin embargo, señalaron que si son subestimadas se pueden convertir en un problema grave en el futuro.

“No es un secreto que las enfermedades tropicales son enfermedades desatendidas. Y no son atendidas porque solo ocurren en esta parte del mundo”, dijo a SciDev.Net, el virólogo brasileño e investigador del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo, José Eduardo Levi, quien fue ponente en el encuentro.

Uno de los principales problemas, de acuerdo con Levi, es que “no hay una buena capacidad de análisis ni kits ni herramientas para examinar a los donantes y saber si tienen dengue, malaria u otras enfermedades tropicales”.

“Vamos a ponerlo así: los manuales de detección no toman en cuenta la realidad latinoamericana”, dijo. Esto dificulta la posibilidad de prevenir infecciones que podrían dañar el órgano trasplantado y, en consecuencia, la vida del destinatario.

El Observatorio Global de Donación y Trasplante (GODT, por sus siglas en inglés) estima que en 2019 se realizaron 166.579 trasplantes de órganos en el mundo, y de ellos 61.963 ocurrieron en las Américas, siendo los más comunes de riñón e hígado. Además, advierte que la región lleva a cabo más trasplantes que otras: 53,3 trasplantes por millón de personas, seguida de Europa, con 46,9 trasplantes por millón de personas.

El aumento en el número de trasplantes en la región debido, en buena medida, al incremento de padecimientos crónicos como la enfermedad renal crónica o la hepatitis C, va acompañado de patrones sociodemográficos que hacen que más personas estén en riesgo de adquirir alguna enfermedad endémica.

De acuerdo con un artículo publicado en 2018, elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Enfermedades Endémicas y Medicina del Viajero en el Trasplante de Órganos Sólidos, de la Organización Panamericana de la Salud, esos patrones son la migración, el turismo de trasplantes, o los flujos laborales desde y hacia países tropicales.

“Entre el 16 por ciento y el 48 por ciento de los recipientes de trasplante de órganos sólidos han viajado a regiones tropicales y otras zonas con mayor riesgo de adquirir enfermedades infecciosas”, dicen los autores.

Y coinciden con Levi en que “las enfermedades infecciosas endémicas comunes de estas regiones se subestiman con frecuencia y siguen siendo las infecciones menos estudiadas, con pocos ensayos prospectivos y ningún estudio aleatorizado en el entorno del trasplante”.

El Chagas parece ser una excepción debido a que se volvió un asunto de interés para los Estados Unidos desde 2001. En ese país, no solo es obligatorio monitorear los órganos para trasplante en busca de T. cruzi, el parásito que provoca la enfermedad, sino que algunos especialistas recomiendan analizar específicamente a donadores de México, Centroamérica y Sudamérica.

“Para el Chagas hay herramientas de detección para el trasplante de órganos y trasfusión de sangre, pero sólo porque la inmigración de latinoamericanos obligó a Estados Unidos a desarrollarlas. El mercado llevó a las grandes empresas a invertir en ello. Pero eso no pasa con el dengue o el chikungunya, simplemente porque el mosquito no está en las zonas templadas del mundo”, explicó Levi.

Para enfrentar la falta de herramientas específicas que ayuden a prevenir infecciones, Wendy Moncada, del Instituto Nacional Cardiopulmonar, de Honduras, recomendó una escrupulosa evaluación clínica pre-trasplante del donador que incluya información sobre sus viajes a zonas de alto riesgo, exposición a animales, tipo de empleo y pasatiempos, infecciones activas y previas, historial de vacunación y medicamentos.