26/10/15

Desarrollo de El Niño aumenta mordeduras de serpientes

Snakeites to rise
Crédito de la imagen: Flickr/Brian Gratwicke

De un vistazo

  • El Niño provoca condiciones más calientes y húmedas en Centroamérica
  • Esto potencia la productividad de las plantas, y aumenta cantidad de roedores y serpientes
  • Las comunidades pobres y rurales enfrentan mayores riesgo de una mordedura

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

[SAN JOSÉ, COSTA RICA] Los países centroamericanos probablemente verán multiplicarse sus casos de mordeduras de serpientes durante los próximos seis meses mientras se mantienen las condiciones húmedas y calientes provocadas por El Niño, lo que genera llamadas a mejorar su atención.
 
Un estudio realizado en Costa Rica demostró que las mordeduras de serpientes se duplicaron y hasta triplicaron durante ciertos períodos climáticos particularmente fríos o cálidos del fenómeno atmosférico El Niño Oscilación Sur (ENOS). Dentro de ciclo, el calentamiento periódico del Océano Pacífico Oriental se conoce como El Niño y la fase fría La Niña.
 
La investigación también encontró que las comunidades rurales se afectan de una manera desproporcionada por el aumento de mordeduras de serpientes, pues viven y trabajan en zonas con más serpientes y con menor cobertura sanitaria.
 

“Las variables de clima guardan relación con la población de las serpientes y con sus patrones de comportamiento, lo cual, a su vez, determina diferentes patrones de contacto entre las serpientes y los seres humanos”.

José María Gutiérrez, autor

Los científicos que participaron en el estudio dicen que, considerando que se ha iniciado una fuerte fase de El Niño y es muy probable que dure hasta comienzos de 2016, las autoridades deben empezar a prepararse. En Centroamérica, el impacto de ENOS hace las estaciones secas y lluviosas más extremas.
 
“Este es un tema de gran complejidad que requiere de mucha más investigación”, dice José María Gutiérrez, uno de los investigadores. “Pero el hecho de que se haya observado la correlación invita a considerar las variables climáticas a la hora de elaborar políticas de prevención y manejo de los [envenenamientos] ofídicos”.
 
El estudio fue publicado en setiembre en la revista Science Advances por científicos de Costa Rica, Japón y Taiwán, quienes analizaron los registros de mordeduras entre 2005 y 2013, cuyo registro público es obligatorio por parte de los centros de salud de esta nación.
 
Tras comparar 6.500 casos de mordeduras con datos climáticos durante esos años, los investigadores descubrieron una correlación entre la frecuencia de las mordeduras y las fases de El Niño y La Niña.
 
En respuesta al estudio, el subdirector de la Unidad de Vigilancia de la Salud de Costa Rica, Roberto Castro, dice que los esfuerzos del país para aumentar y mejorar sus datos le permite a los funcionarios de salud locales anticipar problemas futuros.
 
“Es alentador tener estudios realizados con datos públicos y que permiten a los expertos entender mejor este tipo de impactos de salud en nuestra población, aún uno tan específico como mordeduras de serpientes”, dice Castro.
 
Los investigadores aseguran que las condiciones más calientes y húmedas provocadas por El Niño potencian la productividad de las plantas. Esto provee alimentación para los roedores lo que genera mayores poblaciones de serpientes, justo un paso arriba en la cadena alimenticia.
 
Dado que las serpientes solo son activas en condiciones calientes, las fases cálidas les permiten rutas de alimentación más extensas donde es más probable su encuentro con humanos.
 
Algo similar puede estar ocurriendo en las fases frías de La Niña: al caer las poblaciones de roedores, las serpientes deben recorrer mayores distancias para hallar alimentación, con frecuencia llegando cerca de asentamientos humanos como agricultores rurales en viviendas inadecuadas.
 


“Las variables de clima guardan relación con la población de las serpientes y con sus patrones de comportamiento, lo cual, a su vez, determina diferentes patrones de contacto entre las serpientes y los seres humanos”, explica el investigador Gutiérrez.
 
Cada año, las serpientes venenosas muerden a cerca de 2.5 millones de personas, de las cuales 300.0000 tienen problemas permanentes de salud, incluyendo amputaciones y 100.000 mueren, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net

References

Luis Fernando Chaves and others Snakebites are associated with poverty, weather fluctuations, and El Niño (Science Advances, 11 September 2015)