Por: Luisa Massarani
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Un sistema que descontamina los desechos de alto poder de polución resultantes de la desalinización para obtener agua potable es uno de los finalistas del premio de la Agencia Nacional de Aguas, categoría investigación e innovación, que busca reconocer iniciativas que contribuyan a la gestión y uso sostenible de los recursos hídricos en Brasil.
Como parte del "Programa Agua Buena", el gobierno brasileño instaló estaciones de tratamiento de agua en áreas rurales con problemas de escasez, para obtener agua potable desalinizando aguas salinas y salobres de pozos artesianos, es decir, pozos que comunican con un acuífero.
“Sin embargo, durante el proceso de desalinización, el 60% del agua se vuelve potable y el otro 40% son residuos salinos, que cuando no se descartan de la forma correcta, poseen un elevado potencial de contaminación de ríos y suelos”, explica a SciDev.Net uno de los autores del método, Nildo da Silva Dias, profesor de la Universidad Federal Rural del Semiárido.
En casos extremos, el agua de desecho puede contaminar también la fauna y la flora de la región, resultando en la desertificación del área debido a la salinización de los suelos.
“Con esto, se garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de las familias y el aumento de los ingresos con la venta de los excedentes, concluyendo así el sistema de producción ambientalmente sustentable”.
Nildo da Silva Dias, Universidad Federal Rural del Semiárido
Con un costo inicial para una comunidad estimado en R$ 18.000,00 (aproximadamente US$ 5.700,00) –que puede variar en función de las condiciones del suelo, debido a que implica excavación de tierras–, el proyecto está en uso en la Comunidad de Santa Elza y en el Proyecto de Asentamiento Serra Mossoró, en el estado del Río Grande del Norte, donde aproximadamente 10 familias se benefician directamente.
El sistema consta de un conjunto de acciones.
Inicialmente, el agua salobre del pozo es bombeada a la estación de tratamiento, donde el sistema de desalinización produce agua potable para las familias y también agua residual (rechazo, salmuera o concentrado).
A continuación, el efluente del desalinizador es bombeado a tanques de piscicultura para la cría de tilapia, especie de agua salada.
Posteriormente, el efluente de los tanques, enriquecido con materia orgánica, se utiliza para irrigar una huerta comunitaria orgánica de plántulas para reforestar la vegetación y especies forrajeras asociadas con sorgo (Sorghum bicolor L.), mijo perla (Pennisetum americanum L.) y Atriplex nummularia, especie arbustiva forrajera muy aceptada por el ganado.
Finalmente, el forraje, con un contenido de proteína entre 14 y 18%, se utiliza para el engorde de caprinos y ovinos, que se suman a la producción de tilapias y hortalizas.
“Con esto, se garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de las familias y el aumento de los ingresos con la venta de los excedentes, concluyendo así el sistema de producción ambientalmente sustentable”, dice Dias.
Para Francisco Silva Pinto, de la Universidad de Lisboa, el método desarrollado por Días y colaboradores tiene un impacto social positivo muy fuerte.
“En vez de invertir sólo en el tratamiento del desecho, se opta por una opción más eficiente con el objetivo de crear valor hacia una economía más verde, en sintonía con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y de esta forma, más sostenible”, dice a SciDev.Net.
Y añade: “De una forma más completa, este proyecto considera y tiene impactos a nivel de la mejora del bienestar de la población, igualdad social, reducción de los riesgos ambientales y escasez ecológica”.
El premio será anunciado el 6 de diciembre y consistirá en el Trofeo Premio ANA y un viaje al 8º Foro Mundial del Agua, que por primera vez se realizará en el hemisferio Sur, en Brasilia, el próximo año.
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