12/10/15

Con ADN desenmascaran fraudes de pesquerías en Brasil

delfines amazonas Schafer
Delfín rosado, también conocido como delfín del Amazonas Crédito de la imagen: Kevin Schafer

De un vistazo

  • Douradinha resultó ser piracatinga que población no consume debido a sus hábitos carroñeros
  • Análisis reveló también que carne de delfines se usa como carnada en la pesca de piracatinga
  • Cantidad de mercurio en piracatinga supera el límite permisible por la OMS

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Un grupo de científicos demostró que los consumidores brasileños han sido engañados durante al menos siete años con la venta de un pescado conocido como douradinha. Sus resultados también evidencian cómo la captura de este pez amenaza las poblaciones de delfines rosados del río Amazonas.
 
La douradinha apareció en Brasil en 2008, y pronto fue objeto de sospechas porque “no correspondía a ningún pez de la Amazonia brasileña”, dice Haydée Cunha, genetista de la Universidad Federal de Río de Janeiro y autora principal del estudio.
 
Ella y sus colegas supusieron que las pesquerías habían inventado un nombre ficticio para disfrazar la venta de piracatinga, un pez gato llamado comúnmente ‘buitre de agua’ que la población considera repugnante debido a sus hábitos carroñeros.

Solo si la gente deja de comprar, los dueños de las comercializadoras dejarán de venderla”.

Haydée Cunha, Universidad Federal de Río de Janeiro

Identificar a esta especie a simple vista no era posible, pues la douradinha se vende en paquetes de filetes congelados. La única forma de saber qué estaba comprando la gente era haciendo análisis genéticos. “El ADN podía contarnos la historia”, dice Cunha, “y mostrarnos de manera inequívoca que la douradinha era en realidad piracatinga”.
 
Recolectaron 62 filetes etiquetados como douradinha en supermercados y mercados populares de Manaos y Manacapuru, dos de las ciudades más grandes del estado de Amazonas, y les extrajeron el ADN. Luego lo compararon con el de muestras de piracatinga provenientes de la Central de Abastecimiento de Manaus y la Reserva Mamirauá, en la Amazonia central.
 
Sus datos, publicados en la edición especial de septiembre de la revista Journal of Heredity, demostraron que 60 por ciento de los filetes eran piracatinga.
 
Además, tras analizar los contenidos estomacales de dos especímenes obtenidos en Mamirauá, los genetistas encontraron que pertenecían al delfín rosado del río Amazonas.
 
La matanza deliberada de delfines para usar su carne como carnada en la pesca de piracatinga es una práctica que se ha propagado a otros países. Sólo en Brasil, 1650 delfines son asesinados cada año como consecuencia de esta pesquería pero nunca nadie lo había probado con evidencia genética, dice Susana Caballero Gaitán, ecóloga molecular de la Universidad de los Andes, Colombia, quien no participó en la investigación.


En 2014, ella descubrió que la cantidad de mercurio en la piracatinga supera el límite permisible por la Organización Mundial de la Salud.
 
Estas pruebas presionaron a los ministros de medio ambiente y de pesca y acuicultura de Brasil para que decretaran una moratoria de cinco años sobre la comercialización fraudulenta de piracatinga, que entró en vigor a principios de este año.
 
Pero a pesar de las medidas oficiales, Cunha teme que las empresas pesqueras encuentren otras estrategias para seguir distribuyendo esta especie. “Sólo si la gente deja de comprar, los dueños de las comercializadoras dejarán de venderla”, dice. Caballero Gaitán opina igual: “un cambio en el mercado puede impedir que nos sigan dando gato por liebre”.

> Enlace al artículo completo en Journal of Heredity