05/12/12

Políticas adecuadas acortan brecha de género en ciencia

Aunque crece el número de mujeres que estudian ciencias, su participación no aumenta en los puestos de trabajo Crédito de la imagen: Flickr/ IRRI Images

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Evaluación de seis países muestra cómo apoyar inclusión de mujeres a la ciencia, según Sophia Huyer y Nancy Hafkin, especialistas en género.

Alrededor del mundo, muchas mujeres abandonan sus trabajos en la ‘sociedad del conocimiento’ —y otras nunca llegan— a pesar de haber estudiado ciencia y tecnología. Las bajas tasas de matrícula de mujeres en todos los campos menos en ciencias de la vida, y las altas de deserción después de la universidad (casi un tercio de mujeres en la ciencia), traen como resultado no solo la pérdida de sus contribuciones potenciales, sino también de la inversión en su educación.

Una evaluación piloto realizada recientemente en torno al estado de la mujer en la sociedad del conocimiento tanto en los sectores de ciencia, tecnología e innovación (CTI) como en las tecnologías de información y comunicaciones (TIC)— analizó el potencial y las contribuciones reales de las mujeres en seis países y una región: Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos, India, Indonesia, Sudáfrica y la Unión Europea.

La evaluación fue conducida por Mujeres en la Ciencia y la Tecnología Global (WISAT por sus siglas en inglés) y la Organización de Mujeres Científicas del Mundo en Desarrollo (OWSD) entre noviembre de 2011 y mayo de 2012, con apoyo de la Fundación Elsevier. [1]

Nuestra conclusión general es que ninguno de los países estudiados ha incluido a la mujer equitativamente en la economía del conocimiento, y en muchos casos su inclusión es insignificante. Sin embargo la evaluación también pone de manifiesto las políticas que pueden ayudar a situar a los países en el camino correcto de inclusión de las mujeres.

Extensión de la brecha

La evaluación identifica las barreras de género en diversas áreas: salud, estrato social, economía y acceso a los recursos. Estas impiden que las niñas y las mujeres tengan acceso a la tecnología, la información y los aprendizajes, y a que participen en términos equitativos en la investigación científica y el empleo, en la toma de decisiones y en el sector privado.

También muestra que pocos países están recolectando datos consistentes de género en alguna de estas áreas, dejando sin evidencias la elaboración de políticas de CTI y de la sociedad del conocimiento.  

De los datos ya existentes, la división de género es clara. Las mujeres están representadas paritariamente con los hombres solamente en la educación de ciencias de la vida y la salud. En la mayoría de países están seriamente subrepresentadas en ingeniería, física y ciencias informáticas: las mujeres constituyen menos del 30 por ciento de los graduados en estas materias.

El número total de mujeres trabajando en estos campos es bajo y va disminuyendo en todos los ámbitos. E incluso en aquellos países donde el número de mujeres que estudian carreras de ciencia y tecnología se ha incrementado, este crecimiento no se ha traducido en un aumento de mujeres en el mercado laboral.

Política y financiamiento

Entonces ¿qué se debe hacer para avanzar en la dirección correcta? Se requiere una combinación de acciones en educación, estrato económico y social, y en salud.

Los factores de empoderamiento incluyen un estatus económico más alto, un papel más importante en el gobierno y en las políticas y acceso a los recursos. Pero igualmente importante es el cuidado de los niños, de la salud, la equidad salarial y la perspectiva de género en las políticas nacionales.

Un ambiente político ‘propicio’ es un primer paso primordial. Se requiere un enfoque transversal de gobierno para integrar y monitorear los problemas de género y sus efectos sobre las mujeres en todas las áreas, desde la salud y educación hasta la infraestructura, energía y la banca. Por ejemplo, la política nacional ¿toma en cuenta las necesidades de transporte, seguro, asequible y eficiente para las necesidades personales y de subsistencia de las mujeres?

Pero las buenas políticas también necesitan financiamiento. India tiene un excelente ambiente político para las mujeres, pero el insuficiente financiamiento e implementación le ha significado obtener la más baja calificación entre los países que encuestamos.

Países que lo están haciendo bien

Por otro lado, Brasil alcanza objetivos que parecían impensables con medidas de desarrollo estándar. Califica alto en general y primero en la representación de mujeres en la ciencia y tecnología, como resultado de programas que apoyan a la mujer en la fuerza laboral, financiamiento estable para educación e investigación y apoyo a la iniciativa empresarial femenina.

Sudáfrica también está bien clasificada, con un gran número de mujeres en la ciencia nacional. Tiene el porcentaje más alto de mujeres pertenecientes a una academia nacional de ciencias, lo que demuestra un ambiente político favorable y evidencia que las mujeres pueden hacer su trabajo.

La alta clasificación es resultado de la promoción de la participación femenina en la política de Sudáfrica (45 por ciento de los funcionarios electos y designados son mujeres) y en la toma de decisiones y gestión así como de la libertad de las mujeres para elegir el momento de concebir a sus hijos y la cantidad que desean. El país tiene un sistema nacional de cuotas que promueve la diversidad de participación y el liderazgo por raza y género.

Oportunidades de crecimiento

Nuestro estudio muestra que el apoyo a la educación y a la salud de las mujeres es solamente el primer paso de lo que requiere ser un enfoque multi dimensional para la generación de políticas, que incluya el apoyo a las mujeres para que puedan cumplir con sus aspiraciones educativas y profesionales, les brinde educación flexible y oportunidades de capacitación, refuerce su capacidad para elegir y la toma de decisiones sobre sus vidas.

Y esto se debe complementar con un apoyo social y de salud como cuidado de los niños, trabajo flexible y acceso a servicios de salud. Nuestro estudio encontró que donde el estatus social y/o de salud de las mujeres es bajo, los países se quedan atrás desde el comienzo, incluso si existe un ambiente político propicio. La India es un ejemplo de ello. Del mismo modo, el éxito de Sudáfrica está restringido a una minoría de su población femenina debido al bajo estatus económico y sanitario.

Si las tasas de remuneración de las mujeres se elevaran al mismo nivel que las de los hombres, el PIB aumentaría en un cinco por ciento en los Estados Unidos y a un significativo 34 por ciento en Egipto. [2] Los países que no logran capitalizar a las mujeres tampoco logran expandir su sociedad del conocimiento ni sus capacidades innovadoras, inhibiendo su desarrollo y potencial de crecimiento.

Sophia Huyer es directora ejecutiva fundadora de Mujeres en la Ciencia y Tecnología Global (WISAT por sus siglas en inglés) y asesora de la Organización de Mujeres Científicas del Mundo en Desarrollo (OWSD). Nancy Hafkin es asociada principal de WISAT y postulante 2012 al Salón de la Fama de la Sociedad Internet. A Sofía se le puede escribir a: [email protected] y a Nancy a: [email protected].

 

References

[1] Selected reports are available at www.wigsat.org/node/49

[2] Aguirre, D. et al. Empowering the Third Billion: Women and the World of Work in 2012. Booz & Company 2012