18/06/09

Cómo informar sobre política científica

Los periodistas deben entender cómo se toman las decisiones políticas Crédito de la imagen: Flickr/World Bank/Gennadiy Ratushenko

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Los anuncios sobre cambios en la política científica no siempre cuentan toda la historia. Linda Nordling enseña a ocuparse del trasfondo.

A menudo, los periodistas científicos se enfrentan a noticias en las que los políticos son sus protagonistas. Podría ser una nueva ley para regular el crecimiento de cultivos modificados genéticamente, por ejemplo, o un recorte presupuestario para los universitarios que estudian ciencias.

Esas noticias son importantes, con mayor razón en los países en desarrollo donde los gobiernos se enfrentan a decisiones difíciles relacionadas con la ciencia, o están interesados en invertir en ciencia para convertirse en "economías del conocimiento".

A medida que los presupuestos aumentan, también lo hacen las expectativas, no sólo entre los científicos, quienes son los primeros beneficiarios de tales inversiones, sino también entre el público, que quiere ver los resultados de sus desarrollos a largo plazo. Por lo tanto, las políticas científicas merecen el mismo escrutinio al que se somete la salud o la educación, por ejemplo, para asegurar que el dinero esté siendo gastado de manera eficaz.

Escribir reportajes sobre política no es fácil, especialmente si se trata –como debería ser– de ir más allá de tan sólo repetir lo que el gobierno o los asesores de prensa dicen para dorar la píldora, y explorar lo que sus políticas significarán en la práctica.

Esta guía le explicará cómo sacar el máximo provecho de una historia sobre política: qué preguntas formular, a quién escuchar y de qué manera dar sentido a lo que le dicen.

El primer paso

Algunos periodistas creen que pueden informar sobre política sin entender los procesos implicados en ella. Están equivocados. Es necesario tratar de entender cuando menos lo suficiente para decir honestamente que sabe lo que está sucediendo.

Si un gobierno dice que quiere ‘consolidar el sistema nacional de innovación’, ¿qué es exactamente lo que se propone hacer? Básicamente, ¿es una historia que vale la pena? Tomar esta decisión no requiere un grado en ciencia política.

El error más común es informar lo que el ministro o las organizaciones dicen sin cuestionarlo. Por ejemplo, si se encuentra escribiendo un reportaje que dice ‘la inversión en la ciencia es crucial para el desarrollo, dijo el ministro’, tal vez sea tiempo de mirar lo que hasta ahora se ha realizado efectivamente.

Usted debería también evitar la tendencia de informar algo –incluso las meras propuestas de acción política– como una realidad. Por el solo hecho de que un gobierno haya presentado un proyecto al parlamento para introducir comercialmente cultivos genéticamente modificados en el país, no significa que la propuesta será convertida en ley sin cambios. La legislación pasa por múltiples etapas antes de ser aprobada y los periodistas necesitan entender exactamente en qué etapa del proceso se encuentra cada política.

Con la cédula de sufragio preparada: el público quiere saber si el dinero está bien gastado

Flickr/World Bank/Gennadiy Ratushenko

Vale la pena preguntarles a los políticos cuál será el siguiente paso. Si un gobierno dice que establecerá un fondo de donaciones por valor de US$3 mil millones para la ciencia, pero un político dice que el siguiente paso será comenzar a buscar el dinero, entonces asegúrese de que la falta de un financiamiento concreto sea una característica importante de su reportaje.

A veces es difícil medir el impacto que una política tendrá sobre la ciencia, y cuánto tiempo tomará hasta que tenga efecto sobre amplios sectores de la sociedad. Tenga cuidado de escribir acerca de una política como si fuera a tener un efecto inmediato, a menos que usted esté seguro de que así será.

Un buen reportaje sobre política no es aquel que solamente explica al lector lo que el gobierno quiere hacer, sino también por qué y quiénes pueden ganar o perder. Esto por lo general toma un poco de trabajo, especialmente si el gobierno tiene algo que esconder.

Conociendo a los políticos

Además de lidiar con un lenguaje poco familiar y con la complejidad misma del proceso de toma de decisiones políticas, el periodista debe estar en estrecho contacto con los encargados de formular las políticas.

Los políticos –es decir los miembros del parlamento (MP) y los ministros del gobierno– son los principales encargados de generar políticas, pero esta definición también puede incluir a los funcionarios de los ministerios, quienes pueden ser una fuente extremadamente útil de información para los periodistas, tal como lo explicaremos más adelante.

En algunos casos, los encargados de formular políticas son similares a los científicos. Ambos grupos están organizados en sistemas jerárquicos y los funcionarios gubernamentales de bajo rango, al igual que sus contrapartes científicos, pueden ser reacios a hacer comentarios para un reportaje sin la bendición de sus superiores.

Los políticos de alto rango pueden ser difíciles de ubicar

Flickr/v3rbo(dot)com

Pero hay notables diferencias. Más que representarse a sí mismos, como suele ocurrir con los científicos, los políticos elegidos por lo general representan a un gobierno (en el caso de un ministro) o a una circunscripción política (en el caso de un MP). Lo que ellos le digan, por lo tanto, estará determinado por algo más que sus opiniones personales; un elaborado conjunto de influencias y alianzas estratégicas puede estar detrás de una simple declaración.

Por muy irritante que pueda ser, la descalificación de una política añadirá color a su historia y deberá ser usada cuando sea pertinente. Sin embargo, conocer cuándo alguien está tratando de manipularlo es uno de los más grandes desafíos del periodismo político.  

Dorando la píldora

En círculos políticos, ‘dorar la píldora’ se refiere al sesgo que se añade a los comunicados o anuncios de prensa (incluso aquellos que critican la política gubernamental, como las declaraciones de los grupos de presión o los ataques de la oposición política) para persuadir a la gente a interpretar una situación de una manera particular.

Reportear historias de política sin preguntarse si se está ‘dorando la píldora’ no es solamente una mala forma de hacer periodismo; también puede significar perder la oportunidad de hacer una historia más atractiva, que es de lo que se trata al ‘dorar la píldora’. Investigue siempre y lea los informes en su totalidad, no solamente los comunicados de prensa que podrían estar tratando de venderle un ángulo particular de la historia.

Cuando la política toca controversias bien conocidas, como la investigación en células madre o los cultivos genéticamente modificados, se puede lograr dorar la píldora con facilidad. Si el gobierno dice que invertirá en biocombustibles, por ejemplo, por lo general tratará de ‘vender’ la idea de que es algo bueno, minimizando las preocupaciones acerca de los efectos sobre el medio ambiente.

Pero dorar la píldora no siempre es fácil. En las historias donde los presupuestos son importantes puede ser particularmente difícil. Si un gobierno anuncia orgullosamente que destinará US$20 millones para impulsar la ciencia, indudablemente suena como una buena noticia. Pero que realmente lo sea depende de muchos factores, como el tamaño del presupuesto para la ciencia del año anterior, o cómo se gastará ese dinero.

En Angola, por ejemplo, un incremento de US$20 millones probablemente mejorará el presupuesto nacional destinado a la ciencia en un porcentaje de dos dígitos. Pero en la China, con un presupuesto para la ciencia que asciende a miles de millones de dólares, esa misma cantidad probablemente sea menor a la tasa anual de inflación, de modo que en términos reales significará un recorte. Esta es la razón por la cual el periodista siempre deberá sacar sus propias cuentas.

La forma en la que se invierta el dinero es crucial. Un gobierno puede usar mucha lírica al hablar sobre sus planes de financiar más estudiantes de doctorado en las universidades del país, pero una rápida charla con un académico podría demostrar que el plan es imperfecto, tal vez no existan suficientes investigadores de alto nivel para supervisar a los nuevos estudiantes, por ejemplo.

Técnicas simples pueden revelar la verdad: lea los informes en su totalidad, haga un poco de aritmética o una llamada telefónica. Suena fácil, pero es sorprendente con qué frecuencia los periodistas hacen sus historias políticas sin comprobar lo básico.  

Captar lo esencial

El sentido común ayuda, pero sólo hasta cierto punto. Conocer lo que está sucediendo entre bambalinas, o conseguir una historia antes de que se anuncie oficialmente, también requiere diligencia y un arduo trabajo.

Trate de entender por qué se está presentando o cambiando una política. ¿Es para cumplir con las normas internacionales? ¿Es porque el gobierno está bajo presión de un grupo determinado? ¿Puede estar vinculado a un cambio de gobierno o de ministro?

Llegar al fondo de una historia política también depende, como en todas las áreas del periodismo, de su red de contactos.

A quién entrevistar depende de lo que trate la historia y de lo que usted esté buscando. Si desea información difícil –normalmente un buen punto de partida– vaya al ministerio pertinente.

Lo obvio que se debe hacer es hablar con el ministro. Pero los ministros con frecuencia están demasiado ocupados para hablar y no siempre están al tanto de los detalles más sutiles. También pueden ser muy inestables y dar una respuesta directa a una pregunta delicada, lo que sería igual a tratar de extraer agua de una piedra.

De otro lado, los oficiales de prensa pueden ser al mismo tiempo una bendición y una maldición. Pueden ayudar al periodista cuando tenga una consulta urgente, pero simplemente no tratarán de mantenerlo informado y ocultarán cualquier información que no sea de dominio público. Ellos igualmente son los reyes y las reinas en aquello de dorar la píldora, y valerse de ellos le puede demandar mucho tiempo.

¡Investigue!

Flickr/gadl

Los funcionarios ministeriales de rango medio a menudo le proporcionarán la información más directa. Son quienes están mejor informados, incluso más que los jefes de prensa, son más accesibles que los ministros, y pueden ser una fantástica fuente de primicias. Cuando se encuentre con funcionarios de este tipo, gánese su confianza. Llámelos por teléfono con frecuencia, y si no tiene una excusa para hacerlo, invente una.

No obstante, este tipo de relaciones no son fáciles de mantener. Sus fuentes pueden sentirse traicionadas si usted ataca al gobierno después de que ellos le han prestado ayuda. Sea lo más honesto que pueda con sus fuentes acerca de la forma en la que usted usará la información que ellos le brinden y evite implicar a su fuente en informes condenatorios.

Una vez tenga claridad sobre los hechos, es hora de buscar otros comentarios. Esto por lo general no es difícil. Pregúntese a usted mismo quién sale ganando o perdiendo con esa política y pregúnteles directamente a los involucrados lo que piensan. Los MP opositores y las organizaciones de los grupos de presión también pueden ser de utilidad pero recuerde que ellos también tienen sus propias agendas.

Si escribe acerca de un tema controversial, como los cultivos modificados genéticamente, es importante que busque comentarios provenientes de los dos lados del debate. Pero recuerde acreditar a todas las fuentes citadas, y no dé tribuna a alguien simplemente para lograr un balance.

Escribir sobre política en los países en desarrollo

Algunos aspectos de los reportajes sobre política son más fáciles de obtener en los países en desarrollo. Los ministros por lo general son más accesibles y los funcionarios están menos temerosos de hablar con la prensa. Pero no siempre debe creer lo que le dicen los políticos, especialmente en aquellas administraciones donde la corrupción es un problema reconocido.

Uno de los mayores dolores de cabeza en los países en desarrollo es la falta de información para poner una historia en su contexto. A veces no se encuentran respuestas, por ejemplo para la pregunta de cuánto dinero ha gastado anualmente el gobierno de Argelia en investigación y desarrollo de la biotecnología.

Los gobiernos en los países en desarrollo también tienden a ser buenos elaborando políticas, pero malos al tratar de implementarlas. Si usted es realmente serio en sus historias de política científica, debe hacerles un seguimiento al año o dos. No se encuentran demasiadas historias de seguimiento a las promesas pasadas y los gobiernos se alejan dejando demasiadas sin cumplir.

Escribir acerca de políticas científicas es una curva de aprendizaje. Pero puede ser verdaderamente gratificante, tanto para los periodistas como para el público, al que se le ha prometido los beneficios de la inversión pública.