Por: María Elena Hurtado
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En una remota comunidad maya en Yucatán, México, las madres más corpulentas que dan a luz por cesárea tendrán niños más gordos que las que lo hicieron por parto natural, concluye un estudio.
El vínculo entre nacimiento por cesárea y obesidad infantil se comprobó en urbes de Europa, Norteamérica, Brasil, Irán y China, pero no en poblaciones indígenas similares al pequeño grupo maya.
“Clarificar este punto es importantísimo porque las cesáreas aumentan en el mundo —en México, por ejemplo, 47,5 por ciento de los nacimientos son por cesárea— y también la obesidad infantil”, dice a SciDev.Net Amanda Veile, profesora de antropología de la Universidad de Purdue, Indiana (EEUU) y autora principal del estudio publicado en American Journal of Human Biology (octubre 4).
“Por esto decidimos explorar la asociación entre nacimientos por cesárea y crecimiento infantil entre campesinos mayas de Yucatecas, donde no hay obesidad infantil y donde los partos hospitalarios y por cesáreas (26 por ciento) son un fenómeno reciente”, añade.
Aún más, todos los niños son amamantados, alimentados mayormente de maíz, fruta, vegetales y porotos, y hacen mucho ejercicio. Esto los protege de la obesidad.
Las investigadoras estudiaron a 57 mujeres mayas y sus 108 hijos de entre 0 y 5 años nacidos entre 2007 y 2014, y analizaron el peso de los niños y su estatura desde el al nacimiento en esos años. Además, registraron anualmente la altura y peso de las madres.
Así encontraron que los nacidos por cesárea tenían una mayor masa corporal hasta los cinco años, aunque ninguno era obeso. Si además sus madres tenían un índice de masa corporal alto, pesaban diez por ciento más que los nacidos por vía vaginal.
“El bajo índice de obesidad en este estudio sumado al distinto estilo de vida de la población maya en comparación con sociedades más prósperas, confirmaría que hay una relación entre la forma de dar a luz y el peso del niño,” dice a SciDev.Net Noel Mueller, de la Universidad de Johns Hopkins, EEUU.
“Es una muestra pequeña comparada con la de otros estudios sobre el tema pero analizó una población singular sin factores de confusión (edad materna, peso, modo de alimentación, etc) distintos o no existentes”, añade.
> Enlace al resumen del artículo en American Journal of Human Biology (en inglés)