31/07/19

Niños indígenas de Guatemala tienen mayor retraso en crecimiento

Familia Cakchiquel
Guatemala cuenta con 23 pueblos indígenas oficialmente reconocidos. Crédito de la imagen: Naciones Unidas. [CC BY-NC-ND 2.0].

De un vistazo

  • Retraso en crecimiento disminuyó entre la población desde 1995, pero persisten diferencias étnicas
  • Niños indígenas más pobres y niños no indígenas más ricos tienen diferencia de hasta 50 puntos
  • Retraso en el crecimiento afecta también a niños indígenas de otros países latinoamericanos

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A pesar de las políticas públicas para atacar la desnutrición en Guatemala, los niños indígenas –especialmente los más pobres, y que viven en zonas rurales– tienen un retraso de crecimiento peor al que tenían niños no indígenas con condiciones similares hace veinte años.

Este hallazgo fue constatado por un estudio que analizó la prevalencia de talla baja en niños menores de cinco años en Guatemala, en función de su identidad étnica, zona de residencia y acceso a la riqueza.

Si bien en términos generales el retraso en el crecimiento descendió de 55,6 por ciento en 1995 a 46,5 por ciento en 2014, el estudio evidenció que en el 2014 la prevalencia de talla baja del grupo de niños indígenas más pobres (67 por ciento) se acercó a la que tenían los niños no indígenas más pobres en 1995 (63 por ciento).

Concluir que el rezago en la población indígena es de veinte años es un mensaje muy poderoso que tenemos que tomar en cuenta para futuros planes y programas”.

Sandra Sandoval – Plan International Guatemala.

La investigación, publicada en el International Journal for Equity in Health, analizó los datos de cinco Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil (ENSMI), aplicadas en 1995, 1998, 2002, 2008 y 2014 en muestras representativas de la población guatemalteca.

Los investigadores, del Centro Internacional para la Equidad en la Salud de la Universidad Federal de Pelotas, en Brasil, estimaron la prevalencia de la talla baja según los patrones de crecimiento infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, organizaron a la población por grupos iguales según su nivel socioeconómico, y clasificaron los hogares en urbanos y rurales, según los criterios que establece el país.

Los autores observaron que, tanto en el caso de niños indígenas como no indígenas, los de áreas rurales eran significativamente más propensos a tener talla baja que los de áreas urbanas, pero los niños indígenas de zonas rurales estaban peor que cualquier otro grupo.

En efecto, para el año 2014, la prevalencia de talla baja entre los niños indígenas de zonas rurales fue de 63,8 por ciento, en comparación con el 53,4 por ciento de niños indígenas que vivía en zonas urbanas. Asimismo, los niños no indígenas que vivían en zonas rurales alcanzaron un 40,5 por ciento de prevalencia ese año, frente a un 25,4 por ciento de los de zonas urbanas.

 

 

“La efectividad de las políticas públicas para atacar la desnutrición crónica en Guatemala se ve comprometida si se generalizan las características de la población. No es lo mismo hablar de quienes viven en áreas urbana o rural, o de quienes tienen más o menos recursos económicos sin considerar las características específicas de la población indígena”, explicó a SciDev.Net Giovanna Gatica, investigadora guatemalteca y una de las autoras del estudio.

“Puede haber habido mejoras, pero aún no se está atendiendo a las personas más vulnerables”, subrayó.

Considerando la distribución de la riqueza, los niños indígenas de entornos pobres presentaron consistentemente mayor prevalencia hacia la talla baja en comparación con los otros grupos. Al comparar la prevalencia de talla baja en los niños indígenas más pobres, con la de los niños no indígenas más ricos, había diferencia de hasta 50 puntos porcentuales.

niños guatemala by oxfam
Retraso en crecimiento entre niños guatemaltecos menores de 5 años descendió casi nueve puntos entre 1995 y 2014.
Crédito: Oxfam International (CC BY-NC-ND 2.0).

La mayor sorpresa para los investigadores fue ver la brecha en la prevalencia del retraso en crecimiento en los dos grupos más pobres de niños indígenas, que para el 2014 era muy similar a la prevalencia en niños no indígenas en 1995, refirió Gatica.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Guatemala ocupa el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en retraso en crecimiento infantil. Cerca de la mitad de sus 17 millones de habitantes pertenece a alguno de los más de 23 pueblos indígenas oficialmente reconocidos.

Sandra Sandoval, gerente del Programa Prosperar de la ONG Plan International Guatemala, que no participó en el estudio, comentó a SciDev.Net que este hallazgo brinda evidencia contundente que debe ser considerada en próximas estrategias.

“La población más excluida ha sido la indígena; los servicios a los que tiene acceso esta población son mínimos y de muy mala calidad. Además, les han sido negados prácticamente todos los derechos. Hemos visto esta situación en las tendencias de las ENSMI, pero concluir que el rezago en la población indígena es de veinte años es un mensaje muy poderoso que tenemos que tomar en cuenta para futuros planes y programas”, expresó Sandoval a SciDev.Net.

 

 

Sin embargo, el retraso en el crecimiento es una situación que afecta también a poblaciones indígenas de otros países latinoamericanos.

Un estudio publicado en Ciência & Saúde Coletiva en mayo de este año reportó que los déficits nutricionales de los niños menores de 60 meses del Territorio Indígena Yanomami de Roraima (Región Amazónica, Brasil) son los más severos que se hayan reportado entre los niños indígenas en el continente americano, sin precedentes en prevalencias de retraso en el crecimiento (83,8 por ciento), bajo peso (50 por ciento), de bajo peso / edad (50 por ciento) y de bajo peso / estatura (5,4 por ciento).

En Chile, otra investigación logró comparar curvas de crecimiento entre niños indígenas y no indígenas de dos niveles de pobreza. El estudio, publicado en Archivos Latinoamericanos de Nutrición, encontró que los indígenas en extrema pobreza tienen un menor crecimiento acumulativo, mientras que los indígenas de las zonas de baja pobreza crecen satisfactoriamente sin diferencias con los no indígenas.

En una publicación del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), el investigador Reynaldo Martorell reportó las experiencias para combatir la desnutrición de otros países latinoamericanos con gran población indígena.

En México –que logró disminuir la desnutrición crónica y las brechas entre los grupos sociales durante la década pasada–, incluir transferencias monetarias condicionadas, alimentos complementarios enriquecidos con micronutrientes diseñados específicamente para el niño pequeño y un mayor énfasis en el componente educativo, fue clave para esta meta. “Durante esos años, los indígenas de México tenían igual prevalencia de desnutrición crónica que los no indígenas de Guatemala”, indicó Martorell a SciDev.Net.

En Bolivia –que tiene una población indígena muy numerosa–, los programas para combatir la desnutrición promueven también la dignidad y autoestima de la persona indígena, valorando sus costumbres y tradiciones, incluyendo la medicina tradicional, agregó el investigador.

El retraso en el crecimiento suele darse por una nutrición inadecuada y brotes de infección repetidos durante los primeros 1000 días de vida, pero puede obedecer a muchos factores. De acuerdo con la OMS, este retraso es uno de los obstáculos más significativos para el desarrollo humano, y afecta a unos 162 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo.

> Enlace al estudio publicado en International Journal for Equity in Health