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A pesar de que cada vez hay más mujeres que estudian ciencias en los países en desarrollo, el porcentaje sigue siendo bajo. Además, todavía hay muchísimas niñas y adolescentes que se creen negadas para las carreras científicas o que siguen pensando en carreras femeninas y carreras masculinas. A ello se suman las tasas de deserción femenina a medida que se avanza en los años de estudio universitarios o en los posgrados y luego, ya en la vida profesional, el porcentaje de científicas que se desempeñan en puestos de decisión, de autoras principales de investigaciones e incluso de académicas a tiempo completo disminuye ostensiblemente respecto a los varones.
Estas inequidades de género son desafíos que siguen marcando las vidas de muchas científicas de los países en desarrollo, donde el hecho mismo de ser mujer es de por sí un reto. Las dos publicaciones que presentamos hoy por el Día Internacional de la Mujer demuestran que se requieren decisiones políticas para aprovechar plenamente el talento femenino, para seguir allanando el camino que muchas iniciaron hace décadas, como la cubana Liliam Álvarez, doctorada en ciencias físico-matemáticas y actual Secretaria de la Academia de Ciencias de Cuba. En ese sentido, la segunda historia muestra que incluso pequeñas intervenciones pueden generar grandes cambios en la difícil etapa de la adolescencia, ayudando a que ellas y ellos superen estereotipos y prejuicios que les impiden su pleno desarrollo.