18/09/12

Prioridades globales, contexto local: reto a gobernanza

La opinión de los grupos de interés en Asia-Pacífico estarían en contradicción con prioridades globales Crédito de la imagen: Piyaporn Wong

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Consulta sobre políticas científicas de Asia-Pacífico, revela tensiones entre prioridades de investigación vinculadas a gobernanza de ciencia.

 SciDev.Net está difundiendo una serie de informes sobre las lecciones que surgen de la forma en la que se comunica la ciencia en diversos países del mundo.

Este es un tema que interesa no solo a quienes trabajamos como profesionales de la comunicación. Muchos reportajes de la serie deben concitar el interés de quienes pagan o realizan la investigación, y de los grupos que podrían usarla, pues a menudo vemos que la apropiación de la investigación está vinculada a temas fundamentales alrededor de la gobernanza de la ciencia.

El primero de esos informes es resultado de consultas con grupos interesados en políticas de ciencia de cuatro países en la región del sudeste de Asia y el Pacífico. [1]

Los participantes reflejaron una diversidad de orientaciones políticas e intereses profesionales. Grupos de la sociedad civil, como los organismos no gubernamentales, estuvieron mejor representados que el sector público, pero el conjunto de participantes de todos los países fue una muestra representativa de aquellos que conducen y usan la investigación.

Lo llamativo de este informe es la forma como el contexto local afloró repetidamente, a través de las diferencias en las prioridades y perspectivas entre nación y nación. Igualmente llamativo es que conceptos fundamentales de la agenda internacional de desarrollo sostenible fueran impugnados. Incluso un grupo sostuvo que el término ‘desarrollo’ tenía un significado diferente en su contexto nacional del que se entiende generalmente en las agencias internacionales que financian la cooperación.

Prioridades globales tienen preferencia

Este no es un escenario desconocido. Una reunión reciente a la que asistí, para evaluar el financiamiento a la investigación en ‘terceros países’ del 7° Programa Marco de la Unión Europea (FP7), se concentró en lo que algunos socios nacionales de los países receptores sentían como una falta de criterio para moverse alrededor de las prioridades nacionales.

De relevancia específica, a propósito Ben Ponia en un artículo que formaba parte del Especial sobre ciencias oceanográficas, también se refirió a la división entre las prioridades de desarrollo sostenible nacionales e internacionales y su impacto en las islas Cook.

La réplica a esta impugnación de las prioridades globales es que estamos lidiando con problemas que no reconocen fronteras, y subestimando la escala y naturaleza de sus consecuencias para nuestro perjuicio colectivo. Como ciudadanos del mundo, las comunidades de investigación y de políticas tienen la obligación de colaborar y cumplir, por lo que argumentar por las prioridades nacionales parece irrelevante.

No obstante, ignorar esas diferencias en las prioridades puede socavar la viabilidad de hallar soluciones que trasciendan fronteras. Lo que podemos aprender de la experiencia e investigación en otros sectores, como el de la gobernanza en el desarrollo, demuestra no solo que esta clase de debates sí son importantes, sino que también pueden ser constructivos.

Opiniones nacionales brindan perspectiva

Vale la pena examinar la lógica que sugiere que una vez reconocido un problema como transnacional, estamos impulsados a movilizarnos con el ‘colectivo global’. La realidad es que la propia perspectiva sobre un problema determina cómo se le entiende. Como señaló la autora Anaïs Nin, “vemos las cosas no como son sino como somos”.

A raíz de la crisis financiera de 2008, Anna Schmidt, del Instituto de Estudios del Desarrollo del Reino Unido, realizó un estudio de cómo cubrieron los medios de comunicación los esfuerzos por rescatar la economía global, y descubrió que los diferentes países tenían narrativas diferentes en los medios sobre cómo se estaba manejando la crisis. [2] Cabe destacar que también tenían ideas diferentes sobre los organismos que ostentaban el poder y la credibilidad para abordar el problema.

En la ciencia, podríamos llegar a alguna verdad acerca de las causas de un problema, pero eso no significa que haya consenso en cuanto al mejor punto de entrada o de los organismos mejor posicionados para efectuar el cambio. Un ejemplo es el debate internacional sobre justicia climática que siguió al consenso científico del impacto del ser humano en los gases de efecto invernadero.

Falta de capacidad

Hay otro asunto que preocupa a los científicos ‘locales’ que trabajan con prioridades ‘internacionales’: la falta de recursos.

Mientras que el financiamiento de los organismos internacionales cubre una serie de costos de los programas, muchos países en desarrollo simplemente no cuentan con suficientes investigadores y se ven obligados a hacer desagradables compensaciones.

Un investigador de Jamaica me confesó recientemente que los funcionarios públicos llegaron a la conclusión de que hacer que sus sistemas económicos y sociales fueran sostenibles requería un programa amplio y coordinado para movilizar casi todos los recursos de investigación disponibles en la isla. En la mayoría de países en desarrollo esto es imposible dado el entorno actual de financiamiento.

El artículo de Ben Ponia detalla ansiedades similares sobre la gestión de recursos profesionales en las islas Cook. La pobreza puede socavar la capacidad del sector público para tomar decisiones sólidas y democráticas cuando el consenso nacional sobre las prioridades se voltea rutinariamente.

Gobernanza y ciudadanía para la ciencia

La gobernanza mundial de la investigación científica puede aprender de los esfuerzos realizados para mejorar la práctica democrática en el contexto de la pobreza, lo que ha sido una preocupación permanente de quienes han diseñado y ejecutado programas de gobierno para el desarrollo internacional en los últimos 40 años.

Una de las lecciones más importantes de los programas de apoyo a la democracia es que no siempre se obtienen bienes públicos, como salud o educación, simplemente concediendo derechos como parte de la ciudadanía. También es necesario aprender a través de la acción de las comunidades e instituciones por igual.

Más importante aún, el diálogo sí importa. Los procesos consultivos y participativos para definir prioridades y asignación de recursos en el gobierno practicados en varios países, sugieren que tener una discusión sobre los valores hace más apetecible la colaboración, incluso cuando las prioridades resultantes son impugnadas.

Lo que esto implica para los programas mundiales de investigación es que darse cuenta de las obligaciones de la ciudadanía mundial para con la ciencia, cumpliendo con el cambio climático o las enfermedades zoonóticas, significa ir más allá de la concesión de oportunidades de financiamiento a los investigadores.

En el caso de las enfermedades zoonóticas, las estrategias con base científica para prevenir una pandemia necesitan comprometerse con los medios de subsistencia, las culturas y geografía locales (en el caso de la gripe aviar, por ejemplo, las granjas avícolas de pequeña escala como establecimientos de alto riesgo). Ninguno de estos tres factores debe desestimarse en tanto puede impactar sobre los resultados del desarrollo de las comunidades locales.

Por lo tanto, al igual que los ciudadanos y los estados, la comunidad científica y sus donantes necesitan aprender a dialogar sobre sus expectativas y valores para que puedan cumplir con sus prioridades —y programas— de investigación de manera que sean científica y democráticamente sólidos y apetecibles.

Nick Ishmael Perkins
Director SciDev.Net

References

[1] Romo Ramos, Y. J. South East Asia and the Pacific Focus Group Report [2MB] (SciDev.Net, 2012)

[2] Schmidt, A. From crisis management to institutional reform [701kB]. In Focus Policy Briefing Issue 07, Institute of Development Studies (2009)