01/09/16

Cuba reduce estructura científica para potenciar impacto

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Crédito de la imagen: Fiocruz

De un vistazo

  • En un plan de reordenamiento del sistema de CTI, Cuba redujo de 232 a 200 las entidades científicas
  • Además, bajó de 97,5% a 60% las entidades financiadas por el Estado
  • El resto del presupuesto se cubrirá con autofinanciación y comercialización de productos o servicios

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Como parte de un reordenamiento del sistema de ciencia, Cuba redujo la cantidad de entidades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) que son presupuestadas por el Estado. 
 
El reordenamiento, como lo han llamado las autoridades cubanas, busca “una gestión más integral y económicamente sostenible de la CTI”, según la norma jurídica que lo rije, en vigor desde agosto de 2014.

Antes de que iniciara el proceso, 97,5% de las 232 entidades existentes eran financiadas por el Estado; hoy, 60% de las 200 resultantes del reordenamiento constituyen “empresas o unidades” presupuestadas de “tratamiento especial”, según datos ofrecidos por la prensa local.  

Los cambios no son solo cuantitativos. Como resultado de esta primera etapa, las entidades se dividen ahora en centros de investigación, centros de servicio científicos-tecnológico y unidades de desarrollo e innovación, lo que implican cambios en la manera de gestionar cada entidad.
 
Por ejemplo, los 18 centros de servicio científico-tecnológico, deberán, según la nueva ley, trabajar bajo el esquema de autofinanciamiento y comercializar 100% de sus productos o servicios.

El nuevo escenario representa un desafío para la comunidad científica. Emilio García Capote, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba y experto en políticas de CyT, cree que “no es posible sostener desde el presupuesto del Estado todo lo que hasta ahora se ha financiado, excepto actividades de investigación fundamental, sociales y clínicas, muchas o casi todas todavía están por definirse”

“Los investigadores de las instituciones que van a entrar en autofinanciamiento tratarán de enfrentar con realismo la situación, que es nueva para muchos de ellos”, opinó.

Varios documentos emitidos por el Ministrio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente cubano (CITMA) entre 1998 y 2015, mostraron una débil interacción I+D, así como una insuficiente demanda del sector empresarial a la ciencia, revela un artículo publicado en la revista Congreso Universidad, editada por el Ministerio de Educación Superior de Cuba.
 
Según dijo a la prensa local Elba Rosa Pérez, titular del CITMA, con el cambio se busca direccionar “el potencial científico hacia las necesidades reales del país”.
 
El impacto de los cambios en la sociedad puede no ser inmediato, advierte Capote. “Cualquier impacto sensible de los resultados de la investigación científica requiere tiempo, generalmente años, para ser apreciado en el bienestar de la población. Es así incluso para la aplicación de resultados de proyectos de I+D relativamente pequeños”.