15/11/16

Q&A: riesgos por bajo presupuesto de ciencia brasileña

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Crédito de la imagen: Senado Federal

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Brasil mantuvo un prominente puesto 23 en el Índice 2015 de Nature, el cual clasifica a los 100 países del mundo que lideran la ciencia de alta calidad. Pero ahora, la ciencia brasileña se encuentra en una coyuntura crítica.

Su presupuesto ha sido reducido drásticamente: 4.6 miles de millones de reales (US$1.4 mil millones) fueron asignados al sector este año, lo que equivale a la mitad del recibido en 2013. Ahora, además, el Ministerio de Ciencia comparte sus fondos con el de Comunicaciones.

La situación del sector también se ha visto afectada a través de un movimiento simbólico hecho por el gobierno: la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que había sido creado en 1985.

En esta entrevista con SciDev.Net, Luiz Davidovich, presidente de la Academia Brasileña de Ciencias, ofreció sus puntos de vista sobre el actual panorama de la ciencia en Brasil y lo que prevé para el futuro de la investigación científica en su país.
 

Brasil avanzó en el área científica en la última década, incluso en períodos de crisis económica mundial (2008-2009). ¿Cómo explica la situación actual?

Esto se debió a una creciente inversión en investigación y desarrollo (I+D) hecha por parte del gobierno, que canalizó importantes recursos hacia agencias de investigación. Brasil también impulsó lo que llamamos ‘fondos sectoriales’, que se crearon en 1999, los cuales provienen del pago de regalías por parte de diferentes industrias como la petrolera, la energética y la atención médica privada. Esos fondos sectoriales aumentaron a medida que hubo un mayor porcentaje de regalías durante los dos períodos de gobierno de Lula da Silva (2003-2010), lo que permitió un mayor apoyo a la investigación. El gobierno de Da Silva también creó una serie de leyes para estimular la innovación.
 

El nuevo gobierno consolidado después de que el Senado de Brasil decidiera destituir a la presidenta Dilma Rousseff (31 de agosto de 2016), estableció nuevas pautas para el gasto público. ¿Cómo ve el actual panorama científico en Brasil?

El financiamiento de la ciencia en Brasil se enfrenta a una crisis de grandes proporciones. El presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para este año es de US$1.46 mil millones, muy por debajo del presupuesto de 2013, que alcanzó US$3 mil millones [el más alto en la historia]. El presupuesto ahora será compartido entre los ministerios de Ciencia y de Comunicaciones, algo que no ocurrió en 2013. Hoy la ciencia brasileña tiene menos de la mitad de los recursos que tenía hace tres años, a pesar de la expansión de la comunidad científica y la creciente cantidad de académicos.
 

¿Faltan recursos para mantener las instituciones de investigación funcionando?

Los proyectos que son importantes para el país están paralizados, las redes de investigación se desactivaron, las subvenciones se redujeron y los jóvenes están desmotivados para seguir una carrera científica. La pérdida para el futuro del país es inmensa.

“En el mundo actual, el conocimiento es poder. En lugar de rendirse a la crisis económica, la ciencia brasileña debería aprovechar esta ventana de oportunidad para posicionarse en el ámbito internacional”

Luiz Davidovich

 
El Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil se verá particularmente afectado por los recortes de financiamiento. Más de US$160 millones del presupuesto de este año dependen del aumento del superávit. Lo que una institución de investigación puede gastar hoy en día es 63 por ciento menos de lo que gastó en 2010 [cuando la financiación brasileña alcanzó su pico, con US$853 millones (1.500 millones de reales, según la tasa de cambio de ese año)]. Como resultado de estos recursos limitados, 98,5 por ciento del gasto del CNPq en la primera mitad de 2016 se utilizó para pagar becas, y quedó sólo 1,5 por ciento para invertir en ciencia.

El gobierno brasileño está proponiendo una Enmienda Constitucional (conocida como PEC241) que restringe el aumento en el gasto público de acuerdo con la tasa de inflación para los próximos 20 años, lo que incluye el gasto en salud, educación y ciencia. En su opinión, ¿cuáles serán los impactos en el desarrollo científico y tecnológico brasileño si se aprueba esta propuesta?

La propuesta de una Enmienda Constitucional llega en un momento en el que el presupuesto para la ciencia es particularmente bajo, y esto afectará el progreso del sector. La I+D es una condición necesaria para sacar al país de su actual crisis económica y contribuir al crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto). En un momento en que tenemos pocos recursos disponibles, la batalla por asignar fondos a la  ciencia y la tecnología (CyT) será difícil.
 

¿Cómo se imagina el futuro de la investigación científica a partir de la fusión de los Ministerios de Ciencia y de Comunicaciones?

Ambos ministerios se manejan de diferente manera. El ex Ministerio de Ciencia se dividió en dos secretarías que quedaron bajo el nuevo ministerio fusionado. Este movimiento es contrario a lo que hacen los países que dan prioridad a la ciencia y a la innovación tecnológica, los cuales, por lo general, ponen la coordinación de la política de CyT cerca del centro del poder. El gobierno federal de Brasil argumentó que el nuevo ministerio ganaría importancia y aprovecharía los recursos como resultado de la fusión. Vemos que esto no ha sucedido. No solo el nuevo ministerio recibió la mitad de los recursos que tenía hace tres años, sino que el actual presupuesto tendrá que dividirse en dos.
 

¿En qué medida esta falta de inversión afectará al desarrollo científico brasileño?

La crisis continuará y será aún más grave. Las reservas de las instituciones de investigación se están agotando. Podemos ver un gran retroceso en el desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica. Lo que me preocupa en particular es el efecto que esta crisis podría tener sobre las futuras generaciones de investigadores, aumentando la fuga de cerebros que los envía a países que, a pesar de la crisis financiera mundial, están ampliando sus inversiones en CTI.
 

Brasil gasta menos de 1,5 por ciento de su PIB en I+D. ¿Cuál es la cantidad ideal?

La Conferencia Nacional sobre CTI para el Desarrollo Sostenible, que en 2010 convocó a participantes de varios sectores sociales, señaló la necesidad de invertir entre el 2 y el 2,5 por ciento del PIB en I+D en 2020. Los indicadores actuales muestran que estamos por debajo del 1,5 por ciento, detrás de países como China (que invierte casi 2,1 por ciento), Estados Unidos (2,8 por ciento), Corea del Sur e Israel (ambos alrededor de 4 por ciento). China espera alcanzar 2,5 por ciento y la Unión Europea, 3 por ciento en 2020.

En el mundo actual, el conocimiento es poder. En lugar de rendirse a la crisis económica, la ciencia brasileña debería aprovechar esta ventana de oportunidad para posicionarse en el ámbito internacional.
 

¿Cómo cree que la ciencia brasileña sufrirá los recortes presupuestarios?

En tiempos de crisis, el discurso dominante es que todos los sectores deben sacrificarse. Esto no es verdad. Lo que debe hacerse es lo contrario. Es crucial aumentar la inversión en CTI. Eso es lo que saca al país de la crisis de manera sostenible. Las inversiones en esas áreas son ampliamente compensadas por los beneficios que recupera el país. Necesitamos más economistas que comprendan el papel esencial de la CyT en el desarrollo económico de Brasil.

Invertir en la ciencia a veces no trae beneficios prácticos inmediatos, pero puede llevar a tecnologías disruptivas en el futuro. ¿Cómo podemos hacer eso si reducimos el apoyo a la investigación? ¿Cómo podemos soportar un recorte presupuestario como este cuando tenemos importantes proyectos a desarrollar para el futuro del país?

En 2010, Brasil contaba con 710 científicos por cada millón de habitantes, en comparación con el promedio de la OCDE de 7.600 científicos por millón de habitantes. Es muy bajo para un país con semejantes desafíos y oportunidades. Es nuestro deber aumentar la cantidad de investigadores atrayendo a los jóvenes a la ciencia. Es urgente reanudar, consolidar y ampliar la financiación en I+D, tanto en las universidades como en las empresas. Esa es la clave para el desarrollo económico sostenible en el mundo contemporáneo.
 

¿Cómo podemos construir mecanismos de resiliencia para la ciencia brasileña y así poder evitar las fluctuaciones de financiamiento que enfrenta el sector?

Hay dos mecanismos posibles. Uno es garantizar una financiación estable a la I+D mediante la reactivación y consolidación de los fondos sectoriales, de manera de garantizar una fuente continua de financiación. Otro es aumentar la inversión que hacen las empresas privadas en I+D, que todavía está en un nivel bajo en Brasil.
 
La versión original de este artículo, producido por SciDev.Net América Latina y el Caribe, se publicó en la edición global de SciDev.Net.
 
Este artículo forma parte de la serie sobre el futuro de la financiación para investigación en países de ingresos bajo y medios, apoyada por el International Development Research Centre