26/10/12

Protección de biodiversidad requiere aportes locales

Critican a REDD+ por promover monocultivos comerciales de árboles exóticos de rápido crecimiento Crédito de la imagen: Flickr/ kalimantan

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La reunión de la 11° Conferencia de las Partes (COP 11) de la Convención de Diversidad Biológica (CDB) realizada este mes en Hyderabad, India, comprobó la capacidad real de la comunidad internacional para llevar a cabo las promesas sobre biodiversidad anunciadas dos años atrás en Nagoya, Japón. 

En la histórica reunión de Nagoya los países acordaron 20 objetivos globales de biodiversidad para 2010-2020 (denominados los Objetivos de Aichi por ser la provincia donde se localiza Nagoya) y esbozaron un protocolo de acceso y participación de los beneficios para garantizar que las comunidades locales se beneficien de las ganancias obtenidas de sus recursos por parte de los gobiernos o empresas.

Sin embargo, Nagoya tenía una tercera agenda no definida que fue heredada por Hyderabad: la movilización de recursos financieros para cumplir con las metas de Aichi. India también trató de aprovechar la reunión para centrarse en los vínculos entre la biodiversidad y los medios de subsistencia.

Mayor comprensión

A diferencia de las reuniones sobre cambio climático de los últimos años, las negociaciones de alto nivel sobre biodiversidad no se realizan a puerta cerrada. Como resultado, hay un mayor aporte de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y menos dramatismo, aun cuando solamente se abordan algunas preocupaciones de las OSC.

Por ejemplo, las OSC y algunas delegaciones oficiales, especialmente las de Bolivia y Filipinas, pidieron una moratoria a las pruebas de biología sintética y geoingeniería. Los científicos observaron que ellas no llenarían los vacíos de conocimiento ni conducirían a una toma de decisiones más informada de estos campos emergentes y controvertidos. La reunión finalmente exhortó a tener precaución y una mayor evidencia científica antes de desplegar estas tecnologías a gran escala.

Ahora parece haber una comprensión más grande, reflejada en la reunión, de que la biodiversidad es un tema transversal, y que las agencias de las ONU y los centros internacionales interesados en plantas, alimentos, peces, ganadería y salud necesitan conversar unos con otros.

Por ejemplo, la reunión de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) incluyó a REDD+ como un mecanismo para reducir la deforestación y la degradación forestal en los países en desarrollo, y para fomentar el crecimiento de bosques. No obstante, REDD+ está concitando críticas entre los expertos en biodiversidad por dirigir hacia el monocultivo comercial a árboles exóticos de rápido crecimiento en vez de regenerar el bosque original.

El ritmo y grado de avance varió en cada área transversal. En agricultura se obtuvo un resultado definitivo, con la firma del memorando de entendimiento entre la Organización de Agricultura y Alimentación y la CDB sobre colaboración para promover alianzas en investigación, políticas y prácticas.

Sin embargo las discusiones relacionadas con la biodiversidad y el cambio climático terminaron con una débil nota. El documento final ‘solicita’ crear grupos de enlace en varias convenciones de la ONU, para identificar talleres y actividades sobre cambio climático que se podrían convocar a la convención de biodiversidad para ‘continuar las discusiones’. [1]

En cuanto a REDD+, la decisión ‘solicita’ a los países recopilar información sobre aplicaciones para salvaguardar la biodiversidad en las actividades que se realizan bajo este programa.

Apoyo para cumplir las metas

Pese a algunos diálogos, persisten las divisiones entre países desarrollados y en desarrollo.

La mayor parte de las naciones ricas en biodiversidad son económicamente pobres, y los proyectos de conservación requieren experiencia financiera y técnica para las actividades y evaluación de datos. Por lo tanto, el apoyo financiero y técnico es necesario para implementar los objetivos de Aichi.

De otro lado, los países desarrollados —muchos de los cuales se debaten en crisis financiera sienten que sus listas de ayuda crecen, lo que dificulta los avances. Con la reunión de COP 11 trabajando tiempo extra, India usó su posición en la presidencia de la misma para presionar por una solución de compromiso que implicaba duplicar el gasto actual en biodiversidad por parte de los países desarrollados. A su vez, los países en desarrollo se esforzarían por cumplir cuando menos con el 75 por ciento de los objetivos de Aichi.

Pero esta fórmula no cubre las necesidades estimadas. Un panel de alto nivel auspiciado por India y el Reino Unido estimó que el costo de implementar los objetivos de Aichi oscila entre US$150 mil millones y US$430 mil millones al año. De esto, se estima que los países en desarrollo requieren entre US$74 mil millones y US$191 mil millones entre 2014 y 2018 para alcanzar sus metas. [2]

Tradiciones y prácticas

El compromiso financiero es un comienzo. El 18 de octubre, el Programa de la ONU para el Desarrollo anunció US$1.5 mil millones para biodiversidad y US$3.5 mil millones de cofinanciación por parte de los socios con el objetivo de implementar los objetivos de Aichi.

Pero la finalización del paquete de ayuda y la implementación de las metas de biodiversidad sin marginar aún más a los pobres requerirá de un entendimiento más profundo de los intrincados vínculos entre la biodiversidad, la pobreza y los medios de subsistencia por parte de científicos, generadores de políticas, donantes y países desarrollados.

Durante siglos, las comunidades de África, Asia y Sudamérica han desarrollado formas tradicionales de usar los recursos naturales sin perturbar el equilibrio entre sus necesidades y el medio ambiente. Pero este conocimiento tradicional se ha visto erosionado a medida que los países aspiran al desarrollo sobreexplotando sus recursos.

Las discusiones durante la reunión de Hyderabad en torno al artículo 8 (j) de la CDB que aborda el conocimiento y las prácticas tradicionales relacionadas con la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica estuvieron plagadas de tensiones en relación con el tema de la movilización de fondos.

La decisión final puntualizó “la aparente falta de apoyo financiero” para las comunidades locales e indígenas en sus esfuerzos para desarrollar planes comunales, e invitó a los donantes a apoyar a las comunidades indígenas para que puedan documentar, levantar mapas y registrar sus áreas conservadas. [1]

También remarcó la contribución potencial de la red internacional de Pueblos Indígenas, Territorios de las Comunidades Locales y Administradores Marinos, anunciada en la cumbre Río+20 de junio pasado, que podría ayudar a vincular la tecnología moderna con la experiencia ancestral.

Los científicos necesitan darle paridad al conocimiento tradicional de las comunidades pobres que no pueden documentarse o publicar en revistas revisadas por pares, del mismo modo que las autoridades necesitan tomar en cuenta las inquietudes de las comunidades pobres. Lograr el ‘fin’ de alcanzar las metas de Aichi no justifica el ‘medio’ de desplazar a las comunidades locales.

 
T.V. Padma

Coordinadora Regional de SciDev.Net para el sur de Asia