26/03/12

Yuan Tseh Lee habla sobre sostenibilidad en Río+20

Lee: 'Nuestro ambiente está cambiando de un modo que podría amenazar el futuro de la humanidad en la Tierra’ Crédito de la imagen: Flickr/Chemical Heritage Foundation

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Yuan Tseh Lee, presidente del Consejo Internacional para la Ciencia, indica a SciDev.Net los logros que los científicos deben alcanzar en Río+20. 

El Premio Nobel de Química Yuan Tseh Lee asumió la presidencia del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU, por su sigla en inglés) en septiembre pasado en un momento crucial. La organización estaba a punto de trabajar con la Federación Mundial de Organizaciones de Ingeniería para liderar el aporte científico en las negociaciones de Río+20 (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible) sobre las salvaguardas para el futuro del planeta. 

Lee comenta a SciDev.Net por qué los científicos deberían dirigir sus mensajes a los votantes en vez de a los políticos; por qué a él le gusta el término ‘sobredesarrollo’; y cómo los países en desarrollo pueden tener una economía más limpia.

¿Por qué los científicos siguen pidiendo más dinero para la investigación ambiental? Seguramente ya sabemos suficiente. 

Aunque ya sabemos mucho, especialmente con los avances hechos en los últimos 20 años, aún hay muchas áreas en las que necesitamos investigar más. Esperamos que en los próximos cinco o 10 años, con esfuerzo continuo, seamos capaces de clarificar muchos temas y reducir las incertidumbres. Los problemas urgentes como el agua, los alimentos y los desastres necesitan acción inmediata, pero también necesitan estudio continuo. 

Este artículo es parte de nuestra cobertura de los preparativos para Río+20, la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de la ONU (20 a 22 de junio 2012). Para otros artículos, ingrese a Ciencia en Río+20

Pero si se considera el conocimiento que la ciencia ya ha acumulado, ya sabemos suficiente. Sabemos dónde están los problemas y qué se puede hacer. 

 Sabemos que podría haber una gran discontinuidad en el cambio climático y que súbitamente el planeta no será estable. 

Sabemos hoy que las cosas son mucho más serias de lo que se nos hizo creer. Si se presta atención al Memorandum del Palacio St. James [resultado del simposio de los ganadores del Nobel 2009 en el Reino Unido] y el Memorandum de Estocolmo [surgido del simposio de 2011 en Suecia], estos documentos enfatizan la extrema urgencia de hacer algo ahora. 

Mi preocupación ha sido que podemos continuar haciendo investigaciones a diez años y obtener algunos buenos resultados, pero sin brindar un camino hacia la implementación y la transformación de la sociedad humana nuestros esfuerzos estarán comprometidos. No estarán completos sin responder la pregunta: “¿Qué debería hacerse?”.

Entonces, ¿qué deberían hacer los científicos? 

Necesitan trabajar duro para conseguir un consenso sólido en la comunidad científica, un consenso en torno a que no podemos seguir así, a que la sociedad debe transformarse y a cómo se puede hacer eso sobre la base de la ciencia y la tecnología.

¿Qué quiere decir con consenso en torno al cambio ambiental? Es un concepto mucho más amplio que el cambio climático, y ya es suficientemente difícil conseguir eso. 

Por consenso quiero decir el creciente acuerdo entre muchos científicos de que nuestro ambiente está cambiando de un modo en que podría amenazar el futuro de la humanidad en la Tierra. 

Por ejemplo, observemos nuevamente los tres sucesivos simposios de los Nobel —Postdam en 2007, Londres en 2009 y Estocolmo en 2011— para tener una idea del pensamiento de muchas de nuestras mentes más brillantes. 

Cada simposio produjo un memorandum firmado por más de 40 ganadores del Nobel, líderes y expertos, y el más reciente fue enfático: “La ciencia indica que estamos transgrediendo las fronteras planetarias que han mantenido a la civilización segura en los últimos 10.000 años. Hay evidencia creciente de que las presiones humanas están empezando a agobiar la capacidad amortiguadora de la Tierra”. 

Si existe mucha evidencia científica, y también hay consenso, ¿cómo pueden los cientificos hacer llegar mejor el mensaje?
  

 

El presidente Obama trató de que se aprobara un proyecto de ley para reducir las emisiones de carbono y fracasó

Credit: Flickr/Ethan Bloch

Los científicos necesitan el apoyo de la gente, no solo de los tomadores de decisiones. La gente tiene la última palabra. 
[El presidente de Estados Unidos] Barack Obama y [el ex primer ministro japonés] Naoto Kan estaban convencidos de la necesidad de proyectos de ley que reduzcan las emisiones de carbono, pero ninguno logró que se aprobaran. 

En el caso de Obama, el proyecto de ley de cambio climático fue rechazado porque la mitad del Senado no cree en el calentamiento global, y el resto siente que el proyecto afectaría a la economía haciendo las cosas aún peores. 

Si la gente hubiera estado convencida de que era extremadamente urgente, la situación hubiese sido diferente.

Pero, ¿no podrían ser contraproducentes los esfuerzos de los científicos por captar el mandato popular? Con el cambio climático, los intentos de los científicos para involucrar al público han desencadenado acusaciones de que están distorsionando los datos y que solo tratan de perpetuar sus propias industrias. 

Aquí es donde yace el problema: los legisladores y líderes gubernamentales son elegidos por la gente. Si la gente estuviera bien educada, seguramente apoyaría lo que se necesita hacer. Si el pueblo supiera acerca del cambio climático, sus representantes reflejarían ese entendimiento general. Entonces, esto se trata de educación y de democracia. 

La acusación que menciona no está basada en la realidad, como muchas investigaciones independientes han hallado. Los científicos tratan de encontrar la verdad en lugar de trabajar para perpetuar sus propios intereses.

En su discurso inaugural de la 30ª Asamblea General del ICSU en Roma habló acerca del ‘sobredesarrollo’. ¿Qué significa? 

De acuerdo con la Global Footprint Network, estamos consumiendo recursos que necesitarían de 1,5 Tierras para ser producidos. Mire los niveles a los que están decayendo nuestras pesquerías, bosques y recursos naturales, y está claro de que estamos consumiendo más de lo que la Tierra puede regenerar. 

Al mismo tiempo, nuestro consumo también está produciendo desechos que el planeta no puede absorber y reciclar con la ayuda de la luz del sol. Considerando todo esto, es difícil evitar la conclusión de que nuestro desarrollo ha ido muy lejos o en una dirección equivocada.

¿Puede dar algunos ejemplos de sobredesarrollo? 

Si todos viviéramos como el estadounidense promedio, estaríamos usando recursos equivalentes a 5,4 Tierras. Incluso si todos los humanos viviéramos como los europeos más “verdes”, nuestra huella seguiría siendo insostenible.

¿El ‘sobredesarrollo’ es la palabra de moda que usted espera que promueva un conjunto de ideas y conduzca al cambio? 

Incluso cuando hablamos de desarrollo sostenible, mucha gente aún tiene la noción de que hay solo un camino hacia el desarrollo, que es el modo euro-estadounidense. Lo más importante es que aquellos países que todavía no están sobredesarrollados encuentren nuevas maneras de desarrollo, especialmente usando más eficazmente la ciencia y la tecnología actuales.

¿El ‘sobredesarrollo’ es mejor que otras palabras de moda? 

El ‘sobredesarrollo’ quizás no es superior a otros conceptos, pero creo que es útil para transmitir el hecho de que, mundialmente, nuestro desarrollo ha ido demasiado lejos. 

Deberíamos hablar sobre ‘sostenibilidad’ en vez de ‘desarrollo sostenible’. Centrarse demasiado en la parte del ‘desarrollo’ implica que el consumo, el crecimiento y todo aquello podría continuar, para lo cual solo bastaría que la ciencia y la tecnología encontraran cómo mejorarlos. Probablemente esa no sería la solución.

¿Qué debería lograr Río+20? 

Un componente importante en Río+20 tiene que ser la capacitación científica para el mundo en desarrollo

Credit: Flickr/CIMMYT

Creo que se necesita urgentemente un acuerdo internacional. Deberíamos desviar la curva [cambiar nuestras direcciones actuales que están dañando a la Tierra] inmediatamente. 

Necesitamos tener propuestas concretas. Si se dice “los niveles de carbono deberían mantenerse en 350 partes por millón”, significa poco para los diseñadores de políticas. Si se dice “reducir las emisiones de carbono per cápita en tres toneladas por año”, significa algo. 

También es esencial que Río+20 establezca un mecanismo global respaldado por financiamiento mundial, para fortalecer la ciencia y la investigación para la sostenibilidad, convertir el conocimiento en soluciones, y mejorar el modo en que los científicos y los diseñadores de políticas se comprometen mutuamente para llegar a las mejores decisiones. Un gran componente tiene que ser la creación de capacidad científica para el mundo en desarrollo.

Los países en desarrollo, ¿por qué deberían aceptar el mensaje de que no deberían desarrollarse de la manera en que lo hicieron los industrializados? 

El futuro de la humanidad depende de cómo se desarrolla la gente de África y el Sudeste asiático. Dependerá de encontrar otro camino. 

Pero este desafío puede ser visto positivamente y no de un modo negativo. Si a cada persona en el mundo en desarrollo se le permitieran tres toneladas de emisiones de carbono cada año, significaría que la mayoría de la gente en el mundo en desarrollo sería capaz de usar más energía de la que emplea ahora, mientras el mundo desarrollado tendría que reducirla. 

Si ellos siguen el modo estadounidense y construyen autopistas, y tienen grandes casas y autos, entonces sí, lo superarían. Pero si usamos la ciencia y la tecnología para encontrar una forma de vida más ideal, podríamos lograrlo. 

En África tenemos que establecer algunos modelos a seguir. Creo que podemos ayudar a los países en desarrollo a encontrar el camino. 

Y el ICSU tiene un papel en esto. El ICSU necesita ser más proactivo, como la organización no gubernamental (ONG) más grande del mundo entre las instituciones científicas.

En su discurso inaugural habló de la necesidad de acción y soluciones ahora, y lamentó la falta de recursos para implementar ideas surgidas del conocimiento generado desde el ICSU a lo largo de varios años. Usted dijo: “En el pasado, muchas ideas excelentes fueron abandonadas porque no había financiación. Esto es realmente desgarrador”. 

Sí, un ejemplo está en el área de las ciencias de la educación. El ICSU contempló por mucho tiempo extender su papel en ese tema, y ha considerado muchas ideas valiosas para fortalecer la capacidad para enseñar la ciencia en varios niveles, desde la primaria y la secundaria hasta la universidad. 

Sin embargo, cuando se observa el enorme tamaño del sector educativo y los recursos limitados a disposición del ICSU, la conclusión ha tendido a ser que el ICSU no tiene los medios para generar un gran impacto en este ámbito, y entonces debería poner su atención en otras prioridades. 

Pero, como mencioné, elevar el nivel del entendimiento de la ciencia entre el público general es una parte crítica de la construcción del apoyo popular para la acción en el cambio ambiental mundial.

Eso es casi como una lista de tareas para los científicos. ¿Es usted optimista o pesimista?
 
Muchos de nuestros mejores científicos creen que si no ‘desviamos la curva’ en 2020, o incluso en 2015, será demasiado tarde para prevenir una catástrofe. Para sobrevivir a la crisis necesitamos nada menos que transformar fundamentalmente y reinventar la civilización humana. Y no hay absolutamente ningún tiempo que perder. Necesitamos acciones y soluciones rápido. 

No tengo el derecho a ser pesimista, porque estoy dispuesto a trabajar por ello.

Este artículo es parte de nuestra cobertura sobre Ciencia en Río+20