11/04/13

Países en desarrollo, vulnerables a deshonestidad científica

Mala conducta científica en países en desarrollo resalta la necesidad de evaluar el comportamiento deshonesto Crédito de la imagen: Alan Handyside/Wellcome Images

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Los países en vía de desarrollo necesitan prepararse mejor para hacer frente a la conducta científica deshonesta, señalan investigadores.

En un primer intento por evaluar la extensión del comportamiento deshonesto en biomedicina en países de ingresos bajos y medios, un grupo de investigadores realizó un análisis de la literatura científica en busca de informes que tuvieran resultados fabricados, hubieran falsificado experimentos o conclusiones, o incurrido en plagio.

También llevaron a cabo una encuesta en institutos de varios países — Argentina, Bangladesh, China, Costa Rica, Guatemala, India, Kenia, México, Perú, Sudáfrica y Túnez — para saber cómo estas instituciones responden a la conducta deshonesta en investigación.

Los autores concluyen que con excepción de China, que ha creado una oficina para la integridad de la investigación científica, las naciones más pobres no están preparadas adecuadamente para combatir conductas deshonestas.

“Esto es muy preocupante”, dice Tracey Koehlmoos, coautora del estudio, quien trabajó previamente en el Centro Internacional de Investigación de Enfermedades Diarreicas de Bangladesh, y en la actualidad labora en el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos. “Los países en desarrollo necesitan estar preparados para prevenir el sufrimiento y las atrocidades que puede traer como consecuencia la investigación mal supervisada”.

Por ejemplo, el estudio cita un caso ocurrido entre 1991 y 1999, en el que un oncólogo que trabajaba para la Universidad de Witzwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, sometió a miles de mujeres con cáncer de mama a tratamientos que involucraban trasplantes de médula.

Werner Bezwoda presentó informes de resultados asombrosos, con un 90 por ciento de sus pacientes en estado de remisión completa. Pero otro estudio con resultados contradictorios hizo sonar la alarma. Una investigación independiente descubrió que el registro de los ensayos había sido manipulado, y más tarde Bezwoda confesó haber actuado de manera deshonesta.  

Para combatir la conducta científica deshonesta, los autores resaltan la necesidad de crear sistemas institucionales y nacionales que permitan controlarla.

Joseph Ana, del Hospital de Mujeres y Niños de Calabar, en Nigeria, y autor principal del estudio, dice que la conducta deshonesta surge de la cultura de “publicar o perecer” — la presión que experimentan los investigadores para publicar y así poder conservar su carrera científica.

Además, señalan los autores, existen otros factores como la dificultad de escribir para revistas especializadas que se publican en inglés, lo que puede tentar a la gente a plagiar textos.

Ana y Koehlmoos concuerdan en que combatir la conducta científica deshonesta requerirá un esfuerzo conjunto de universidades, institutos de investigación y gobiernos.

“Las universidades tienen que empezar a investigar inmediatamente, si reciben una denuncia de conducta deshonesta por parte del editor de una publicación, y las leyes tienen que respaldar estas denuncias y definir qué medidas deberían aplicarse si se descubre que los investigadores son culpables”, señala Ana.  

Koehlmoos añade que los países en vía de desarrollo se han concentrado principalmente en las necesidades de sus sistemas de salud, en vez de crear infraestructura que prevenga, investigue y después refuerce las sanciones contra aquellos involucrados en conducta científica deshonesta. 

De acuerdo con Koehlmoos, los países socios en asuntos de desarrollo y las agencias que financian investigación deberían mostrar más interés en la conducta científica deshonesta, o en apoyar el desarrollo y el fortalecimiento de plataformas nacionales, políticas y en los procedimientos para enfrentarla.

Tony Mayer, co-presidente de la primera y segunda Conferencia Mundial para la Integridad en la Investigación, y representante de Europa y directivo de Integridad Científica para la Universidad Tecnológica de Nanyang, Singapur, dice que el problema tiene que ser abordado globalmente.   

“Para aumentar el conocimiento de forma global necesitamos que todo el mundo se comporte con integridad. Si los países de ingresos bajos y medios no tienen la experiencia [para reaccionar ante la conducta deshonesta], creo que tenemos la responsabilidad colectiva de ayudarlos a capacitar y a educar a sus individuos”, señala.

El estudio fue publicado en PLOS Medicine el mes pasado (26 de marzo).

Enlace al artículo completo en PLOS Medicine

 

References

PLOS Medicine doi:10.1371/journal.pmed.1001315 (2013)