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Un grupo de científicos desarrolla un método de control biológico contra la malaria a partir de peces que se alimentan de larvas para mantener bajo control las poblaciones de mosquitos que habitan en los charcos dejados por la lluvia.

El Instituto Tropical de Investigación de Pesticidas de Tanzania (TPRI por sus siglas en inglés) colabora con la Fundación Científica Poseidón, con sede en los Estados Unidos, para encontrar la mejor manera de producir y diseminar masivamente los embriones de pescado para su uso eventual en aquellas áreas donde la malaria es endémica.

Si la iniciativa tiene éxito, será usada junto con los mosquiteros impregnados con insecticida, los pesticidas y los medicamentos a base de artemisinina.

El uso de peces para controlar la malaria no es una idea nueva, pero el método estaba restringido anteriormente a los cuerpos de agua permanentes. Sin embargo, en muchas áreas de alto riesgo, la malaria es estacional, llega con las lluvias que crean charcos en los cuales crecen los mosquitos portadores de la enfermedad.

La especie Nothobranchius guentheri, un pez de Tanzania, es anual; los adultos mueren anualmente dejando sus embriones en un estado de animación suspendida cuando las aguas retroceden. Los embriones maduran cuando comienza la estación de lluvias y se alimentan de la larva del mosquito, que madura al mismo tiempo.

Los embriones de estos peces pueden sobrevivir en charcos tan pequeños como los formados por las depresiones dejadas por la pisada de un elefante.

“Una vez establecido en una depresión particular, los peces continuarán yendo año tras año para alimentarse de la larva del mosquito”, explica Shandla Msangi, investigador líder del programa del TPRI.

“Esta iniciativa, que investiga las poblaciones nativas anuales de peces como predadores naturales, es parte de (una) tendencia que investiga las tecnologías y recursos indígenas”, añade.

Eliningaya John Kweka, científico principal que estudia el mosquito en la sección de entomología médica del TPRI, dice que las comunidades de Tanzania comprenden muy bien los beneficios que reciben por participar en el control del mosquito. “Por lo tanto, esperamos tener muy buenos resultados en este apasionante estudio para reducir la propagación de la malaria en Tanzania”, subraya.

Storn Kabuluzi, controlador de los servicios preventivos de salud y ex gerente de control de la malaria en Malawi, señala que la implementación del método será difícil y costosa porque la malaria está ampliamente generalizada. Según Kweka, el principal desafío es obtener respaldo significativo y de largo plazo para llevar a cabo estudios sistemáticos y mantener un programa a largo plazo. La Fundación Científica

Poseidón está apoyando este programa inicial y requerirá un consorcio de organizaciones y países participantes para hacer de este concepto una realidad, concluye.