15/12/10

Las pequeñas hidroeléctricas merecen más apoyo

Minicanal rodeado de arrozales para encauzar el agua del río al microhidrogenerador eléctrico en Cibuluh, Indonesia Crédito de la imagen: Flickr/SciDevNet

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Con el apoyo adecuado, hidroeléctricas a pequeña escala podrían ser un combustible barato y limpio para el desarrollo, dice Teodoro Sánchez

Durante las últimas tres décadas las plantas hidroeléctricas han sido criticadas por su impacto ambiental. Pero aunque las plantas a gran escala provocan impactos, los pequeños sistemas hidráulicos no necesitan grandes represas, carreteras y otras grandes infraestructuras. De hecho, la mayoría de estas plantas son sistemas “sin requerimiento de embalse”, que se basan más en la gravedad y la naturaleza que en concreto e infraestructura. 

Teniendo los recursos adecuados, las pequeñas hidroeléctricas están generalmente entre las mejores opciones para proporcionar energía a áreas aisladas fuera de la red eléctrica. Pero a pesar de los beneficios de esta tecnología probada, el potencial de los pequeños esquemas hidroeléctricos ha sido desatendido, especialmente aquellos que generan menos de 500 kilovatios. 

No es nuevo, sólo ignorado 

Ciertamente, la tecnología hidroeléctrica no es nueva. Se ha usado por cientos de años para hacer girar ejes y ha generado electricidad desde el inicio de la era eléctrica. La primera casa que recibió energía de una microhidroeléctrica estaba en Northumberland, Reino Unido, en 1878. Grandes plantas hidroeléctricas ya abastecen casi el 20 por ciento de todo el consumo mundial de energía. 

Una pequeña hidroeléctrica puede proporcionar energía limpia de fuentes autóctonas. Puede abastecer de energía en forma continua y confiable a servicios claves, tales como centros de salud y educación, así como purificar y bombear agua potable. 

Y una hidroeléctrica es asequible. Una vez instalada, sus costos de funcionamiento son muy bajos, lo que significa que se puede abastecer de energía las 24 horas del día. Comparado con otras opciones de generación de electricidad a pequeña escala, tales como la solar, la eólica o el biogás, la hidroelectricidad es habitualmente la opción más barata por kilovatio-hora. Eso la hace atractiva para empresas rurales que requieren mucha energía y un abastecimiento seguro. Por ejemplo, ha probado ser efectiva para entregar energía a granjas de pollos, para enfriar leche y para pequeños negocios mineros. 

Y por cierto, no produce emisiones de gases invernadero. 

Pero, más que aumentar, el interés en la hidroelectricidad ha caído drásticamente en las últimas décadas. Eso se debe en parte al rápido progreso de otras tecnologías y a la producción masiva de pequeños dispositivos diesel que son portátiles y se instalan fácilmente. También se debe al éxito que han tenido grandes esquemas de generación eléctrica y amplias redes interconectadas que han permitido reducir costos. 

Renacimiento de los ríos 

Más recientemente la crisis energética, la creciente conciencia sobre el cambio climático, la escasez de energía en los países en desarrollo y los compromisos alcanzados por los Objetivos del Milenio han llevado a un replanteamiento por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Mundial y varios gobiernos. Planificadores y creadores de políticas están siendo exhortados a revisar todas las opciones de energía disponibles, especialmente aquellas fuentes descentralizadas (incluyendo eólica, solar, hídrica y biocombustibles) que podrían ayudar a abastecer a comunidades pobres y aisladas con la energía necesaria para el desarrollo. 

Ahora hay un argumento convincente para que las agencias de ayuda para el desarrollo les presten mucha más atención a las pequeñas hidroeléctricas y para que los gobiernos implementen políticas que apoyen la construcción, diseminación y uso de fuentes de hidroenergía. 

Algunas organizaciones de cooperación internacional, tales como la británica Practical Action (donde trabajo como consultor en energía), y la organización de asistencia alemana GTZ, ya han promovido los pequeños sistemas hidroeléctricos en varios países. Estos incluyen Kenia, Nepal, Perú y Zimbabwe. 

Y hay algunos indicadores de que los países en desarrollo están prestando más atención a pequeños esquemas hidroeléctricos. Por ejemplo, el fondo del European Union Energy Facility ha apoyado unos cuantos proyectos en África. Pero se necesita mucho más. 

Superando las barreras 

Todavía se necesita superar una serie de barreras. La mayoría de los países en desarrollo carece de la capacidad de diseñar, implementar y administrar pequeños esquemas hidroelétricos. Y una ausencia de mecanismos financieros apropiados impide que agricultores de pequeña escala, empresarios rurales o simplemente grupos de personas implementen sus propios esquemas. Sencillamente, no pueden financiar los altos costos de inversión inicial a menos que existan políticas y regulaciones para apoyar la hidroelectricidad. 

Otro problema es que los pequeños esquemas hidroeléctricos tienen un emplazamiento específico y se construyen individualmente. Eso los hace poco atractivos para grandes compañías interesadas en la producción masiva de energía y la rápida penetración de mercado. Por el contrario, los sistemas solares fotovoltaicos pueden producirse masivamente. Así, pese al enorme costo por unidad de energía producida por este tipo de paneles, muchas grandes multinacionales la promueven. 

Para acelerar la adopción de la hidroenergía en los países en desarrollo, se necesita poner un gran esfuerzo para hacer capacitación a nivel local en el diseño, manufactura y manejo de pequeñas centrales hidráulicas. 

Y los países requieren políticas de regulación que proporcionen incentivos para la inversión privada en pequeñas hidráulicas. Uno de estos mecanismos, a través del cual es posible conectarse a la red interconectada, es una Tarifa de Alimentación (FiT, por su sigla en inglés), que paga a generadores de energía renovable a muy pequeña escala (dueños de casa o comunidades) un precio garantizado por la energía que ellos entregan al sistema interconectado. Tales esquemas se han vuelto muy populares en Europa, especialmente para los sistemas de energía fotovoltaica y eólica. 

También se requiere que haya mecanismos financieros, tales como fondos rotatorios, para motivar a los empresarios a invertir en pequeñas hidráulicas y negocios asociados. También se deberían desarrollar y promover estándares técnicos para pequeños esquemas aislados, así como también modelos de gobernanza y administración que involucren a todos los interesados. Es necesario fomentar los pequeños negocios privados. 

En aquellos lugares donde Practical Action ha introducido esquemas de hidroelectricidad a pequeña escala, también ha realizado capacitación local y nacional para producir equipos y piezas de repuesto, y para diseñar, implementar y operar pequeños sistemas hidroeléctricos. Hemos revisado los modelos de administración y las nociones básicas de energía que tienen los grupos de interesados y usuarios, y hemos dado otros pasos para facilitar el que las pequeñas hidroeléctricas se conviertan en una opción energética para el desarrollo. 

Lo que ahora se necesita es una evaluación y diseminación de buenas prácticas mucho más amplias. ¿Cómo se pueden promover mejor los esquemas hidráulicos sustentables en los países en desarrollo?, ¿cuál es la mejor manera de transferir el conocimiento especializado entre países del Sur? Con acción concertada y cooperación, las hidroeléctricas a pequeña escala pueden realmente tomar su legítimo lugar como un combustible limpio de bajo costo para el desarrollo. 

Teodoro Sánchez es consultor en tecnología energética y políticas para la fundación de desarrollo Practical Action.

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