04/07/12

Costos de tecnología verde deben evaluarse nacionalmente

La energía eólica surge como la forma más costo-efectiva de ampliar la energía renovable en seis países Crédito de la imagen: Flickr/Harshad Sharma

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Diseñar mecanismos eficientes para asignar fondos climáticos al mundo en desarrollo requerirá evaluaciones específicas para cada país sobre el costo de aumentar las tecnologías de energías renovables, dice el investigador en clima Michael Jakob.

Los países en desarrollo necesitan apoyo financiero para ayudarlos a adoptar tecnologías con bajas emisiones de carbono. Los países industrializados deberían cubrir el costo, según la Convención Marco sobre Cambio Climático. El Fondo Climático Verde podría ayudar a cubrir tales esfuerzos de mitigación.

Un novedoso método para estimar los fondos necesarios para ampliar las energías renovables muestra que los costos varían dependiendo del país y de la tecnología, dice Jakob. Esfuerzos tempranos para estimar los costos dependieron en suposiciones simplistas y no tomabaron en consideración las circunstancias locales.

Pero el nuevo “marco de evaluación desde las bases hacia arriba” emplea datos específicos de cada país sobre su potencial para generar energía a partir de recursos renovables, así como también los costos involucrados, incluyendo inversión, operación y mantenimiento de sistemas.

Basándose en datos de energía solar fotovoltaica y eólica en Brasil, Egipto, India, Kenia, Nicaragua y Tailandia, el estudio reveló variación entre los países. Los costos oscilaban “desde 56 euros por megavatio/hora en Kenia a más de 100 euros en Tailandia, principalmente debido a diferencias en ‘potenciales’, esto es, la existencia de buenos sitios para producir energía eólica”, escribe Jakob.

Para todos los países, la energía eólica aparecía como la forma más costo-efectiva de ampliar las renovables hasta 10 por ciento de todas las fuentes de energía, independientemente de cualquier reducción futura en el costo de la fotovoltaica solar.

Estos datos contribuyen a la discusión sobre cómo se puede ayudar a los países desarrollados a hacer una transición hacia fuentes renovables de energía, dice Jakob, pero dejan algunas preguntas sin respuesta. Por ejemplo, las evaluaciones específicas por país requerirían vastas cantidades de datos e involucrarían complejas negociaciones para alcanzar acuerdos sobre la metodología que se adopte.

Pero mostrando que cada país tiene necesidades financieras específicas que pueden evaluarse basadas en las tecnologías consideradas, el nuevo estudio indica el camino hacia el diseño de mecanismos costo-efectivos para asignar fundos climático, concluye Jakob.

Enlace al artículo completo en Nature