Por: Célio Yano
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[CURITIBA] No solo es verde el césped de los estadios brasileños donde se disputan los partidos de la Copa Mundial de Fútbol. Varias de las nuevas arenas deportivas pueden convertirse en grandes legados del evento por su carácter sostenible.
Además del uso de iluminación natural, asientos hechos con botellas plásticas recicladas, vegetación nativa, sistemas de reciclaje de residuos y reutilización de aguas lluvia, tres estadios utilizan paneles fotovoltaicos para generar energía eléctrica a partir del sol.
En el estadio Mineirao, en Belo Horizonte, los 9.000 metros cuadrados de la cobertura de concreto permitieron instalar 6.000 módulos fotovoltaicos, que generan 1.600 megavatios/hora (MWh) al año.
Sólo 10 por ciento de esa energía es utilizada en el estadio. El restante es distribuido a la red del estado de Minas Gerais, y es suficientes para abastecer 900 casas al año.
Junto al estadio Arena Pernambuco, en Recife, la Usina Solar São Lourenço tiene capacidad para generar 1.500 MWh por año.
La misma tecnología se utilizó en el estadio Maracaná, en Río de Janeiro, que con 1.500 paneles solares podrá generar anualmente 550 MWh de energía limpia.
Los proyectos de los estadios Mané Garrincha, en Brasilia, y Arena Amazonia, en Manaos, también tienen previstas usinas solares, pero por atrasos en las obras la instalación quedará para después de la Copa.
Aunque la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), entidad organizadora de la Copa Mundial, tiene la sostenibilidad como una de sus banderas, la construcción de estadios ‘verdes’ fue una iniciativa local.
“Las medidas que adoptamos reducen en el costo de mantención del estadio en alrededor de US$3 millones”.
Eduardo Castro Mello, arquitecto
El proyecto Estadios Solares, que estudió la viabilidad de instalar paneles fotovoltaicos en las arenas deportivas, fue creado en 2008 por investigadores del Instituto para el Desarrollo de Energías Alternativas en América Latina (Ideal), organización privada sin fines de lucro, y de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).
El anuncio de que Brasil sería sede de la Copa Mundial se hizo en octubre de 2007. “Pronto empezamos a evaluar el potencial [fotovoltaico] de los 12 estadios del mundial”, dice a SciDev.Net Ricardo Ruther, de la UFSC. “Algunos proyectos avanzaron, pero otros no fueron viables”.
La iniciativa de construir estadios siguiendo criterios de certificaciones ambientales internacionales partió de los arquitectos responsables del proyecto del estadio Mané Garrincha.
En julio este estadio deberá tener instalada una central de energía solar con capacidad para generar anualmente 3.000 MWh. El estadio fue proyectado para aprovechar de la mejor manera la sombra y la ventilación natural, evitar el calentamiento y reutilizar el agua para el lavado de pisos, descarga de baños e irrigación del césped. La iluminación es a base de lámparas de LED, más económicas y con más vida útil.
“Las medidas que adoptamos reducen en el costo de mantención del estadio en alrededor de US$3 millones”, dice a SciDev.Net el arquitecto Eduardo Castro Mello.
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