20/07/13

Costos de crecimiento económico ‘superan los beneficios’

Economy_GDP_woman Oxfam International
Crédito de la imagen: Flickr/Oxfam International

De un vistazo

  • A pesar del aumento del PIB, una medida de bienestar mundial ha bajado desde 1978.
  • Esto se debe principalmente a la baja de equidad en los ingresos y la degradación ambiental.
  • Las políticas de desarrollo deberían tener como objetivo el bienestar económico en lugar de la producción.

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[BUENOS AIRES] Las políticas de desarrollo deberían con urgencia dejar de tratar de maximizar la producción y el consumo para intentar mejorar el bienestar real, que —a diferencia del crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto)— no ha mejorado desde fines de los años 70, según un estudio.
 
El trabajo, que analizó 17 países entre 1950 y 2003, encontró que, aunque en promedio, el PIB de estos países se ha más que triplicado, el bienestar social general ha disminuido desde 1978.
 
Para llegar a esta conclusión, los investigadores usaron el ‘Indicador de Progreso Genuino’ (IPG). Entre las variables que este índice considera se encuentran la distribución de ingresos en cada país, junto con el trabajo doméstico y voluntario (actividades que mejoran el bienestar, pero no involucran transacciones económicas) y, por ejemplo, el costo de la degradación ambiental.
 

“El PIB y el IPG empezaron a marchar en distinta dirección cuando el ingreso global per cápita alcanzó ese monto. Después de ese punto, el PBI siguió creciendo, mientras que el IPG se estabilizó”.

Ida Kubiszewski

Los países en los que se estimó el  IPG comprenden más de la mitad de la población mundial, en los cinco continentes, representando casi el 60 por ciento del PBI mundial. Ellos son: Australia, Austria, Bélgica, Chile, China, Alemania, India, Italia, Japón, Países Bajos, Nueva Zelanda, Polonia, Suecia, Tailandia, Reino Unido, Estados Unidos y Vietnam.
 
“Obtuvimos resultados muy interesantes que muestran que el IPG mundial per cápita alcanzó su pico máximo en 1978. Esto significa que, globalmente, los costos externos del crecimiento económico han superado los beneficios desde ese año”, dice a SciDev.Net Robert Costanza, profesor de políticas públicas en la Universidad Nacional Australiana y coautor del estudio, publicado en la reciente edición de Ecological Economics.

Los investigadores también encontraron que el IPG no aumenta una vez que el PIB por persona alcanza la cifra aproximada de US$ 6.500 al año.

Ida Kubiszewski, profesora de la Universidad Nacional Australiana y líder del estudio, dice que: “El PIB y el IPG empezaron a marchar en distinta dirección cuando el ingreso global per cápita alcanzó ese monto. Después de ese punto, el PIB siguió creciendo, mientras que el IPG se estabilizó — o incluso se redujo.
 
“Esta divergencia ocurre porque los beneficios obtenidos en las últimas décadas superan los costos, en particular en lo relativo a la degradación ambiental y la falta de equidad en los ingresos”.
 
A pesar de que el PIB no fue diseñado para medir el bienestar social o económico, sigue siendo el indicador más empleado para evaluar el rendimiento global de un país. En contraste, el estudio dice que “si bien el IPG no es perfecto como indicador de bienestar económico, se acerca mucho más a ese concepto que el PIB".
 
El estudio también destaca la necesidad de adoptar un enfoque más adecuado para medir el éxito en las sociedades, dicen los autores.
 
Walter Pengue, especialista en economía ecológica de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en Argentina, quien no participó en el estudio, dice que “el principal desafío es lograr construir un único indicador que concentre mucha información y que permita evaluar el progreso del desarrollo, de un modo fácilmente entendible, no sólo por los científicos, sino en especial por los decisores políticos”.
 
Pengue afirma que el estudio realiza un aporte valioso al emplear al IPG para tratar de evaluar de manera integrada una serie de cuestiones que el PIB no toma en consideración.

Enlace al resumen del artículo  

La versión original de este artículo se publicó en la edición Global de SciDev.Net

References

Ecological Economics doi: 10.1016/j.ecolecon.2013.04.019 (2013)