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Aun cuando los planes de estudio escolares en Brasil favorecen la megafauna exótica, el contacto con la naturaleza y las poblaciones indígenas aumenta el interés de los alumnos de secundaria por la biodiversidad y la conservación.
Esa es una de las conclusiones de una investigación en Brasil que halló que los estudiantes de secundaria de la Amazonia urbana al norte de Brasil tienen más interés en la fauna y flora local que aquellos que viven en el sur, en zonas más industrializadas y de mayores ingresos.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, analizó las respuestas que dieron 1.803 jóvenes —de 15 años en promedio y de distintas partes del país— a un cuestionario internacional sobre preferencias de aprendizaje en ciencias naturales.
Así observaron que 43,7 por ciento de los estudiantes están interesados en el estudio de la biodiversidad local y 56,7 por ciento no tienen interés por el aprendizaje de plantas y animales de sus regiones.
De acuerdo con el biólogo Nélio Bizzo, profesor en ciencias de la educación en la Universidad Federal de São Paulo y uno de los autores de la investigación, el estudio mostró que “en las regiones más pobres del país el interés por estudiar la biota local fue significativamente mayor que en las más ricas, donde hay más recursos educativos”.
En efecto, quienes se mostraron más interesados en estudiar la biodiversidad local fueron los estudiantes del norte y noreste brasileño (50,5 y 46,9 por ciento, respectivamente), frente a sus pares del sur y sureste (41,1 y 33,1 por ciento).
Los estudiantes urbanos del norte del país “viven en un ambiente sociocultural que resalta vívidamente la presencia de la biodiversidad, con vínculos con el patrimonio de los pueblos originarios”.
Nélio Bizzo, Universidad Federal de São Paulo
Para entender las razones del mayor interés por la biodiversidad según la zona geográfica, los autores analizaron la ubicación de las escuelas encuestadas y la densidad de población de las comunidades originarias en esas localizaciones.
Por un lado, los autores señalan que los estudiantes urbanos del norte del país “viven en un ambiente sociocultural que resalta vívidamente la presencia de la biodiversidad, con vínculos con el patrimonio de los pueblos originarios”. Además, por su mayor cercanía, “las poblaciones locales indígenas contribuyen a difundir el conocimiento sobre la biodiversidad”, indicó Bizzo.
Lo mismo ocurre con la cercanía que los jóvenes tengan con la realidad de la Amazonia. “Cuando escuchamos de cosas que nos son muy lejanas y que no nos afectan directamente, solemos darles poca importancia”, dijo Bizzo a SciDev.Net.
El estudio, a su vez, hace un llamamiento a revisar los contenidos educativos relativos a las ciencias naturales, en los que, advierte, se privilegia el contenido relativo a animales exóticos —como osos polares, elefantes, entre otros— mientras que la flora y fauna local están ausentes.
Para el ecólogo Christopher Anderson, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, y quien no participó en el estudio, el sesgo a favor de “fauna carismática” está vinculado a imaginarios sociales que pueden tener impacto negativo en el ambiente.
“Se podrían dar más importancia a los mitos indígenas que explican los caracteres botánicos de diferentes plantas, como la mandioca y el guaraná. Este podría ser un ingrediente importante para fomentar la curiosidad por la enseñanza de la botánica”, sugirieron los autores del trabajo.
“Me parece muy interesante la conclusión sobre la necesidad de incluir conocimientos tradicionales en las curriculas, así como enseñar a los chicos sobre la historia ambiental del lugar donde viven y su fauna nativa”, opinó Gabriela Lichtenstein, investigadora del Conicet en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, quien no participó en el estudio.
Lichtenstein, vicepresidenta regional para Centro y Sudamérica de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, agregó: “El conocimiento sobre el ambiente y su problemática actual es clave para promover la conservación. Hay que convocar a los jóvenes en el cuidado de ‘nuestra casa común’ e incentivar las miradas transdisciplinarias que incluyan saberes locales”.
> Enlace al estudio en Science Advances