23/09/11

Desarrollar recursos humanos, clave para futuro nuclear

Países en desarrollo necesitan capacitación especializada para operar instalaciones nucleares Crédito de la imagen: flickr hige-daruma

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Energía nuclear beneficiaría a países en desarrollo pero con planificación a largo plazo y fuerza laboral educada, dice Michael J. Mangala.

Muchos países insisten en que la energía nuclear puede contribuir de manera importante a satisfacer las necesidades de energía y del desarrollo sostenible en el siglo XXI. Los países en desarrollo, en particular, tienen mucho que ganar de esta tecnología.

Puede ser una oportunidad para construir infraestructura industrial, tecnológica y educativa, adquirir nuevos conocimientos tecnológicos, desarrollar mano de obra altamente calificada y aumentar el estándar nacional de la industria.

Y los beneficios pueden ir más allá, creando oportunidades de empleo, impulsando la economía y aumentando la autosuficiencia del país.

Los esfuerzos para desarrollar un programa de energía nuclear están limitados por factores económicos, financieros, técnicos y políticos. Los países en desarrollo encaran una serie de retos que incluyen el manejo de los desechos, la disminución de la proliferación de riesgos y garantizar la seguridad de las plantas y materiales nucleares, todo lo cual no atrae fácilmente a los potenciales inversionistas ni brinda oportunidades para el respaldo técnico.

Una fuerza laboral formada y capacitada es esencial para cualquier programa de energía nuclear sostenible. Sin embargo, para muchos países en desarrollo, la mano de obra es un factor clave limitante en el desarrollo y transferencia de tecnologías nucleares: la educación y la capacitación toman tiempo, esfuerzos y dinero.

Los gobiernos que intentan invertir en energía nuclear deben planificar con anticipación programas integrales de desarrollo de recursos humanos.

Planeación para el futuro

Hay tres pasos esenciales que cualquier país debe tomar para introducir la energía nuclear en su oferta energética: planificación, desarrollo de infraestructura y utilización.

La infraestructura que se requiere incluye el marco institucional y legislativo dentro del cual operan las instalaciones nucleares, así como un conjunto de capacidades —industriales, económicas, sociales, técnicas y científicas— que permitan el desarrollo seguro y eficiente, y el manejo y la operación de las instalaciones nucleares.

Antes de embarcarse en un proyecto de energía nuclear, un país en desarrollo debe determinar sus necesidades de mano de obra y evaluar las capacidades existentes organizacionales, educativas e industriales para satisfacer tales necesidades.

Por ejemplo, uno de los objetivos a largo plazo de Kenia, según su programa Visión 2030, es ser industrializado para el año 2020. Esto significa contar con una base de recursos humanos calificados y el compromiso para la infraestructura necesaria, así como programas que ofrezcan acceso a la educación para todos.

Un programa nuclear exitoso debería diseñarse con varios objetivos en mente. Debe mejorar tanto la extensión y la fiabilidad de la participación de las industrias de ingeniería locales; permitir la transferencia de tecnología mediante alianzas industriales; importar tecnología de punta y experiencia, e intensificar sus esfuerzos de investigación y desarrollo (I+D).

Ello se puede alcanzar introduciendo políticas que promuevan la orientación tecnológica, la I+D aplicada, estableciendo y fortaleciendo la I+D nuclear en las instituciones nacionales con personal adecuado, financiamiento, instalaciones, programas y autonomía, por ejemplo. Estos centros podrían prestar servicios, como asesoramiento a la industria local en la introducción de nuevas tecnologías, pruebas de materiales y equipos, o emitiendo certificados de cumplimiento de las normas aprobadas.

Políticas adicionales podrían promover un entorno favorable al desarrollo industrial, motivar y retener una fuerza laboral calificada y garantizar estabilidad política y buena gobernabilidad a largo plazo.

Las políticas educativas también pueden jugar su parte al introducir currículos orientados a la ciencia y tecnología en el aspecto nuclear en las universidades nacionales, por ejemplo, y promover el establecimiento de instituciones de capacitación nuclear para satisfacer los requerimientos de desarrollo de mano de obra del país. Y puede motivar a que los estudiantes escojan carreras de ciencia y tecnología.

Superar los obstáculos

La mano de obra es un factor limitante en los países en desarrollo, por tanto los que buscan la energía nuclear deben tratar de proporcionar capacitación científica básica y buscar ayuda para la capacitación especializada.

Los acuerdos bilaterales son una forma de asegurar la capacitación especializada, pero esos acuerdos formales pueden no ser los que se necesitan para tomar ventaja de las oportunidades existentes.

Las organizaciones internacionales también brindan asistencia. La Organización Internacional de Energía Atómica (IAEA por sus siglas en inglés) ha publicado un documento guía dirigido principalmente a los países en desarrollo que aún no tienen plantas de energía nuclear en operación o están en construcción, pero que están considerando seriamente la opción.[1]

Así como ofrece asistencia directa, la IAEA publica una serie de documentos técnicos que toman mucha de la experiencia acumulada en el mundo en todas las dimensiones de la energía nuclear, incluyendo el desarrollo de recursos humanos.

También hay un interés creciente en la cooperación regional y en las redes de interconexión, incluyendo instalaciones compartidas, programas de educación y capacitación, por ejemplo entre los países del este, centro y sur de África. En el futuro, estas redes podrían extenderse para incluir la seguridad nuclear.

Pero en gran parte del mundo en desarrollo, fomentar la mano de obra necesaria para la energía nuclear requiere de instituciones educativas permitiendo superar varios obstáculos que socavan el apoyo a la misma.

Una percepción pública negativa de las tecnologías nucleares es un obstáculo, en base a cuestiones como proliferación de riesgos, la bomba atómica en Japón en 1945, los accidentes nucleares y la seguridad de los desechos radioactivos. También hay un asunto de confianza pública en la competencia de las instituciones y los funcionarios encargados de la aplicación de la tecnología.

El respaldo público y las percepciones negativas varían de país a país. Solo recientemente ha aumentado el apoyo a la energía nuclear, en gran medida debido a las preocupaciones sobre la seguridad energética y la mitigación del cambio climático.

La construcción de plantas de energía nuclear es relativamente cara y ello debe tenerse en cuenta en los planes de desarrollo sostenible de largo plazo de los países mediante los mecanismos apropiados que aseguren la asignación de un presupuesto para su implementación. Sin embargo, son relativamente baratas de operar una vez se cuenta con la infraestructura.

El desarrollo de capacidades viables de ciencia y tecnología para aprovechar la energía nuclear es un proceso de largo plazo que puede tomar años o incluso décadas, dependiendo del nivel científico y la infraestructura tecnológica existente en un país.

Michael J. Mangala es profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología Nuclear de la Universidad de Nairobi, Kenia.

Este artículo es parte del Especial sobre Energía nuclear después de Fukushima.