09/07/14

Venezuela: pobres condiciones tras éxodo de científicos

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Crédito de la imagen: Jacob Silberberg/Panos

De un vistazo

  • Un número inusualmente alto de profesores está renunciando a las universidades
  • No está claro cuántos académicos han salido del país, pues no existen datos oficiales
  • Delincuencia, bajos salarios y limitado financiamiento para investigaciones están entre las razones para irse

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Las universidades públicas de Venezuela están registrando la salida de un alto número de científicos y profesores, lo cual les impide cubrir los puestos vacantes, de acuerdo con informes recientes.
 
En la Universidad Simón Bolívar (USB), alrededor de 240 profesores han dejado sus puestos en los últimos cinco años, un número inusualmente alto, dice Rafael Álvarez, representante de la Asociación de Profesores de esa casa de estudios.
 
"He estado trabajando aquí durante 34 años y nunca había visto algo como esto", dijo Álvarez a SciDev.Net. “Es devastador”.

“Necesitamos restaurar el respeto y el financiamiento a la investigación de ciencias básicas para frenar la fuga de cerebros y revertir esta tendencia catastrófica”.

Claudio Bifano

La Universidad Central de Venezuela (UCV) perdió alrededor de 700 docentes entre 2011 y 2012, de acuerdo con su Asociación de Profesores.
 
Cerca de 400 de los que se fueron estaban considerados como la próxima generación de docentes e investigadores, dice Víctor Márquez, presidente de la asociación. Y alrededor de 500 de ellos afirmaron que se iban a causa de las pobres condiciones económicas, añade.
 
La Universidad del Zulia cuenta con 1.577 puestos vacantes de profesores, según informes suministrados a finales de 2013 por la vicerrectora administrativa, María Núñez.
 
Iván de la Vega, sociólogo de la Universidad Simón Bolívar, declaró a SciDev.Net que este fenómeno se ha agravado en los últimos años.
 
De la Vega estima que alrededor de un millón de venezolanos emigraron durante los 14 años de gobierno del fallecido Presidente Hugo Chávez, para establecerse en unos 65 países. Pero es difícil saber exactamente cuántos eran académicos. SciDev.Net solicitó una respuesta oficial al Ministerio de Educación Superior de Venezuela, pero no fue posible obtenerla.
 
Uno de los vecinos más cercanos de Venezuela, Brasil, tiene 1,33 investigadores por cada 1.000 habitantes, según un informe de 2010 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). De acuerdo con un artículo publicado en la revista Nature el pasado 11 de junio, la relación equivalente en Venezuela es de 0,4.
 
"Gran parte de la tecnología y la capacidad científica de Venezuela, construida a lo largo de medio siglo, se ha perdido en la última década", escribe Claudio Bifano, presidente de la Academia Venezolana de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, en esa edición de Nature.
 
“Necesitamos restaurar el respeto y el financiamiento a la investigación de ciencias básicas para frenar la fuga de cerebros y revertir esta tendencia catastrófica”, señala.
 
De la Vega asegura que los altos índices de delincuencia, la falta de recursos para las universidades y los bajos salarios son las principales causas de la fuga de cerebros.
 
“En 1995, un investigador venezolano ganaba el equivalente a U$800 al mes. Hoy en día gana U$433, teniendo en cuenta la inflación acumulada que sufre el país”, dijo De La Vega.
 
La física Alexandra De Castro es parte de los científicos que decidieron irse. Después de pasar tres años como investigadora en Alemania, enseñó por algún tiempo en la Universidad Simón Bolívar. “Enseguida me di cuenta de que las condiciones se deterioraban rápidamente. En marzo de 2009 me ofrecieron un puesto en la Universidad de Sidney, en Australia, donde trabajé hasta diciembre de 2012, cuando mi esposo, también investigador, tomó un trabajo en Holanda. Es triste decirlo, pero la mayoría de mis amigos simplemente no regresó a Venezuela después de terminar sus doctorados”.
 
Bifano explica a SciDev.Net que la situación actual de Venezuela hace que sea muy atractivo e “intelectualmente rentable” para los científicos moverse al extranjero.
 
Quienes se quedan lo hacen por distintas razones personales, pero ninguno de los entrevistados por SciDev.Net cree que sus condiciones de vida y de trabajo son adecuadas.
 
Jimmy Castillo, un químico de la Universidad Central de Venezuela, se niega a abandonar el país. “Interactúo cada día con cientos de hombres y mujeres jóvenes que, como yo, tienen sueños, la esperanza de una vida mejor y un gran espíritu para que esto ocurra”, asegura. “No puedo hacer otra cosa que acompañarlos”.  

La versión original de este artículo fue publicada en la edición Global de SciDev.Net