21/07/15

Ciencia, perfecta para la cooperación, pero invisible

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Crédito de la imagen: Andrew McConnell / Panos

De un vistazo

  • Acuerdos de financiamiento para el desarrollo tienen limitado enfoque científico
  • Financiar la investigación y la innovación impulsa crecimiento y bienestar
  • A pesar de la oportunidad perdida, reorganizar la ayuda beneficiará a la ciencia

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Nuevo acuerdo para financiar el desarrollo carece de foco en esta área vital para el crecimiento.
 
Después de cuatro días de negociación entre los estados miembros de la ONU, la tercera Conferencia del Financiamiento para Desarrollo en Etiopía terminó el 16 de julio estableciendo una revisión sobre cómo el mundo reparte la ayuda.
 
En pocas palabras, los países ricos seguirán suministrando asistencia para el desarrollo en el extranjero, pero se enfocarán más en torno a los venideros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las necesidades de los países menos desarrollados. Los países pobres deberán contribuir con fondos nacionales a tales esfuerzos, consiguiendo el dinero a través de impuestos y una mejor gobernanza.
 
Hasta ahora, la ayuda se ha aplicado de arriba hacia abajo: los países ricos daban y los países pobres recibían, con pocos requisitos para compromisos de largo plazo para el crecimiento.
 
El acuerdo de Addis Abeba suena simple en el papel, pero no lo será en la realidad. [1] Históricamente, muchos países en desarrollo se han mostrado reacios a contribuir financieramente, aunque admiten la importancia de hacerlo. Los impuestos, por ejemplo, siguen siendo débiles en la mayoría de los países en desarrollo a pesar del amplio reconocimiento de su importancia.
 
Esta duda es comprensible. Aumentar los ingresos públicos requiere de instituciones que funcionen, ciudadanos cooperantes y oficinas de estadísticas que puedan monitorear adecuadamente los ingresos del Estado, el gasto público y el éxito de la política. Todo esto es muy difícil de lograr, sobre todo en países en conflicto.
 
Pero también es fácil ver por qué los países ricos se han visto frustrados – en el acuerdo de Addis Abeba, insisten en ver sus contribuciones de cooperación al lado del aumento en las rentas públicas y en el financiamiento.
 
También es cierto que, en algunos lugares, décadas de ayuda han hecho poco para aliviar la pobreza, ya que los fondos se canalizan en proyectos insostenibles o se han perdido por la corrupción. Por ejemplo, en la Conferencia se escuchó cómo la pobreza en Timor Oriental aumentó en un 15 por ciento entre 2001 y 2007 a pesar de conseguir US$8 mil millones de dólares de cooperación internacional durante este período.
 
Entonces, ¿cómo superar el permanente desajuste entre los objetivos y la realidad? Una manera es centrarse en un área donde los fondos nacionales combinados con la ayuda pueden hacer maravillas: la ciencia. Desafortunadamente, la inversión en investigación e innovación fue empujada a un segundo plano, al tiempo que se suspendían conversaciones sobre tributación, los niveles de compromiso y las remesas.
 
Mentalidad anticuada
 
Para hacer del Acuerdo de Addis un éxito, los países en desarrollo necesitan superar una mentalidad global que los muestra como necesitados, indefensos y pasivos –y que se manifiesta en la tradicional entrega de la ayuda tradicional sin necesidad de que los países receptores hagan frente a la corrupción, los malos servicios públicos y otros obstáculos para el crecimiento. Pueden cambiarlo haciendo gala de sus instituciones, políticas y logros, y traduciendo este orgullo en compromisos duraderos en la inversión y el crecimiento –desde los políticos, los ciudadanos y las empresas.
 
La ciencia es el objetivo perfecto para este tipo de esfuerzos. Invertir dinero en educación y ciencia sería una venta fácil al pedir a los ciudadanos pagar más impuestos. Mientras tanto, los fondos de cooperación invertidos en ciencia mejorarían rápidamente el crecimiento y el bienestar, mientras que los países ricos también podrían tener acceso a más socios para la colaboración en investigación y conocimiento.

“La conferencia prácticamente ignoró el potencial de la inversión en ciencia para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social”.

Inga Vesper, SciDev.Net

 
Los logros científicos crean visibilidad internacional. Las buenas universidades son una fuente de orgullo e ideal material de relaciones públicas para los países que tratan de atraer inversiones. Los efectos secundarios de un enfoque en la enseñanza de las ciencias también son claras: un mayor número de ciudadanos educados, más propensos a pagar impuestos y a pedir rendiciones de cuenta a las instituciones. Y la investigación científica puede alimentar la innovación y el crecimiento empresarial, que a su vez eleva los ingresos de impuestos, recorta el desempleo y aumenta los ingresos disponibles de las personas –todos estos factores cruciales en la creación de crecimiento nacional y en que los países no dependan más de la ayuda.
 
La ciencia solo en un parpadeo
 
Pero la única referencia sobre la ciencia que se escuchó durante la conferencia llegó en forma de un acuerdo para establecer el Mecanismo de Facilitación Tecnológica, que incluye un sitio enlazado a los proyectos de la ciencia y los fondos de la ONU.
 
Esto se debe a la seria y convencional forma en que los países donantes ven la ciencia. Quedó claro en los comentarios durante las negociaciones que muchos políticos de alto nivel en los países ricos ven la ciencia como algo que necesita laboratorios y equipamiento costoso, instituciones de prestigio y, sobre todo, una tradición de “hacer la investigación” que se remonta cientos de años.
 
Un debate sobre el Mecanismo de Facilitación Tecnológica, por ejemplo, se centró principalmente en que los países en desarrollo tengan acceso a la investigación y la ciencia que se realiza en las universidades de los países ricos –para la frustración del embajador de Kenia ante la ONU, Macharia Kamau, quien señaló que la ciencia se da de muchas formas. Existen mentes innovadoras en todo el mundo, dijo: la pobreza crea la necesidad de innovar cada día, y el mundo en desarrollo está lleno de jóvenes inteligentes deseosos de convertir sus grandes ideas en realidad.
 
Pero la mayoría de estos esfuerzos se desbalancean cuando se trata de la financiación. Los fondos para la investigación en muchos países en desarrollo son casi inexistentes, y el capital de riesgo es de difícil acceso para las personas sin recursos.
 
El dinero de la cooperación podría cerrar estas brechas al financiar proyectos dirigidos por universidades y gobiernos para apoyar la investigación prometedora, y fomentando la inversión en empresas innovadoras. Desafortunadamente, en Addis Abeba de alguna manera esa oportunidad se perdió.
 
Preguntas de la pobreza
 
Pero hay atisbos de un cambio de mentalidad. Los líderes de las naciones en desarrollo, especialmente los de África, estaban claramente irritados cuando los portavoces occidentales se refirieron a sus países como lugares de pobreza, enfermedad y guerra.
 
Nkosazana Dlamini Zuma, presidente de la Comisión de la Unión Africana, dijo que estaba cansada del enfoque de ayuda para la pobreza extrema, la cual, dijo, hace caso omiso de una amplia gama de actividades y acontecimientos económicos. “A menudo la gente se me acerca para preguntarme si el mundo piensa que está bien ser pobres, siempre y cuando usted no es muy pobre”. El punto es que salir de la pobreza extrema no es suficiente –y, según Zuma, la ciencia y la tecnología podrían ser el puente que ayude a las personas a moverse hacia una mayor seguridad económica y que no  permita ver a los países en desarrollo como lugares pasivos y necesitados.
 
Pero la conferencia prácticamente ignoró el potencial de la inversión en ciencia para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social.
 
No obstante, el sistema tradicional de suministro de ayuda ha sido sacudido. Los países en desarrollo deben ahora hacer su parte, con los países desarrollados canalizando la ayuda hacia áreas que promueven el crecimiento sostenible independiente. La ciencia solo puede beneficiarse de eso.
 
Inga Vesper es editora de noticias y especiales en SciDev.Net.
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net