29/10/10

El desarrollo requiere un enfoque integrador

Uno de los oradores de la reunión de Ginebra dijo que los teléfonos celulares se han expandido rápidamente porque las redes móviles satisfacen un gran número de necesidades Crédito de la imagen: Flickr/kiwanja

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

Países en desarrollo necesitan pensar en conjunto para promover el crecimiento y los organismos donantes deben tratar de apoyar ese esfuerzo.

El próximo mes, más de dos mil participantes se reunirán en Montreux, Suiza, durante el Primer Simposio Mundial de Investigación en Sistemas de Salud organizado por la OMS y otros socios.

La popularidad de esta reunión se refleja en el creciente respaldo a la idea de que mejorar los sistemas de salud requiere ir más allá del logro de metas discretas como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Igualmente esencial es una concientización de cómo se relacionan entre sí las diferentes metas de desarrollo, tales como el efecto del crecimiento económico en el aumento de los niveles de la salud pública.

Del mismo modo, también es fundamental un enfoque holístico para la construcción de una sólida infraestructura y de los sistemas sociales necesarios para apoyar la investigación científica y la innovación tecnológica en los países en desarrollo, ya que ambas actividades abarcan un amplio rango de diversos objetivos sociales y económicos.

Un enfoque de esta naturaleza requiere incluir, por ejemplo, el aporte y la colaboración de los ministerios de salud, agricultura y energía, y no solamente de los ministerios de ciencia y tecnología. Exige además una gama de desarrollos que van desde la creación de sistemas educativos sólidos hasta la generación de políticas de fomento a las patentes, ninguna de las cuales está restringida a una sola área en particular.

El ‘pensamiento sistémico’ 

Durante una reunión organizada en la semana del 26 de octubre en Ginebra por el Consejo de Investigación en Salud para el Desarrollo (COHRED por sus siglas en inglés) se dijo que, a pesar de la necesidad de un enfoque holístico, es más fácil hablar de la introducción de un mejor ‘pensamiento sistémico’ en la agenda de desarrollo en general —y en la agenda de salud en particular— que llevarlo a la práctica.

Una razón es que los pensamientos sistémicos cuestionan algunas de las maneras tradicionales de distribuir la ayuda para el desarrollo.

En la reunión se escucharon varios ejemplos de los beneficios de un enfoque holístico en la entrega de bienes y servicios públicos. En Costa Rica, la introducción de esta perspectiva en la atención de la salud ha hecho mucho más fácil garantizar que los servicios médicos reflejen las demandas de los usuarios —dado que abarca el paquete total de las necesidades de salud— en lugar de las preferencias de los proveedores o investigadores.

Un participante de Ruanda describió de qué manera el país ha adoptado una visión sistémica que abarca la estrategia total de desarrollo. Los esfuerzos de Ruanda para promover la ciencia y la innovación han permitido el desarrollo de un pensamiento común entre los ministerios y las agencias, evitando las trampas anteriores, como la creación de institutos de investigación sin tomar en cuenta los mecanismos que se necesitan para garantizar la asimilación de la investigación.

Otro expositor cuestionó la idea de que la expansión de los teléfonos celulares en África sea tan solo un creativo salto tecnológico. Sugirió que esta tecnología se expandió rápidamente porque las redes móviles satisfacen un gran número de necesidades, desde promover la construcción de una infraestructura de telecomunicaciones hasta la obtención de mecanismos eficaces para proporcionar crédito financiero a los empresarios de pequeña escala.

Señaló que si se analizan las áreas donde se superponen múltiples necesidades, surgirían otros ‘puntos de inflexión’ para el desarrollo.

Mirar el bosque, no los árboles 

También se discutió mucho sobre si quizás el mayor desafío para desarrollar un pensamiento conjunto al momento de planificar el desarrollo concretamente, sea cómo integrar a los sectores público y privado. En un informe conjunto publicado a comienzos de este año por COHRED y la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD por sus siglas en inglés) se afirmaba que ese continente nunca sería capaz de sostener sus propios sistemas de salud hasta que, entre otras cosas, creara su propia industria de medicamentos y vacunas.

Pero si durante la reunión del COHRED se pusieron de manifiesto las ventajas de un enfoque más holístico para el desarrollo, también lo hicieron los obstáculos. En los países en desarrollo, por ejemplo, las intensas rivalidades entre los ministerios por el financiamiento pueden socavar las políticas destinadas a promover la colaboración para abordar los desafíos del desarrollo.

Del mismo modo, las agencias multilaterales, incluyendo a los organismos técnicos de las Naciones Unidas, como la FAO y la OMS, tienden a ver los problemas del desarrollo a través de los lentes ‘verticales’ de sus mandatos específicos. La colaboración entre agencias ha tenido una historia accidentada.

A las agencias de cooperación les resulta más fácil satisfacer las demandas domésticas y rendir cuentas mediante la medición de resultados de proyectos claramente definidos, en lugar de evaluar el impacto de su financiamiento en programas que son más difusos y de largo plazo (como la construcción de la infraestructura necesaria para establecer una comunidad científica fuerte).

Finalmente, los esfuerzos para entablar una colaboración más cercana entre los sectores público y privado presentan sus propios desafíos. Estos pueden ir desde las conflictivas definiciones de las necesidades públicas hasta la desconfianza profundamente arraigada en las actividades de las corporaciones de propiedad extranjera (por ejemplo, las industrias farmacéuticas y de la agroindustria).

En apoyo del desarrollo sostenible 

No hay soluciones fáciles para ninguno de estos problemas. Pero un primer paso puede darse modificando la manera en la que se se percibe el proceso de desarrollo. No se trata simplemente de proporcionar ayuda económica, o mejorar las habilidades personales y los medios de subsistencia, sino de ayudar a los países a construir los complejos sistemas de los cuales depende el desarrollo social y económico.

Carel IJsselmuiden, director de COHRED, resumió claramente este asunto al referirse a la necesidad de actualizar un conocido proverbio chino: “Dale a un hombre un pescado y lo alimentarás por un día. Enséñale a pescar y lo alimentarás para toda la vida”.

El verdadero desafío que enfrentan las políticas de desarrollo, dijo IJsselmuiden, radica en pasar a una tercera etapa: brindar a las comunidades —y no solamente a los individuos— los conocimientos, recursos y la infraestructura requerida para pescar de una manera sostenida en el tiempo.

Alcanzar este objetivo significa poner sobre la mesa una gama más amplia de partes interesadas que las frecuentemente ofrecidas, superar las rivalidades históricas y trabajar juntos en objetivos comunes. La Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda ha sido un paso en esta dirección, al alentar a los países en desarrollo a evaluar y presentar de manera holística sus propias necesidades, en lugar de basarse en las que los ministerios quieren individualmente, y para que los donantes ayuden a este proceso armonizando sus propios esfuerzos de ayuda.

Sería una tragedia si las actuales presiones financieras sobre los presupuestos de cooperación, la demanda de rendiciones de cuentas fáciles de rastrear, o la necesidad de una retribución política conllevasen a una mayor fragmentación tanto de los esfuerzos de cooperación, como de las políticas de desarrollo. El futuro está en la dirección opuesta.

David Dickson
Director, SciDev.Net