11/11/09

Lanzar satélites propios: ventajas y desventajas

L’ingénieur nigérian Bosun Yusuf à côté des satellites N2 et NX à l’essai dans les Laboratoires Rutherford Aplleton Crédito de la imagen: NASRDA

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Los países en desarrollo construyen sus satélites pese a disponer de información gratuita de Occidente. Tatum Anderson  se pregunta si es eso rentable.

La noticia de que India lanzará en los próximos tres años dos satélites más, da cuenta de la tendencia de los países en desarrollo de conquistar el extenso portafolio espacial de Occidente, algunas veces con un alto costo para sus finanzas.

El mes pasado (18 de octubre) la Organización India para la Investigación del Espacio (ISRO por sus siglas en inglés) anunció sus planes de lanzar dos satélites para observación de la Tierra, los que se unirán a los seis que ya tiene en órbita. El mes anterior (17 de septiembre) Sudáfrica lanzó su primer satélite comercial. China, Brasil, Tailandia y Vietnam tienen satélites, así como Argelia y Nigeria. 

El propósito de muchos de estos satélites es monitorear el ambiente, desde la densidad poblacional hasta las inundaciones y las emisiones de monóxido de carbono. Pero los expertos se cuestionan si ésta es la mejor forma de invertir sus preciados recursos, especialmente en países donde ni siquiera es posible alimentar a su población. Con toda la información disponible gratuitamente de los satélites de las diferentes organizaciones internacionales en Europa y los Estados Unidos, las prioridades sobre los fondos disponibles, posiblemente reciban una mayor atención. 

Sudáfrica aumenta su capacidad

Tomemos como ejemplo el nuevo satélite de Sudáfrica, el SumbandilaSat, que monitoreará el ambiente del país, desde los cultivos y densidad de la población hasta los niveles de las represas, con seis cámaras de alta resolución. Esto deberá permitir un mejor manejo de los desastres naturales, como rastrear las inundaciones que regularmente azotan a los países vecinos, los incendios en la sabana sudafricana e inclusive seguir el rendimiento de los cultivos para predecir mejor las sequías.

Según Herman Steyn, profesor de ingeniería electrónica en la Universidad de Stellenbosch, donde comenzó el proyecto de los satélites, el objetivo clave para Sudáfrica es también nacional —científico— y de confianza en sus propias capacidades. Como él dice, el proyecto ha ayudado a entrenar a una nueva generación de científicos e ingenieros espaciales africanos.   

"Si se quiere estimular a los africanos a impulsar la ciencia y la ingeniería como carrera, se necesita poder decirles que nosotros también somos capaces de hacerlo", señala. "Para cada sudafricano es emocionante ver un satélite que ha sido construido aquí", añade. 

Tomando el control de la tecnología

Con el inminente lanzamiento además de la Agencia Espacial Nacional Sudafricana, hay otro asunto en juego: la necesidad de control, explica Steyn: "Si otros construyen tu satélite, tendrán también el control de la tecnología, te dirán qué te está permitido utilizar y qué es lo que recibes por tu dinero", afirma.

En Nigeria, la confianza en sus capacidades es claramente todo un tema. En 2006 el gobierno aprobó un plan de trabajo de 25 años dirigido a contar con astronautas nigerianos y realizar vuelos espaciales, y ya han empezado a construir sus propios satélites. 

Los satélites anteriores fueron construidos por la compañía, Surrey Satellite Technology del Reino Unido, por lo que Nigeria ha estado enviando allí durante varios años a sus ingenieros a perfeccionarse. Hoy, el país ha construido dos satélites propios para observar la tierra: NigeriaSat-2 y NigeriaSat-3.      

Argumentos costo – beneficio

Un tercio de los pobres del mundo vive en la India. Algunos dicen que no deberían ‘desperdiciar’ sus recursos en satélites

Flickr/Prato9x

Pero, la mitad de la población nigeriana vive por debajo del umbral de pobreza y uno de cada diez niños muere antes de cumplir cinco años. En India, donde se lleva a cabo un programa espacial desde la década del ochenta, la situación es similar. India alberga un tercio de los pobres del mundo y posee una de las peores tasas de tuberculosis y malnutrición infantil del planeta. 

"Yo digo: basta, piénsenlo dos veces. No lo hagan por su gloria", dice Henk Verschuur, experimentado funcionario de la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT por sus siglas en inglés). "Hay muchas prioridades en África donde el dinero es más necesario", sentencia.

Michael Goodman, del Programa de Desastres Naturales en la NASA concuerda. "Es caro lanzar y mantener las operaciones del satélite, sería mejor que los países en vía de desarrollo aumentaran su capacidad para utilizar e interpretar los datos del satélite"   

Nigeria ha defendido su ambición espacial.  

El Profesor Robert Boroffice, director general retirado de la Agencia Nacional de Nigeria para la Investigación y Desarrollo Espacial escribió el año pasado en un documento: "Muchos, en los países en desarrollo, son bastante escépticos frente a la idea de invertir en proyectos espaciales, argumentando que el dinero podría ser mejor gastado en mejorar la condición humana en la Tierra, olvidándose que el espacio ofrece una oportunidad única para equilibrar el consumo y la producción, y por consiguiente para asegurar la sostenibilidad de nuestros recursos naturales y del ambiente".

"Cada país debe desarrollar y llevar a cabo sus propios programas tomando como límite sus recursos nacionales".

¿Es suficiente la libre información disponible?

Algunos en India apoyan la posición de Nigeria. Las medidas que ayudan a mitigar los desastres, como las imágenes del satélite, son vitales, dice Sanjay Srivastava, científico del programa de apoyo al manejo en caso de desastres de la Organización Espacial India para la Investigación.

Pero la disponibilidad de información gratuita de otras fuentes va en aumento. Por ejemplo EUMETSAT dice que están a disposición de quien necesite las excelentes imágenes que sus satélites toman de África; además la organización ofrece cursos gratuitos para aprender a usar los datos.

Gracias al acuerdo de la Carta Internacional, que obliga a enviar datos gratuitamente durante un desastre humanitario a gran escala, el año pasado, cuando China sufrió un terremoto en el sur de Sichuan, 22 países tomaron imágenes de la zona afectada.

Asimismo, los datos de muchos satélites estadounidenses que observan la tierra también están disponibles gratuitamente a través de agencias como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) y la NASA.

Mientras tanto, este año el Instituto de Investigación Geográfica de los Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés) ha puesto por primera vez a disposición pública su archivo de 30 años de trabajo y algunas imágenes del satélite en vivo. Según Woody Turner, científico de la NASA especializado en el uso de los datos de los satélites para pronósticos ecológicos, tal hecho "es una gran revolución y un cambio de política. Un maravilloso acto que es realmente un regalo para el mundo."

Debilidades del satélite

Sin embargo, los pioneros de los satélites, en el mundo en desarrollo, han hecho ver que sólo porque la información sea gratuita no significa que sea útil.

Los datos y las predicciones de las agencias internacionales pueden ser algunas veces muy vagas.

"Es muy difícil tomar acciones basándose en información rudimentaria" dice Srivastava. "Es bueno saber que El Niño puede afectar a la India pero es necesario saber cuándo y qué parte de la India será la afectada."

Independientemente de quien lanzó los satélites, esto es un problema para todos los satélites de bajas órbitas, particularmente para los que orbitan sobre los polos. Ellos retornan al mismo punto con muy poca frecuencia, algunas veces cada cinco días, otras cada 10 o 20, si el satélite no puede captar las imágenes a través de una capa de nubes, no cubriendo así las necesidades de muchos países.

Los satélites meteorológicos, como los que pertenecen a EUMETSAT y NOAA, pueden recolectar sus datos con mayor frecuencia ya que son geoestacionarios y pueden cubrir una amplia posición fija. Sin embargo se encuentran tan lejos que no captan detalles importantes.

Las lluvias monzónicas azotan Camboya y Vietnam

NASA/Goddard Space Flight Centre

Las imágenes gratuitas pueden ser obsoletas y si los países buscan una cierta imagen, fácilmente podría estar fuera de los datos de libre acceso, por lo cual tendrían que pagar para que un satélite saque la imagen. Esto puede costar millones de rands sudafricanos al año dijo Steyn en la Universidad de Stellenbosch.

Demanda por mayor número de satélites

Debido a que algunos satélites tienen una alta demanda y no necesariamente están disponibles gratuitamente, en particular aquellos con sensores de muy alta resolución, los países interesados en éstos son puestos en listas de espera y no consiguen las imágenes que necesitan incluso sin que éstas tengan restricciones comerciales.

Por ejemplo en Sudáfrica les interesa monitorear diariamente sus costas para controlar la pesca ilegal, y detectar sequías mediante la revisión frecuente de la sanidad de los cultivos.

Aplicaciones como éstas han llevado a algunos expertos a coincidir que se deberían poner en órbita más satélites — y no solo por parte de los países desarrollados— para proveer mayor información y reemplazar aquellos satélites que estén llegando al final de su vida útil.

 "Mientras más, mejor", precisa Turner, de la NASA, y agrega: "Los satélites fallarán. Queremos algo más, allá arriba, que esté viendo lo que estábamos observando".

Los microsatélites reducen los costos

Los debates actuales se centran en cómo los avances en la tecnología de los satélites disminuyen sus costos. Una nueva generación de microsatélites ha ingresado al mercado, son más ligeros y económicos para lanzar y operar.

En el momento actual estos microsatélites no pueden llevar muchos de los sensores especiales que producen imágenes de alta resolución o que cubren todo el espectro electromagnético. Sin embargo pueden producir útiles datos ópticos e infrarrojos.

Actualmente los microsatélites son los preferidos por los países en desarrollo con la notable excepción de la India. Por ejemplo, el microsatélite de Sudáfrica, SumbadilaSat, pesa 81 kilogramos y cuesta 26 millones de rands africanos (aproximadamente 3.4 millones de dólares). Se ha destinado el uso de microsatélites para el proyecto constelación satélite de la Administración de Recursos Africanos, que tiene como objetivo compartir y coordinar información en el continente africano.  

"Estos son satélites verdaderamente de bajo costo que no necesitan capacidades para usos geológicos.", explica Verschuur sobre el EUMESAT. "Pienso que estos satélites de bajo costo pueden estar justificados"

El reto del procesamiento de datos

Pero la construcción y lanzamiento de un satélite no es el único costo. El trabajo en tierra para poder entender y hacer uso de los datos puede ser también formidable. 

Algunas fuentes dicen que las agencias del gobierno no siempre pueden hacer uso de la información que reciben, ya sea de sus propios satélites o de otras fuentes de información gratuita, porque no tienen suficiente capacidad para procesar los datos.

A India le ha tomado años perfeccionar su sistema. Uno de los grandes retos para la India fue convencer a los organismos estatales de salud, ambiente y agua que aceptaran e hicieran uso de la información de los satélites, según Srivastava de la Organización India para la Investigación del Espacio.

Sin embargo existe el programa de entrenamiento gratuito para aprender a procesar la información del satélite proveniente de EUMETSTAT, ONU y NASA, cuyo proyecto SERVIR está creando grupos de analistas locales en Centro América y en el este de África, y muy pronto en Nepal. 

Mientras tanto, la Comisión de la Unión Africana, con su proyecto AMESD (siglas en inglés de Monitoreo del Medio Ambiente en África para un Desarrollo Sostenible) plantea entre otros objetivos crear redes que utilicen la información de los satélites que monitorean la Tierra.

Muy pocos cuentan con el conocimiento necesario para analizar datos satelitales
Flickr/RemusShepherd

No obstante, Lawrence Aribo, experto en monitoreo de sequías del Ministerio de Agua y Ambiente de Uganda, opina que existen aún muchas brechas de información. Existe muy poca capacidad de almacenamiento de datos en las computadoras, lo que ocasiona que los expertos en sistemas de información geográfica (GIS) se vean forzados a eliminar viejas imágenes para poder ver las nuevas. Esto significa que no es posible hacer comparaciones de imágenes en el tiempo.

"Las computadoras son demasiado lentas y no pueden almacenar la información por mucho tiempo", asegura. "Además en GIS se necesita especialistas, pero hay muy pocas personas que tienen el conocimiento necesario para analizar la información", añade.

Es necesario pues ampliar la capacidad para procesar datos tanto en la Tierra como arriba, en el espacio.