20/11/13

Marginación de la ciencia socava reducción de emisiones

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Crédito de la imagen: Flickr/Alan Stark/NPCA

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[Varsovia] Los objetivos de mitigación solían ser dictaminados por la ciencia. La investigación definía los límites de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero y los países ajustaban sus compromisos a esta evidencia.
 
Pero los acuerdos surgidos de la COP15 (Conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) celebrada en Copenhague en 2009 eliminaron eficazmente a la ciencia como guía de los objetivos nacionales de emisiones, y con ello cualquier esperanza de un acuerdo climático global efectivo.
 
Así lo señala Soumya Dutta, coordinador del Colectivo Más allá de Copenhague, organización que congrega a grupos de la sociedad civil.
 
El problema, precisa, es que las discusiones en Dinamarca marcaron el inicio del sistema de ‘compromiso y revisión’ por el cual los países sugieren sus propios, subjetivos —y a menudo motivados políticamente— objetivos de mitigación, un modelo que ahora está siendo usado en las negociaciones de la COP 19 en Varsovia, Polonia.

El sistema de compromiso y revisión es completamente inadecuado porque no se busca lo que realmente se necesita sino lo que se está dispuesto a hacer. Si nos atenemos a este sistema, no hay esperanza de llegar a un acuerdo significativo sobre el clima en 2015”.

Soumya Dutta, Colectivo Más allá de Copenhague

La evidencia científica se desvincula del proceso político, lo que abre las puertas para que los países adapten sus compromisos a cifras convenientes y totalmente insuficientes, declaró Dutta a SciDev.Net después de hablar en un evento paralelo en Varsovia la semana pasada.
 
“El sistema de compromiso y revisión es completamente inadecuado porque no se busca lo que realmente se necesita sino lo que se está dispuesto a hacer”, subrayó. “Si nos atenemos a este sistema, no hay esperanza de llegar a un acuerdo significativo sobre el clima en 2015”, añadió.
 
Las preocupaciones de Dutta se ven reforzadas por noticias recientes de que la delegación japonesa dará marcha atrás en su objetivo original de reducir sus emisiones en 25 por ciento para 2020 basándose en los niveles de 1990.
 
El país —culpando al cierre de su red de energía nuclear tras el desastre de Fukushima—pretende ahora un recorte de 3.8 por ciento basado en los niveles de 2005.
 
Como el compromiso y la revisión es muy conveniente políticamente para aquellas naciones que tienen problemas con su economía y no quieren comprometerse en reducciones significativas de emisiones, Dutta no tiene esperanzas de que se produzca algún cambio en un futuro cercano.

Es fácil culpar a los políticos, pero los científicos también tienen un papel que jugar, dice.
 
Que los científicos deban ser proveedores imparciales de los hechos, y no defensores, es una premisa peligrosa para disculparlos de no participar activamente en el proceso político, sostiene.
 
“La comunidad científica falla cuando señala los peligros pero no está dispuesta a salir y arriesgar sus carreras [las de los científicos] para ejercer más presión sobre los gobiernos”, indica.
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición Global de SciDev.Net