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Un tema recurrente en corredores, conferencias y reuniones en los primeros días de la COP20 tiene que ver con los pueblos indígenas, sus conocimientos tradicionales, y la necesidad de incorporarlos en los procedimientos y negociaciones en torno al cambio climático.
 
Y es que nadie quiere repetir los incidentes de la COP19 en Varsovia, donde cientos de organizaciones indígenas y de la sociedad civil abandonaron la reunión como protesta ante la indiferencia del mundo rico en temas que los afectan directamente.
 
Sin embargo, el mundo ¿realmente está dispuesto a escuchar sus voces e incluirlos significativamente en la negociación y en los mecanismos internacionales de adaptación o mitigación de los efectos del cambio climático, o solo se trata de algo ‘políticamente correcto’?

“Nos enfrentamos a un tremendo reto: nuestro conocimiento se va a la ciencia y no volvemos a escuchar qué pasó con él, pero cuando los ‘expertos’ vienen a nuestras comunidades quieren enseñarnos cosas que ya conocemos muy bien”.

Casimirio Yamiri, del pueblo amazónico Yanesha

 
Esta es la gran pregunta que muchos representantes indígenas formulan a las partes involucradas en la COP20, como he podido comprobar en las discusiones y durante la sesión sobre pueblos indígenas, salud y sistemas de vigilancia basados en la comunidad, realizada el miércoles y organizada por la Fundación Tebtebba y la Universidad McGill de Canadá. Y tienen razón.
 
Tomemos como ejemplo el tema del conocimiento. Todo el mundo parece hablar sobre los saberes indígenas y la necesidad de intercambiarlos y compartirlos con la ciencia. Pero muchos representantes indígenas se quejan de que los gobiernos, y a veces la comunidad científica, a menudo toman sus conocimientos y prácticas sin ningún respeto por sus derechos de propiedad intelectual y, peor aún, usan ese conocimiento sin compartirlo con ellos o retornarlo.
 
Conversé con Casimirio Yamiri, del pueblo amazónico Yanesha, quien me dijo: “Nos enfrentamos a un tremendo reto: nuestro conocimiento se va a la ciencia y no volvemos a escuchar qué pasó con él, pero cuando los ‘expertos’ vienen a nuestras comunidades quieren enseñarnos cosas que ya conocemos muy bien”.
 
Otra queja escuchada en los pasillos de la conferencia es que los programas gubernamentales no capacitan a los pueblos indígenas en tecnologías de punta como sistemas de monitoreo climático, teledetección remota, tecnologías de información y comunicación, que aunadas a sus saberes ancestrales podrían potenciarse; y que los formuladores de política dejan de lado a las comunidades cuando analizan las vulnerabilidades del cambio climático a pesar que muchas de ellas ocurren precisamente en las áreas indígenas.
 
La lideresa andina Tarcila Rivera subrayó en uno de los eventos paralelos de la COP que “la ciencia y el conocimiento indígena deben complementarse. Los gobiernos no deben catalogarnos como empíricos porque si lo fuéramos, nuestros pueblos no habrían sobrevivido por siglos preservando nuestra identidad, biodiversidad y valores culturales”.
 
“Creo que tenemos que reeducar a nuestros gobiernos en estos temas”, me comenta Yamiri.
 
Yo estoy de acuerdo. Según lo que he escuchado, los llamamientos sobre el particular no son solo de América Latina.

Kimaven Ole Riamit, del pueblo Massai de Kenia, en África, dijo: “tenemos nuestros propios sistemas de monitorear la variabilidad climática, construidos y probados a través de miles de años”. En la referida reunión, presentó un calendario bio-cultural usado por los agricultores Massai como una guía no solo del mejor momento para sembrar y cosechar, sino incluso sobre qué alimentos ingerir de acuerdo con el clima (cuando hace más frío o más calor, por ejemplo).
 
Riamit explicó que la mayor diferencia con los enfoques ‘modernos’ actuales es la visión holística que ofrecen los saberes tradicionales, los cuales incluyen también una dimensión espiritual. “Incorporamos todos los elementos económicos, sociales, agrícolas, teológicos, etc.”, señaló orgulloso.
 
Y advirtió que si los sistemas de monitoreo e información de la comunidad no se incorporan a los enfoques ‘modernos’ de adaptación y mitigación al cambio climático, estos fracasarán.
 
“Nosotros, los Massai, podemos usar la tecnología de una manera creativa”, asegura. Pero para ello quieren ser capacitados en tecnologías dentro de un marco de respeto mutuo.
 
Un representante del pueblo Batwa de Uganda añadió: “los gobiernos no comparten con nosotros sus conocimientos y tecnología sobre el cambio climático. Tenemos nuestros propios sistemas, por lo que la tarea pendiente es tratar de compartir el conocimiento científico, la capacitación y las perspectivas sin dejar de lado nuestros saberes”.
 
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La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net