16/04/13

Radar Latinoamericano: Más diálogo entre ciencia y sociedad

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Invertir más en políticas de popularización científica es importante, pero es necesario pensar mejor sobre las formas de acercar ciencia y sociedad, dice Carla Almeida.

A partir de este año, Argentina contará con un órgano dedicado especialmente a la divulgación científica, vinculado al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del país. Entre sus objetivos están despertar el interés de jóvenes por las carreras científicas, aumentar la comprensión de los argentinos sobre temas de la ciencia y tecnología y fomentar una cultura innovadora en las empresas nacionales.

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  • Países latinoamericanos que consideran a la ciencia como motor del crecimiento económico han incrementado sus esfuerzos en divulgación científica
  • Pese a ello, las inversiones aún son tímidas en comparación con los países desarrollados
  • Además de entregar fondos, se debe pensar mejor qué se busca con la divulgación científica y cómo llevarla a cabo

Si bien la creación de la Agencia Nacional de Popularización de la Ciencia aún no ha sido oficializada, su agenda ya está llena. Será su responsabilidad la feria Tecnópolis 2013 —la gran muestra dedicada a la ciencia, la tecnología y el arte—, el canal de televisión digital abierta Tec TV  y un nuevo espacio interactivo de ciencia.

Además, la agencia invertirá en concursos, clubes y semanas de la ciencia, videos y obras de teatro científicos y otras iniciativas prácticas de popularización de la ciencia que sean propuestas. Esa financiación se hará por medio de avisos y presentación de proyectos para su evaluación.

El anuncio del nuevo órgano fue realizado en momentos en que Argentina hace una apuesta importante por el avance científico y tecnológico. El gobierno acaba de lanzar un plan estratégico para el sector, con el cual pretende aumentar la inversión en investigación y desarrollo de 0,65 a 1,65 por ciento del PIB hacia 2020.

Los esfuerzos brasileños

La postura argentina no es única en América Latina. Otros países de la región que consideran a la ciencia como motor del crecimiento económico han incrementado sus esfuerzos en divulgación científica. En Brasil, por ejemplo, aumentan los números de publicaciones en el área, se multiplican los museos de ciencia y surgen nuevas herramientas para la difusión de esa práctica.

Desde 2004, el país cuenta con una iniciativa vinculada al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación: el Departamento de Popularización y Difusión de la CyT, que instituyó, el mismo año de su creación, la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología, un evento anual que moviliza a miles de brasileños en torno a las actividades científicas.

El departamento ha lanzado avisos para apoyar las iniciativas de divulgación científica en todo el país y desarrolló una serie de otras acciones con el fin de estrechar los lazos entre la ciencia y la sociedad y promover la cultura científica en Brasil. Su creación fue, sin duda, una señal de reconocimiento por parte del gobierno brasileño a la importancia del campo.

Pero, a pesar del espacio creciente destinado a las iniciativas de popularización de la ciencia en los países latinoamericanos, las inversiones aún son tímidas en comparación con los países desarrollados.

Con más recursos —públicos, privados y filantrópicos—, es casi injusto comparar nuestras actividades con los grandes festivales, los súperequipados museos y las altas producciones televisivas de ciencia y tecnología de países como Estados Unidos y el Reino Unido.

No bastan más recursos financieros. Es preciso garantizar la continuidad de las políticas públicas y, sobre todo, pensar mejor acerca de lo que pretendemos con la divulgación científica y sobre cómo esas actividades deben llevarse a cabo.

Un cambio de rumbo

Hay muchas razones para apoyar la divulgación científica, especialmente en los países en desarrollo. En un contexto en que los niños y los jóvenes muestran desinterés por la carrera científica, es preciso identificar talentos y despertar vocaciones en esas áreas. Finalmente, se necesitan recursos humanos para hacer que el conocimiento científico avance y se transforme en riqueza y crecimiento económico.

En un momento en que la ciencia está cada vez más presente en la vida cotidiana, es necesario que el ciudadano tenga un mejor conocimiento del área, para tomar decisiones mejor informadas y poder influir en las políticas públicas.

Sin embargo, parece que todavía queda un largo camino entre las buenas intenciones de los divulgadores y el logro de sus objetivos. Tal vez el principal obstáculo sea la creencia de que la mejor manera de alcanzar esas metas es simplemente transmitir el contenido científico desde quienes tienen el conocimiento hacia la población que carece de él.

Esa premisa ha dirigido una parte importante de las iniciativas de divulgación científica promovidas en América Latina, muchas de ellas basadas en un modelo jerárquico y monológico de intercambio, que ofrece información sin contexto e ignora los distintos elementos culturales compartidos por diferentes grupos sociales.

Los países desarrollados que partieron de una creencia semejante para conducir sus movimientos de alfabetización científica, no tardaron en identificar la ineficiencia de este modelo. Así, trataron de cambiar la dirección de sus acciones de divulgación, buscando menor inyección de conocimiento y más participación de la sociedad en la ciencia, por medio de un diálogo más simétrico entre los actores involucrados en ella.

La trayectoria de esos países debería servir de ejemplo para América Latina, que ha invertido muchos recursos en divulgación científica y depositó grandes esperanzas en su poder de transformar sus sociedades y contribuir a su desarrollo.

Además de una inversión financiera generosa, esos países evalúan constantemente sus esfuerzos y reflexionan en forma permanente sobre cómo promover actividades más dialógicas y democráticas; cómo movilizar a los ciudadanos en debates y decisiones políticas relacionadas con la ciencia, y finalmente, cómo concebir una divulgación científica más comprometida con la sociedad, capaz de ofrecer a la ciudadanía herramientas para que elija la ciencia que quiere y la que no quiere. 

Carla Almeida

Carla Almeida es periodista científica brasileña y ha colaborado con SciDev.Net desde 2005. Actualmente es editora de Ciência Hoje en línea, un sitio web de comunicación de la ciencia, y hace investigaciones en el área de la comprensión pública de la ciencia.