10/03/16

Frijol a prueba de todo más cerca al conocerse su genoma

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Ayocotes, frijoles extra grandes mexicanos prehispánicos. Crédito de la imagen: Wikimedia commons

De un vistazo

  • Además, científicos completaron reconstrucción de la historia evolutiva de la especie
  • También identificaron cambios genéticos clave para domesticación del frijol
  • Frijol actual data de un ancestro común mesoamericano de más de 150 mil años

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[CIUDAD DE MÉXICO] Científicos iberoamericanos descifraron el genoma del frijol común mesoamericano (Phaseolus vulgaris L.) y lograron la descripción más completa de la historia evolutiva de esta especie, que servirá para desarrollar nuevas variedades capaces de adaptarse a condiciones ambientales adversas.

El equipo, integrado por especialistas de Argentina, Brasil, México y España, y liderado por el investigador mexicano Alfredo Herrera-Estrella, del Instituto Politécnico Nacional, publicó sus resultados en la revista Genome Biology el 25 de febrero.

“Conocer el genoma del frijol común nos abre las puertas para hacer mejoramiento tradicional (…), lo cual nos permite acelerar la generación de nuevas variedades, mejor adaptadas a las condiciones ambientales actuales y/o con mayor valor nutricional”, dijo Herrera-Estrella a SciDev.Net.

“Conocer al detalle el genoma del frijol de las zonas mesoamericana y andina permitirá a los mejoradores desarrollar mejores variedades para beneficio no solo de productores sino de los consumidores”.

Luis De Stefano-Beltrán, Universidad Peruana Cayetano Heredia

Este nuevo análisis complementa la primera secuencia del genoma del frijol andino,  publicada en 2014. Al comparar las dos variedades, lograron reconstruir la historia evolutiva de la especie e identificar los cambios genéticos que sufrieron ambas variedades.

Los científicos hallaron una sucesiva duplicación de algunos genes que dio como resultado la formación de tejidos y la especialización para determinadas funciones que definen al frijol actual. 

Esta duplicación, afirman en el estudio, ocurrió en un ancestro común antes de que se dividiera la variedad andina de la mesoamericana (hace 146,000-184,000 años).

“La duplicación ocurrió muy probablemente en Mesoamérica, antes de que hubiera frijoles en los Andes y antes de que el frijol fuera domesticado”, afirma Herrera-Estrella.

El estudio sugiere algunas características que fueron clave para su domesticación: genes de resistencia a algunos patógenos; florecimiento de manera colectiva, sin importar si es temporada seca o de lluvias; poca sensibilidad a cambios climáticos; y tolerancia a largos periodos de heladas.

Esta capacidad de adaptación a diferentes ambientes permitió que pobladores de estas dos regiones de América lo domesticaran, y que hoy sea fundamental en la alimentación de cerca de 500 millones de personas en países en desarrollo.

Luis De Stefano-Beltrán, director del laboratorio de Genómica Funcional de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, quien no participó del estudio, lo califica como un buen ejemplo de colaboración interinstitucional.

“Se cuestiona este tipo de investigaciones como si fuera un lujo que los productores no se pueden dar. Nada más lejos de la verdad. Conocer al detalle el genoma del frijol de las zonas mesoamericana y andina permitirá a los mejoradores desarrollar mejores variedades para beneficio no solo de productores sino de los consumidores”, afirmó.

Esta es la base para “producir nuevas variedades capaces de resistir condiciones físicas adversas (falta de agua, temperaturas e intensidades luminosas extremas) y biológicas (patógenos como virus, baterias y hongos)”, dijo a SciDev.Net Alejandra Covarrubias Robles, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, quien tampoco participó en la investigación.

“Estos cambios no son para mañana pero ocurrirán en un futuro más cercano (…) si se aplican las políticas adecuadas”, dijo.

> Enlace al artículo original en Genome Biology