25/02/13

¿Qué significa el nuevo proyecto de ley sobre protección genética para Jamaica?

Implementar la ley requiere conocer la genética de las plantas comerciales y sus relaciones con especies silvestres Crédito de la imagen: Chris Favero/Flickr

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Es poco probable que el nuevo proyecto de ley sobre recursos genéticos tenga impacto sin un cambio fundamental en la visión y los valores de cómo se adquiere y usa el conocimiento, dice Arnoldo Ventura.

Un proyecto de ley para la protección de los recursos fitogenéticos de Jamaica fue aprobado por el Senado el mes pasado (18 de enero). El proyecto de ley está vinculado al Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos —‘El Tratado Semilla’— que fue adoptado por la ONU en noviembre de 2001 y entró en vigor en junio de 2004. Desde entonces, 127 países más la Unión Europea se han convertido en contrapartes de este tratado.

DE UN VISTAZO

  • Jamaica aprobó un proyecto de ley para la protección de sus recursos fitogenéticos
  • Las disposiciones de la ley van más allá de la capacidad, la organización y la gestión actual del país, opina Ventura
  • Austeridad económica, calentamiento global y disminución indeterminada de especies dificultarán implementarla

La aprobación de este proyecto de ley —llamado Ley de Protección de los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura— por el gobierno de Jamaica dice mucho acerca de la disposición del país a ser un actor global responsable. La isla es similar a otras jurisdicciones que participan en una variedad de foros de la ONU y posteriormente se convierten en partes para elaborar ideas y tratados, pero sin un análisis lo suficientemente detallado de los aspectos prácticos necesarios para sacar el máximo provecho de estas aspiraciones.

El proyecto de ley es un objetivo razonable y, si se aplica adecuadamente, puede hacer contribuciones positivas a la seguridad alimentaria y a la protección de la biodiversidad. Jamaica, debido a su larga tradición agrícola, tiene la experiencia y unos cuantos recursos intelectuales para elaborar un proyecto de ley. Sin embargo, lo mismo no puede decirse de ponerlo en práctica.

Catalogar la biodiversidad

Lidiar con recursos genéticos por el “valor potencial no descubierto” de los alimentos y otras actividades agrícolas, exige una apreciación científica y tecnológica nueva e inmediata, así como un compromiso práctico a largo plazo para su interpretación e implementación.

Por otra parte, la conservación y el uso sostenible de los recursos fitogenéticos empieza con un firme conocimiento de la genética de las plantas comerciales que existen y sus relaciones dinámicas con especies silvestres en el ambiente. Hacer una lista de los cultivos de alimentos es, por lo tanto, solo el comienzo para comprender una dinámica ecológica muy activa.

Jamaica tiene competencias biotecnológicas, pero éstas nunca han sido aprovechadas para el tipo de trabajo detallado y consistente que se requiere para catalogar la biodiversidad genética en la isla, lo que permitirá “precisar los perfiles genéticos y las interrelaciones entre variedades y especies”.

Crear regímenes, normas, recursos financieros, disciplinas, así como obtener apoyo a corto plazo y compromiso a largo plazo para la implementación y el aprendizaje, nunca han sido prioridades. Y no hay ningún indicio de que la situación esté por cambiar.

Exigencias sobrepasan las capacidades

El catálogo de nobles intenciones es exigente, y va mucho más allá de la capacidad, la organización y la gestión actual. Por ejemplo, la distribución de beneficios debe comenzar con lo que son, o podrían ser. Del mismo modo, se deben identificar las prácticas agrícolas razonables no solo a través de las fronteras sino también a nivel local.

Identificar maneras de “maximizar la variación intra e interespecies para aumentar los beneficios”, citando al proyecto de ley, necesitará experiencia genética fundamental y trabajo paciente. Lo mismo vale para ampliar “la base genética de los cultivos y las expansiones de los cultivos locales y los adaptados al ámbito local, incluidas las variedades y especies subutilizadas”, como también se menciona en el proyecto de ley.

Además, hacer un registro exhaustivo de los recursos fitogenéticos necesita no solo la taxonomía, sino también la capacidad de identificar y preservar los recursos para la referencia y la sustitución cuando sea necesario.

Estas son las grandes ambiciones que claramente requerirán la movilización de las instituciones de ciencia y tecnología (CyT) de la isla, y de hecho, nuevas habilidades y relaciones coordinadas con expertos en el extranjero.

A juzgar por el apoyo político a la CyT en el pasado reciente, no hay ningún indicio de que eso se perseguirá enérgicamente. La ayuda para implementar algunos de los objetivos que ahora se reenvían fue abordada mucho antes de este proyecto de ley, pero encontró poca o ninguna aceptación o apoyo de las partes responsables.

Finalmente, la ejecución de otras grandes expectativas como “la cooperación con organizaciones internacionales para fortalecer las capacidades, conservar, evaluar, documentar el mejoramiento genético y reproducción”, como dice el proyecto de ley, necesitará la identificación de lo que está disponible localmente y qué debe hacerse para que los recursos logren estos objetivos.

Cambio en el uso del conocimiento

Por lo que sé, aún no se ha comenzado a perseguir sistemáticamente estos objetivos. A pesar de que son, hasta cierto punto, alcanzables en el contexto de Jamaica, exigirán un enfoque, inversión y dedicación, todo lo cual actualmente escasea.

Por tanto, es poco probable que un proyecto de ley como este tenga impacto sin un cambio fundamental en la visión y los valores actuales relativos a la adquisición y uso del conocimiento.

Por otra parte, el apoyo general a la CyT y las innovaciones que puede inducir permanecen solo en la retórica. También es improbable que tales intenciones nobles y de largo alcance puedan tener éxito por sí solas, sin una mayor infraestructura y una gestión ilustrada.

En la actualidad, las políticas y planes de CyT que garanticen la consolidación y la cooperación en todo el espectro de actividades necesarias para que el proyecto de ley sea realmente operativo, están en el limbo.

Para ser capaz de detectar la pérdida, el cambio o la biopiratería de los recursos genéticos, serán necesarios individuos calificados y con experiencia, laboratorios con equipamiento y apoyo suficiente, y un plan ampliamente aceptado para la excelencia (científica, tecnológica, agrícola, política y regulatoria). Todo esto es muy difícil ya con las mejores condiciones, pero más aún en un momento de graves dificultades económicas.

Es relativamente fácil redactar un proyecto de ley para cumplir con las obligaciones internacionales; pero es un asunto muy diferente hacer inversiones para ejecutarlo en un clima de austeridad económica, calentamiento global y una disminución aún sin determinar de especies tanto en tierra como en el mar.

Por otra parte, las inclusiones de los agricultores y agroindustriales en estos esfuerzos tienen que hacerse orgánica y explícitamente para tener cualquier esperanza de éxito.

Arnoldo Khaleel Ventura ha sido asesor principal del Primer Ministro de Jamaica en ciencia y la tecnología desde 1989. Anteriormente trabajó como investigador y profesor de virología.