11/07/17
Insectos, de villanos a útiles protectores del ecosistema
Apis mellifera (Linnaeus, 1758), abeja común. Introducida de Europa en las Américas, Oceanía y el este asiático, son insectos que prestan muchos servicios al ser humano, como la polinización y producción de miel, propóleo y jalea real.
Luis Felipe Gomes Peixoto
Brontostoma sp (Kirkaldy, 1904): Representante de la familia de los redúvidos (Reduviidae), son importantes predadores de los diplópodos —conocidos popularmente como ciempiés— y no causan daño al ser humano.
Luis Felipe Gomes Peixoto
Dynastinae (MacLeay, 1819): De la subfamilia de los escarabajos Hércules, muy poderosos y capaces de levantar varias veces su peso. Tristemente son usados en luchas con apuestas en Asia, además de ser populares como mascotas.
Luis Felipe Gomes Peixoto
La Ichneumonidae (Latreille, 1802) es una familia de avispas parasitoides, es decir, que sus miembros ponen huevos en otros animales. Por esta característica, son importantes en el control de insectos que son plagas.
Luis Felipe Gomes Peixoto
Rhigus sp (Schoenherr, 1823). Ese insecto es representante de la familia de los curculiónidos (Curculionidae), conocidos como gorgojos y picudos, que puede ser una plaga pero también se ha usado como método natural de control biológico.
Luis Felipe Gomes Peixoto
La hormiga Neoponera cf villosa (Fabricius, 1804) posee interacciones positivas con otras especies de hormigas, además de ser alimento para anfibios y predadora de diversos artrópodos.
Luis Felipe Gomes Peixoto
Labidus sp (Jurine, 1807), un macho alado de un género de hormigas de corrección, que se refiere al hábito alimenticio de algunas hormigas que salen en grandes grupos de la colonia y depredan vorazmente lo que encuentran. Por eso se consideran clave debido a su gran impacto en el ecosistema.
Luis Felipe Gomes Peixoto
Tipulidae (Latreille, 1802), comúnmente llamados mosquitos gigantes, se cree que son hematófagos y transmisores de enfermedades. Sin embargo, muchos adultos ni se alimentan y algunas larvas pueden depredar larvas de otros mosquitos de verdad dañinos para el ser humano.
Luis Felipe Gomes Peixoto
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Los insectos posiblemente componen el grupo de animales más mal interpretados. Son vistos como asquerosos, peligrosos y agresivos, y usualmente la primera reacción es pisarlos. Al fin de cuentas, para la mayoría de la gente, los escarabajos son lo mismo que las cucarachas. Y más aún, en tiempos de dengue, chikungunya y zika, los insectos son vistos como villanos transmisores de enfermedades. Y, sin embargo, la gran mayoría de insectos es, en realidad, prestadora de muchos servicios ecosistémicos, además de ser fundamentales para el equilibrio de la vida terrestre.
Con cerca de un millón de especies descritas y estimaciones de entre seis a 30 millones de especies existentes, los insectos contribuyen notablemente a la diversidad. Sin embargo, en los últimos años los científicos han alertado que la tasa de extinción es 1.000 veces superior al valor natural, y muy superior a la tasa de descripción de nuevas especies. Esto supone que el ser humano causa directa e indirectamente gran impacto en la cantidad de seres vivos del planeta, propiciando la extinción de especies más rápidamente de lo que puede describirlas.
En esta biodiversidad, la cantidad de “bichos de seis patas” supera ampliamente al ser humano, por lo que si la mayoría de los insectos fuera enemiga de las personas, la población viviría en estado de calamidad.
Pese a ser ornitólogo, elegí dedicar mi tiempo libre a los insecto s para acercarlos a la población. Motivado por su importancia e incomodado por la discriminación que sufren, decidí retratarlos para resaltar su belleza y diversidad. Para eso uso una técnica de procesamiento digital de imágenes, llamada apilamiento de enfoque, cada vez más empleada en publicaciones científicas por su capacidad para revelar secretos y detalles.
A diferencia de la tradicional fotografía de alta magnificación —que tiene como limitación su pequeña profundidad de foco, es decir, el área nítida de la foto es acotada—, el apilamiento no presenta esta dificultad al combinar una serie de exposiciones en posiciones diferentes. Esta agrupación de múltiples imágenes resulta en una foto que enfoca toda el área deseada.
La cámara y la lente que se utilizan se montan en un riel controlado por un micrómetro, luego se calculan los “pasos” del carril entre fotos, generalmente de 10 μm a 75 μm, entonces se coloca el insecto y se colocan las luces y difusores. Cuando todo está listo se toman de 100 a 300 fotos, y después de algunas horas de disparos, las exposiciones se importan a una computadora y se unen mediante un programa especializado.
Se trata de un proceso informático bastante largo y exigente, que puede extenderse de una hasta cinco horas, según la cantidad de imágenes que se tomen. Al final se hace una revisión para evitar errores y un posprocesamiento tradicional de la imagen.