21/02/10

Chile apuesta por los biocombustibles a base de algas

Los investigadores cultivarán micro y micro algas Crédito de la imagen: Sandia Labs / Flickr

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[SANTIAGO DE CHILE] Con una inversión público-privada de US$ 31,6 millones, Chile apostará este año por la investigación y el desarrollo de tecnologías que permitan obtener biocombustibles a partir de algas.

Los fondos favorecerán a tres consorcios — Desert Bionergy, AlgaFuels y BAL Biofuels —integrados por empresas privadas y universidades. Éstos se adjudicaron en enero pasado un concurso convocado por la Comisión Nacional de Energía y la corporación estatal de fomento productivo CORFO.

Con esto se busca “impulsar tecnologías que aún no están completamente maduras o cuyas barreras de ingreso son demasiado altas, pero que confiamos tendrán un auspicioso futuro”, dijo el ministro de energía Marcelo Tokman al anunciar los consorcios ganadores.

Entre los factores que se consideraron para apoyar la producción de biocombustibles de micro y macroalgas, se cuenta la extensa costa chilena, de más de 3 mil kilómetros de extensión y la alta radiación solar que ésta recibe, lo que favorece el proceso de fotosíntesis.

Otra ventaja es que a diferencia de materias primas como la caña de azúcar, la palma y otras oleaginosas, “el cultivo de algas no requiere el uso de tierra agrícola, agua para el riego, ni fertilizantes”, dijo a SciDev.Net Lance Ayrault, gerente general de BAL Biofuels, consorcio que cultivará la macroalga cochayuyo (Macrocystis pyrifera) y que espera producir hasta 50 millones de galones de etanol al año, equivalente a cinco por ciento del total de gasolina que emplea Chile actualmente.

A sus ventajas como materia prima de segunda generación (proveniente de fuentes no alimentarias), Ayrault agrega que “las algas limpian el océano del exceso de nutrientes, cobijan vida marina y su cultivo puede proporcionar un ingreso a pescadores artesanales, además de diversificar la industria acuícola chilena, que hoy se concentra en el salmón y los mejillones”.

Los consorcios trabajarán en lograr las cepas de algas más productivas para su cultivo en Chile y en la optimización de las condiciones de cultivo para maximizar su producción de aceite. Además, realizarán investigación y desarrollo del proceso de producción del biocombustible.

Se estima que en tres a cuatro años Chile ya contaría con las algas como fuente renovable de biocombustibles.