09/08/15

Enfoque en migración: lecciones de Cuba sobre desastres

Children at a refugee camp
Crédito de la imagen: Vlad Sokhin/Panos

De un vistazo

  • Cuba se destaca venciendo las tempestades que causan destrucción en las islas vecinas
  • Todos están entrenados sobre qué hacer en caso de huracanes
  • La planificación local contra desastres incluye a grupos vulnerables y a residentes en ciudades

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Los desastres naturales obligaron a 19 millones de personas a dejar sus hogares en 2014, y se prevé que el cambio climático aumente esta cantidad. Esa es la conclusión de un informe publicado el mes pasado por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés). [1] 

Mientras se estima que actualmente hay una probabilidad mayor al 60 por ciento de que la gente deba desplazarse a causa de desastres en comparación con la década de los años setenta, ¿qué pueden hacer los países vulnerables para estar mejor preparados? Mirar a Cuba, recomienda William Lacy Swing, director general de la Organización Internacional para las Migraciones, en un artículo de Reuters basado en el informe.
 
A menudo, la nación caribeña es golpeada por un clima severo, en particular por huracanes. Pero debido a un “proceso multidimensional” de preparación contra desastres, el país se destaca venciendo las tempestades que destruyen las islas vecinas, dice Alexander Isakov, especialista en respuesta ante desastres de la Universidad Emory, en Estados Unidos.

“Los cubanos tienen una larga historia de compartir su conocimiento y experiencia en la preparación y respuesta ante desastres con sus vecinos del Caribe, y a nivel global”

Alexander Isakov, Universidad Emory, Estados Unidos

Isakov ha visitado Cuba con frecuencia para aprender más sobre sus mecanismos de respuesta ante desastres. Me dijo que en realidad lo esencial en su preparación ante desastres no son cosas tangibles como sistemas de alerta temprana y equipos de rescate bien equipados. Si ese fuera el caso, países más ricos como Estados Unidos serían menos afectados de lo que suelen ser, señaló.
 
En cambio, Cuba, una nación mucho más pobre, eclipsa a EEUU y a otros países cuando se trata de minimizar el daño, los desplazamientos y las fatalidades derivadas de desastres naturales. Comparando la devastación que causó el huracán Flora en 1963 con otras tormentas más recientes se ve el resultado de la efectividad del sistema de Cuba: el huracán Flora mató a 1.200 personas en la isla; tres grandes tormentas en 2008 dejaron a 600.000 personas sin hogar pero solo mató a siete.
 
Y la clave para este éxito, dice Isakov, es la “cultura de la preparación” de Cuba, que hace hincapié en la alerta individual y la necesidad de que las comunidades se movilicen a nivel de base. Debido a que es inevitable que haya desastres en el futuro, el gobierno ha diseñado una estrategia que refuerza la idea de tomar la iniciativa en vez de solo reaccionar ante los desastres, y enfatiza en el rol del ciudadano, las empresas y el gobierno. La educación en la escuela y la universidad, así como en los lugares de trabajo, asegura que la gente sepa qué hacer cuando ocurre un desastre, dice Isakov.
 
El gobierno local juega un papel vital, particularmente en la protección de los más vulnerables al clima severo, agrega. Según el informe del IDMC, uno de los grupos al que debe prestarse especial consideración corresponde al de los habitantes de las ciudades en los países en desarrollo, cuya cantidad se ha cuadruplicado desde 1970, sin planificación y con mala gobernación.
 
En Cuba, los habitantes urbanos son tratados como actores importantes en la preparación ante desastres, y la estrategia nacional de gestión de desastres basada en las comunidades los involucra en el plan de mitigación. Estos habitantes forman parte de actividades como el mapeo del riesgo comunitario, los simulacros y las actualizaciones anuales del plan de emergencia nacional. [2]
 
Otras naciones pueden aprender de esta experiencia, opina Isakov. Para los países en desarrollo que carecen de la fuerte organización y estructura del gobierno comunista de Cuba, las plataformas de comunicación como la radio pueden ayudar a los locales a construir sistemas de conocimiento y planificación. Otros países pueden aprovechar proyectos regionales, como el que desarrolla el Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres de Cuba, para fortalecer programas de capacitación para el cuidado sanitario de emergencia con el fin de diseminar información en Cuba y otros países en desarrollo vulnerables, agrega Isakov. [2]
 
“Los cubanos tienen una larga historia de compartir su conocimiento y experiencia en la preparación y respuesta ante desastres con sus vecinos del Caribe, y a nivel global”, dice Isakov. Y el reciente descongelamiento de las relaciones entre Cuba y EEUU debería significar una mayor oportunidad para el diálogo y el intercambio en beneficio de ambos, señala.

La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net