29/01/13

Genes protegen a población andina contra el arsénico

Los habitantes de San Antonio de Los Cobres beben agua que supera en 20 veces la norma establecida por la OMS Crédito de la imagen: Benjamin Dumas/Flickr

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[SANTIAGO] Dos de cada tres pobladores del altiplano andino argentino expuestos por generaciones al consumo de agua con altos niveles de arsénico portan una variante genética que les permite excretar de forma más eficiente este tóxico y así reducir sus nocivos efectos.

Así lo indica un estudio en Environmental Health Perspectives (enero 2013), que analizó la presencia de una variante del gen AS3MT, asociada a la rápida excreción del arsénico, en 323 habitantes de San Antonio de Los Cobres.

DE UN VISTAZO

  • El 68,7% de los habitantes de un pueblo atacameño portan una variante genética que les da protección contra el arsénico
  • Selección genética explicaría la adaptación al tóxico en esta población, expuesta hace 11 mil años a agua con arsénico
  • En América Latina, cuatro millones de personas beben agua con niveles de arsénico que exceden la norma

Dicha población está conformada principalmente por atacameños, etnia que habita el norte de Chile y noroeste de Argentina hace 11 mil años.

Mientras la OMS establece el límite de arsénico aceptable para consumo humano en 10 microgramos por litro de agua (µg/L), el agua potable en San Antonio de Los Cobres contiene 200 µg/L.

En América Latina cuatro millones de personas en Bolivia, Brasil, Chile, El Salvador, México, Nicaragua y Perú beben agua con altos niveles de arsénico. Su consumo eleva el riesgo de desórdenes del sistema nervioso, diabetes, anemia, alteraciones hepáticas, enfermedades vasculares y cáncer de piel, pulmón y vejiga.

Los investigadores determinaron que 68,7 por ciento de los participantes en el estudio portaba la variante protectora del gen AS3MT.

La cifra fue significativamente mayor que su presencia entre indígenas nativos de México, Colombia y el este asiático (14,3 por ciento), habitantes no atacameños de Salta, Argentina (36,7 por ciento), y descendientes de quechuas, en Perú (50,5 por ciento).

Esto demostraría que “la adaptación humana a estresores ambientales es más común de lo que se pensaba”, dice el estudio.

Según los autores, la selección genética detectada se explicaría por la mayor morbilidad y mortalidad de niños y adultos que no portaban la variante, lo que habría reducido su capacidad de sobrevivir y reproducirse, a diferencia de quienes sí la tenían.

Karin Broberg, profesora de medicina ocupacional y ambiental de la Universidad de Lund, Suecia, y autora principal del estudio, dice a SciDev.Net que es esperable que otras poblaciones en Latinoamérica con altos niveles de arsénico tengan la misma variante del gen, tal como se ha descubierto en México.

Para Fernando Coz, urólogo, académico de la Universidad de Los Andes, Chile, y autor de un estudio sobre arsénico y cáncer de vejiga en el norte de Chile [1], es novedoso que un cambio genético evolutivo constituya un factor protector en poblaciones expuestas por miles de años.

Este hallazgo, sostiene, podría ayudar a “intentar el diagnóstico precoz de enfermedades inducidas por intoxicación arsenical en población sin factor protector”.

Pero Broberg destaca que “aunque la mayoría de las personas en San Antonio de Los Cobres tenga un metabolismo del arsénico rápido y eficiente, no significa que estén totalmente protegidos de su toxicidad. Por eso sus niveles deberían bajarse en el agua potable”.

Enlace al artículo completo en Environmental Health Perspectives

References

Environ Health Perspect 121:53–58 (2013).

[1] J Urol. 2012 Mar;187(3):856-61. doi: 10.1016/j.juro.2011.10.157. Epub 2012 Jan 15.