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Para 2040, el sector de uso de la tierra —como el agrícola y el de bioenergía— en países como Brasil, China, México y Estados Unidos podría neutralizar sus emisiones de dióxido de carbono (CO2), haciéndolas equivalente a la capacidad de absorber este gas, si pone en práctica una lista de seis acciones en los próximos diez años.
Así lo sugiere un estudio en la revista Nature Climate Change que presenta punto a punto las acciones y sus vías de implementación para que esos países logren reducir las emisiones de CO2 de actividades asociadas al uso de la tierra en 50 por ciento por década entre 2020 y 2050.
El estudio es el primero en establecer un plan específico sobre cómo el sector de uso de la tierra puede volverse neutral en cuanto al CO2 hasta 2040.
Para llegar a esa lista, un equipo internacional de investigadores expertos en clima examinó modelos climáticos y evaluó prácticas de gestión de las tierras que ofrecen el mayor potencial de mitigación de emisión de CO2 y otros beneficios sociales y ambientales asociados.
“Deberán abordarse las barreras existentes, incluida la inercia política, la gobernanza débil y la falta de financiación, y será necesario un cambio más colectivo, con mejores incentivos para transformar nuestros sistemas alimentarios y forestales”.
Stephanie Roe, Universidad de Virginia, Estados Unidos.
A partir de ese análisis identificaron seis acciones específicas que los países podrían poner en práctica para neutralizar las emisiones del sector y limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius.
Las medidas fueron diseñadas para que sean lo más atractivas y simples para que los gobiernos puedan aplicarlas, e incluyen la reducción de los índices de desforestación y quemas de los bosques, y de degradación de los manglares costeros, así como el combate al desperdicio de alimento y el mejoramiento de las prácticas de manejo forestal y agroforestal hasta 2030.
Los autores también sugieren que los países desarrollen medidas que estimulen el cambio de la dieta de una a cada cinco personas para el consumo de vegetales —menos de 60 gramos de proteína de carne por día— hasta 2030. Basado en el consumo actual de carne, el mayor potencial para el cambio de dieta se encuentra en Brasil, Argentina y México, según el estudio.
Los autores añaden que la lista está diseñada para que los países logren múltiples beneficios más allá del CO2, y puedan ayudarlos a alcanzar objetivos económicos y de biodiversidad más amplios.
Seis acciones para neutralizar emisiones |
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– Reducir la deforestación, el drenaje y la quema de turberas y la conversión de manglares en 70 por ciento para 2030, particularmente en países tropicales, incluido Brasil. |
– Restaurar los bosques, las turberas drenadas y los manglares costeros, particularmente en los países tropicales hasta lograr que acumulen nueve gigatoneladas (Gt) de CO2 para 2030. (*) |
– Mejorar la gestión forestal y agroforestal para secuestrar un total de cuatro Gt de CO2 para 2030. |
– Mejorar el secuestro de carbono del suelo en la agricultura en todos los países agrícolas en tres Gt de CO2 para 2030. |
– Reducir el desperdicio de alimentos en países desarrollados y emergentes y la pérdida de alimentos de la producción en 30 por ciento para 2030. |
– Estimular el cambio a una dieta basada en vegetales en una de cada cinco personas en países desarrollados y emergentes para 2030. |
El sector de uso de la tierra hoy emite unas 11 gigatoneladas de CO2 por año, esto es, alrededor de 25 por ciento de las emisiones globales. Sin embargo, en los países que implementen esas acciones, las emisiones del sector podrían neutralizarse para 2050 si se logran recuperar los bosques y actuar como un sumidero de carbono. Las medidas ayudarían a mitigar 15 gigatoneladas de CO2 por año.
Controlar las emisiones globales de la agricultura es un desafío, porque la necesidad de producir más alimentos para más población implica un incremento también de la cantidad de gases que se generan actualmente. Sin embargo, los expertos señalan que a medida que las tecnologías de producción mejoran y las preferencias de los consumidores cambian, hay acciones rentables para reducir de manera factible las emisiones de la agricultura.
El estudio publicado en Nature Climate Change llega en un momento en que los incendios destruyen los bosques tropicales y la sequía compromete los rendimientos de los cultivos.
En este escenario “deberán abordarse las barreras existentes, incluida la inercia política, la gobernanza débil y la falta de financiación, y será necesario un cambio más colectivo, con mejores incentivos para transformar nuestros sistemas alimentarios y forestales”, dice a SciDev.Net Stephanie Roe, científica en la Universidad de Virginia, Estados Unidos, y autora principal del estudio.
Para William Laurance, biólogo de la Universidad James Cook, Australia, el estudio deja en claro dos cosas. Una es que la gestión eficaz de los bosques y de las tierras agrícolas será fundamental en los esfuerzos para frenar el calentamiento global. “No vamos a lograr nuestros objetivos si ignoramos estas prioridades”, dice a SciDev.Net.
La otra es que
“No creo que las naciones están reconociendo es