13/03/14

Achim Steiner y la ciencia de los objetivos pos 2015

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Crédito de la imagen: UNEP

De un vistazo

  • PNUMA reportará ‘ecologización’ de sistemas financieros, como inversiones en energía baja en carbono
  • Presupuestos públicos son insuficientes para inversiones en energía, transporte e infraestructura
  • Cooperación Norte-Sur, transferencia tecnológica y financiamiento se vuelven críticos

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Como director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner ha estado en primera fila de las conferencias internacionales sobre ambiente y desarrollo sostenible, incluyendo la conferencia Río+20 en junio de 2012.
 
SciDev.Net lo abordó en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Nueva Delhi en febrero pasado, para discutir el papel de la ciencia en la agenda posterior a 2015 y en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
 
Steiner también habla de los avances en los ODS y los planes para ayudar a los países en desarrollo a alcanzarlos.
 
¿Cómo ve el papel de la ciencia y la tecnología en la agenda posterior a 2015?
 
En mi opinión, mucho más central y significativo que en el pasado. La ciencia nos permite entender la naturaleza de los cambios ambientales y también las oportunidades de abordarlos. La ciencia nos ha permitido apreciar mejor la magnitud y naturaleza de los cambios que debemos manejar en el ámbito climático, de la seguridad alimentaria o de las poblaciones de peces en los océanos.
 
La ciencia también es la frontera que nos permite desarrollar nuevas tecnologías y nuevos sistemas de gestión. En el trabajo del PNUMA, la ciencia nos ha permitido identificar los contaminantes climáticos efímeros, la contaminación por carbono negro, la contaminación del aire, o el ozono troposférico y el metano, ya sea como problemas para la salud humana o como los principales motores del calentamiento global.

¿De qué manera puede contribuir específicamente la ciencia con los ODS?
 
Aún no sabemos cómo son esos objetivos. Pero sí sabemos las áreas en las que el mundo tiene que unirse a través de los principios de universalidad e integración. Tomemos como ejemplo la agricultura. Muchos sostienen que debemos producir 70 por ciento más de alimentos para el 2050 para alimentar a la población mundial. Por lo tanto, estamos mirando la ciencia de fertilidad de suelos y del agua. Desarrollar la economía agrícola en el sentido de los últimos 100 años y añadirle otro 70 por ciento de producción de alimentos no es viable ni sostenible o factible.
 
También requerimos mirar de qué manera se pueden reducir las pérdidas de alimentos a través de la tecnología. Un tercio de lo que producimos se pierde entre las parcelas y el punto final de consumo, ya sea por la falta de instalaciones de almacenamiento o por las plagas o pérdidas durante el transporte. 
 
En consecuencia, si tenemos un objetivo relacionado con la seguridad alimentaria, la ciencia y la tecnología pueden ayudar a abordar la reducción de las pérdidas de alimentos y desarrollar técnicas de producción más sostenibles.
 
¿Cuáles han sido los progresos de los ODS?
 
Todos deberíamos estar animados por la intensidad con la que se han desarrollado las discusiones desde la Cumbre de Río. De hecho, tan solo un año y medio después, el mundo se encuentra en medio de la evolución del próximo paradigma y de la agenda de desarrollo sostenible.
 
El grupo de trabajo abierto convocado por los estados miembros de la ONU se ha convertido en parte de la conversación global. La ONU ha llegado, literalmente, a cientos de miles de personas para que contribuyan a esta discusión. Todos estamos seguros de que en efecto tendremos un nuevo conjunto de ODS para 2015, como parte de la agenda de desarrollo posterior a ese año.
 
Después de la Cumbre de Río nos quedamos pensando si los estados miembros aceptarían realmente esta dirección. Y lo cierto es que lo han hecho no solo a gran velocidad sino también con un muy alto grado de compromiso mundial que significa que aquí tenemos una buena oportunidad para ver que se establezcan nuevas prioridades.
 
También tenemos la oportunidad de reconocer que los países en desarrollo tienen necesidades y agendas prioritarias, que son parte del marco de sostenibilidad global.
 
¿Cómo se tiene pensado vincular los nuevos ODS con la agenda inconclusa de los ODM?
 
La ONU ha sido muy clara desde el comienzo en decir que debemos acelerar nuestros esfuerzos hasta 2015 para alcanzar los ODM. Por lo tanto, creo que aún seguiremos viendo avances significativos. La agenda inconclusa será parte de los ODS. Cómo abordar la erradicación de la pobreza, la salud materna, la educación para las niñas son objetivos e indicadores que también encontrarán su espacio en el marco de los ODS.
 
Una de la críticas sobre los ODM no logrados es la falta de integración y coordinación. ¿Cómo planea hacerle frente el PNUMA?
 
En el PNUMA sostenemos firmemente que no pretendemos un conjunto de objetivos que estén basados en agendas de promoción o en objetivos monotemáticos.
 
El ADN, por así decirlo, de los ODS que surgieron después de Río, es un enfoque integrado. Hoy en día sabemos que la premisa de la economía o del progreso social a costa del ambiente, o la protección ambiental a expensas de la gente y de sus medios de vida, no es una propuesta viable. Necesitamos encontrar un enfoque integrado.
 
¿Cuáles serán los puntos de referencia o indicadores para medir el progreso de los ODS?
 
Bueno, esa conversación está ocurriendo ahora y muchos grandes pensadores de todo el mundo y de las universidades, ministerios, ONG y sector privado lo están  abordando. En el PNUMA nos estamos enfocando en lo que la comunidad internacional ya ha acordado. Tenemos 40 años de gobernanza ambiental internacional, acuerdos, convenios y protocolos. Hemos resumido los objetivos ambientales globales en los que la comunidad mundial  ha llegado a un consenso.
 
Esas deben ser las líneas de base a partir de las cuales podremos posteriormente definir la ambición de seguir adelante. Veremos surgir (de la conversación) miles de propuestas de indicadores y objetivos. El reto para los gobiernos será tratar de identificar cómo se pueden combinar estas propuestas en un conjunto estratégico de indicadores con los que los países se sientan cómodos y obligados a trabajarlos, y que permitan que se produzca un cambio transformacional en los próximos años y décadas.
          
Nos enfrentamos a importantes retos que nos obligan a repensar nuestras economías y nuestros métodos de producción y consumo, así como hacer frente a la erradicación de la pobreza y a los temas de equidad.
 
¿Qué sistemas deben instaurarse para garantizar el cumplimiento de los objetivos?
 
La ONU no es una entidad policial. Estamos facultados y encargados por los estados miembros a facilitar y forjar acuerdos legalmente vinculantes. Pero al final del día, es el compromiso de los estados miembros, y el espíritu, la idea y el mandato de la ONU lo que importa. No podemos forzar a los países a aplicarlos. Si estamos de acuerdo con los ODS y un país los suscribe, entonces ese es el primer punto de garantía del compromiso de aplicar esos objetivos.
 
Asimismo, cada vez más, vamos a ver un mundo de redes sociales y de demandas de los ciudadanos por más transparencia e información. Serán los ciudadanos los que pedirán a sus gobiernos, parlamentarios y tribunales y a sus países aplicar algo de lo que han firmado.
 
¿Cuáles son los planes para ayudar a los países en desarrollo a alcanzar sus objetivos?
 
Esta discusión continúa siendo importante. Claramente, la dimensión de la cooperación norte-sur, la transferencia de tecnología, los medios de ejecución y el financiamiento se convertirán en una parte crítica de esta conversación global.
 
Encaramos enormes desafíos, tanto en el corto plazo debido a la crisis financiera, pero también a más largo plazo porque el modelo de transformación está siendo cada vez más cuestionado por la necesidad de contar con la cooperación norte-sur como una base; por el rápido crecimiento de las economías en el sur y por la importancia de los mercados financieros y de capitales.
 
Los gobiernos, sea de los países desarrollados o en desarrollo, tendrán que luchar cada vez más para hacer algunas de esas inversiones a gran escala si no pueden atraer capital privado. No para reemplazar la inversión pública, sino porque sabemos que los presupuestos públicos no son suficientes para hacer el tipo de inversión transformadora que se requiere en nuestros sistemas de energía, transporte e infraestructura urbana.
 
El PNUMA está trabajando un informe que indagará sobre la ecologización de los sistemas financieros, donde hay un gran margen para la inversión. ¿Por qué no acumularla en este espacio de las nuevas energías, energía baja en carbono o sistemas de transporte público? ¿Qué podemos hacer asimismo con el sistema bancario y regulatorio para hacer frente a lo que claramente tiene un enorme potencial? Esto acaba de empezar y se informará dentro de 18 meses.
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición del sur de Asia de SciDev.Net