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[BOGOTÁ] La selva amazónica está amenazada por planes de desarrollo en áreas como el transporte, la energía y las telecomunicaciones, advierten científicos.

En un informe publicado la semana pasada (1 Octubre) por Conservación Internacional, el científico Timothy Killeen, comenta sobre los planes de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA).

La IIRSA es una iniciativa de doce países sudamericanos para conectar regiones aisladas por la selva amazónica con el fin de mejorar el comercio a través del continente y hacer más competitivos los productos agrícolas, los biocombustibles y los minerales industriales para los mercados internacionales.

IIRSA planea hacer inversiones en carreteras que unan las costas atlántica con la pacífica, así como desarrollar el transporte fluvial, las hidroeléctricas y las telecomunicaciones en el Amazonas.

"Lamentablemente, IIRSA se ha concebido sin prestar debida atención a sus posibles impactos ambientales y sociales y por tanto representa una amenaza latente para estos ecosistemas y culturas," dice Killeen en su informe. 

 "La apertura de carreteras en la Amazonia es el principal motor de la deforestación, y asimismo de la inmigración y nuevos asentamientos a lado y lado de la nueva vía, lo cual trae consigo explotación de recursos naturales (por lo general de manera insostenible), así como conversión de ecosistemas naturales a agroindustria", dijo a SciDev.Net Juan Carlos Espinosa, oficial de Política Sectorial del World Wildlife Fund Colombia.

Carlos Rodríguez, líder del programa Tropenbos International en Colombia, una organización no gubernamental que promueve el mejor uso y gobernanza de las selvas tropicales, dijo que uno de los temas más importantes que subraya el informe de Killeen es la necesidad de adelantar estudios de impacto ambiental profundos.

Killeen afirma en su documento que "ninguna evaluación ambiental se ha enfocado en la relación que existe entre mejora de caminos, aumento de la deforestación y emisiones de carbono, ni tampoco la forma en que la deforestación afectaría a los patrones locales y continentales de precipitación." 

Propone el desarrollo de “evaluaciones estratégicas ambientales” que garanticen la participación activa de las comunidades locales en la determinación de impactos ambientales y sociales.

Killeen aboga por soluciones ambientalmente amigables, como el uso de la selva amazónica no intervenida para generar créditos de carbono, la siembra de cultivos como la caña de azúcar para la producción de biocombustibles en los 65 millones de hectáreas que ya han sido deforestadas y el uso del abundante agua del Amazonas para cultivos piscícolas.