19/03/08

Menos antibióticos no reducirán la resistencia

Rayos X de un paciente infectado por la neumonía Crédito de la imagen: CDC

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Reducir el uso de antibióticos no basta para frenar el aumento de la resistencia en países en desarrollo, dicen Zulfiqar A. Bhutta y Syed Rehan Ali.

Desde el advenimiento de los antibióticos ha sido bien identificado el fenómeno de la creciente resistencia a aquellos que son más comúnmente usados. 

El uso excesivo y sin control de los antibióticos en humanos y animales contribuye de forma importante a la propagación de la resistencia. En un mundo en rápida globalización donde las personas tienen fácil acceso a viajes de larga distancia, los organismos resistentes a los antibióticos pueden cruzar fácilmente los continentes e infectar a los individuos.

La resistencia también puede transferirse entre diferentes bacterias causantes de enfermedades, con consecuencias fatales para los sistemas de salud en países industrializados tanto como en desarrollo.

Mientras que la expansión de la resistencia y sus costos sanitarios y económicos están bien documentados en los países desarrollados, se sabe relativamente poco sobre los costos y consecuencias de la resistencia en países en desarrollo, donde la información es escasa y los sistemas de monitoreo deficientes. No obstante, dado que muchos países en desarrollo tienen tasas de enfermedades infecciosas enormemente altas, los costos económicos directamente atribuibles a la resistencia deben ser considerables. La falta de acceso a tratamientos efectivos para las infecciones resistentes es una contribución adicional a la morbilidad.  

Pobreza e inequidad

La pobreza y la inequidad son grandes responsables de la resistencia microbiana. En países en desarrollo éstas se relacionan con acceso inadecuado a drogas efectivas, distribución no regulada por parte de personal no calificado y terapias truncadas en razón a los costos.

Además, debido al costo de los antibióticos de marca, están prosperando los genéricos de bajo nivel y los medicamentos falsificados. Las personas pobres a menudo los compran a vendedores callejeros no controlados e incluso en estas condiciones no pueden costear el régimen completo de tratamiento.

Este círculo vicioso promueve el surgimiento de resistencia antimicrobiana y puede hacer los tratamientos menos efectivos.

El uso generalizado y frecuentemente innecesario de antibióticos también se relaciona con sistemas de salud débiles, con proveedores de salud deficientemente entrenados y con la falta de laboratorios adecuados, lo que frecuentemente da como resultado tratamientos inapropiados.

Por ejemplo, debido a la limitada capacidad de obtener un diagnóstico bacteriológico de fiebre tifoidea, el tratamiento a menudo se inicia con antibióticos inefectivos y luego pasa a terapia de segunda línea una vez que el tratamiento clínico falla. En otras instancias los médicos pueden elegir iniciar el tratamiento innecesariamente con antibióticos de segunda línea. A veces ni siquiera están disponibles los antibióticos alternativos.

Costos extra

Como resultado de la expansión de la resistencia entre patógenos bacterianos comunes tales como el Streptococcus pneumoniae y el Hemophilus influenzae que causan la neumonía infantil, ya no es posible tratar los casos de neumonía moderada a severa con antibióticos de primera línea como el cotrimoxazol. Aunque los sistemas de salud están apuntando a usar la amoxicilina para el tratamiento de la neumonía infantil, esto tomará tiempo y dinero.

Las bacterias resistentes suelen ser más virulentas, lo que conduce a enfermedades más severas. Por ejemplo, la tifoidea multi-resistente a las drogas (MRD) se asocia con una mayor severidad clínica de la enfermedad y más complicaciones que la forma no resistente de esta patología. 

Un estudio mostró que pese al tratamiento con ceftriaxona inyectable, la media de tiempo antes de que un niño con MRD bajara la fiebre era de 7,2 días, comparado con 6,3 días de la tifoidea sensible. Los costos del tratamiento con droga para un episodio de fiebre tifoidea MRD, una infección infantil común, son considerablemente más altos que para tifoidea sensible. De esta manera, el aumento en la resistencia a los antibióticos se asocia con mayores costos económicos para los sistemas de salud a partir de la combinación de mas casos de complicaciones y un incremento en los costos de cuidados de salud.  

Este costo económico adicional puede ser considerable. Nuestros hallazgos en estudios poblacionales sobre fiebre tifoidea en la ciudad de Karachi indican que el costo promedio de la enfermedad fue de más de US$50 por episodio, siendo la mayor parte de esta suma el gasto en antibióticos innecesarios.  

Acción pragmática

El uso racional de las drogas es la piedra angular para reducir el uso inapropiado de antimicrobianos, y requiere educación de médicos y pacientes así como la colaboración de la industria. Además, dada la generalizada libre disponibilidad de antibióticos en muchos países en desarrollo, la regulación y supervisión del uso de antibióticos son intervenciones clave.

Asimismo, se deben hacer todos los esfuerzos para “proteger” los antibióticos más nuevos y los de segunda línea del uso generalizado en instalaciones de salud o en la práctica general. La sola reducción del uso de antibióticos podría ser simplista. Pero el uso selectivo y apropiado de antibióticos (con la correcta dosis y duración de la terapia) podría hacer una diferencia.

El desafío es implementar estas estrategias dentro de los sistemas de salud comprometiendo tanto al sector público como al privado. Esto puede requerir una serie de medidas, incluyendo capacitación del personal, fortalecimiento de los sistemas de salud y prescripción racional, así como la regulación del uso de los antibióticos y la venta sin prescripción.

Zulfiqar A Bhutta es profesor y director del Departamento de Pediatría y Salud Infantil y Syed Rehan Ali es profesor asistente, ambos en la Universidad Aga Khan de Karachi, Pakistán.