22/06/09

Vacuna contra papiloma protege entre los 24 y 45 años

La vacuna contra el VPH requiere administrar tres dosis Crédito de la imagen: Flickr|Kelsey

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La vacuna contra el virus papiloma humano (VPH), causante del cáncer de cuello uterino y otras lesiones genitales, muestra ser eficaz en mujeres de 24 a 45 años no infectadas por el virus.

Así lo concluyó un estudio internacional publicado en la revista The Lancet (2 de junio), el que incluyó a cerca de 3.800 mujeres.

Los investigadores analizaron la eficacia de la vacuna Gardasil (Merck), aprobada en 2006 por la administración de drogas de Estados Unidos (FDA) para mujeres entre 9 y 26 años.

La inmunización se aplica en tres dosis y protege contra cuatro tipos de VPH: los tipos 16 y 18, que causan el 70 por ciento de los casos de cáncer cervicouterino, y los tipos 11 y 6, responsables del 90 por ciento de las verrugas genitales.

En un seguimiento medio de 2,2 años, el estudio dirigido por el Instituto Nacional del Cáncer, de Colombia, y financiado por Merck, mostró que la eficacia de la vacuna para prevenir infecciones por los tipos del virus que causan cáncer fue de 83 por ciento en mujeres sin historia de lesiones cervicales y verrugas genitales.

No obstante, cuando la población incluía a mujeres que no recibieron todas las dosis y que tenían infecciones preexistentes por VPH, la eficacia bajó a 22,6 por ciento, señala el estudio.

“Creo que estos últimos datos reflejan la efectividad real en una población de mujeres de 24 a 45 años”, dice Eugenio Suárez, ginecólogo oncólogo de la Universidad de Chile.

Sin embargo, el experto agrega que “los resultados validan otros estudios que indican que las vacunas para VPH pueden utilizarse con criterio preventivo en mujeres mayores de 25 años, considerando que el riesgo de infección por el virus se mantiene durante toda la vida”.

“En este grupo etario, el vacunarse es más bien una opción que una política de salud pública”.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 80 por ciento de las 300 mil muertes anuales por cáncer cervicouterino ocurren en países en desarrollo. Esto, debido al escaso acceso a exámenes de detección precoz.

Por eso, dice Suárez, “lo más importante es que estos países tomen la decisión de fortalecer sus programas de prevención para cáncer de cuello. Las alternativas para hacerlo ya están disponibles. Esperar nuevas soluciones significa pérdidas de vidas evitables”.