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Las pulgas de perro, y no sólo cierto tipo de mosquito, podrían transmitir la leishmaniasis, una enfermedad potencialmente fatal, según hallaron científicos.

La leishmaniasis, una enfermedad común pero olvidada, característica de las zonas tropicales y subtropicales del planeta, es causada por un parásito transmitido a los humanos por un género de mosquitos.

La enfermedad varía desde una forma leve, en la que las lesiones cutáneas se curan por sí mismas, a una forma mortal que invade los órganos internos.

Los perros son huéspedes de algunas especies del parásito Leishmania, y representan el mayor reservorio urbano de la enfermedad, según detallaron científicos brasileños en un estudio publicado en la revista Veterinary Parasitology del mes pasado (octubre).

“La leishmaniasis visceral canina —la forma de este mal que afecta a los perros— es un problema mundial, porque los perros son asintomáticos (no presentan síntomas) y tienen parásitos en la piel que pueden infectar a los seres humanos”, dijo a SciDev.Net Valeria Marçal Félix de Lima, de la Universidad Estatal Paulista, de San Pablo (Brasil) y uno de los autores del estudio.

Sin embargo, la leishmaniasis está aumentando en algunas partes de Brasil, a pesar de que los mosquitos que la transmiten muestran bajas tasas de infección con el parásito.

Según los expertos, esto sugiere que otros vectores deben estar transmitiendo el parásito a los perros.

Por eso, el equipo de De Lima decidió hacer pruebas con las pulgas de los perros. Con ese fin extrajeron pulgas de 22 perros infectados con leishmaniasis, las trituraron e inyectaron la sustancia obtenida en 22 hámsteres.

Cuatro meses después comprobaron que la quinta parte de los hámsteres tenía los parásitos Leishmania.

“Las pulgas de los perros podrían tener un rol importante en la transmisión de la enfermedad de perro a perro”, agregó de Lima, y luego los mosquitos podrían transmitir este reservorio de la infección a los seres humanos, explicó.

De Lima admite que la investigación no demuestra que las pulgas pueden transmitir directamente la leishmaniasis entre los perros, pero destaca que esta posibilidad debe ser investigada.

Si se comprueba que las pulgas del perro desempeñan un papel en la transmisión de la leishmaniasis a los humanos “será necesario cambiar los métodos de control de estos animales e incluir nuevas estrategias para controlar sus pulgas”, subrayó De Lima.

Oscar Daniel Salomón, del Programa Argentino de Leishmaniasis, opinó que “el artículo sólo muestra que las pulgas que se alimentan de perros infectados tienen parásitos en su estómago, igual que una jeringa sucia podría tenerlos”.

“Se necesitan más estudios para comprobar si estos hallazgos tienen sentido epidemiológico”, añadió.

Enlace al resumen en Veterinary Parasitology