18/10/17

Parásito de Chagas es activo y diverso en Centroamérica

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Agentes comunitarios buscando insectos triatominos en el interior de las viviendas. Crédito de la imagen: OMS (galería de fotos de Recursos sobre Chagas)

De un vistazo

  • Dos cepas del parásito transmisor del Chagas son muy activas en Centroamérica
  • Presencia de mal de Chagas en América Central no ha sido exhaustivamente analizada
  • Gran diversidad genética mostrada por una de las cepas dificultará pronto desarrollo de vacunas

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El parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas, presenta una gran diversidad genética en Centroamérica, con dos cepas, de un total de seis, muy activas actualmente, según un nuevo estudio.
 
Ello obliga a revisar las medidas de prevención, las herramientas de diagnóstico y  el desarrollo de tratamientos contra la enfermedad, advierten los autores. Sugieren usar el enfoque “Ecosalud”, que involucra el uso de materiales locales, la participación de la comunidad y de equipos multidisciplinarios, además de la integración de prácticas culturales de las propias comunidades en un esfuerzo para mejorar las condiciones de las viviendas, como viene ocurridiendo en algunas regiones de México y Guatemala.

“Es necesario ampliar este tipo de estudios para lograr entender cómo ocurre la transmisión del parásito a los humanos”.

Eric Dumonteil, Universidad de Tulane, EUA.

 
La investigación, publicada en PLOS Neglected Tropical Diseases, analizó 334 insectos triatominos (Triatoma dimidiata) —principal vector del Chagas en Centroamérica— en 19 sitios de ocho países desde México hasta Ecuador, encontrando 126 insectos infectados con T. cruzi.
 
Los análisis revelaron la presencia de las cepas TcI (94%) en México, Belice, Honduras, Colombia, Costa Rica, El Salvador y Guatemala y TcIV (6%) en México y Belice.
 
“TcI tiene una amplia distribución genética y se encuentra en muchos nichos diferentes, cada uno con presiones selectivas hasta evolucionar de distintas formas en diferentes localidades. Está tan extendida y se presenta en diferentes vectores y hospederos que ha evolucionado en distintos tipos genéticos”, explicó a SciDev.Net Patricia Dorn, coautora del estudio e investigadora de la Universidad de Loyola, Nueva Orleans.
 
La gran diversidad genética mostrada por la TcI dificultaría el desarrollo de vacunas y tratamientos, porque las cepas genéticamente diferentes suelen mostrar reacciones variadas ante determinados medicamentos. Además, la  estructura de la TcI es muy distinta a la identificada en Sudamérica.

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Pared de vivienda colonizada por insectos triatominos, portadores del parásito T. cruzi  (Crédito: OMS).

Sin embargo, el predominio de esta cepa en el continente americano no debe desdibujar la presencia de otras cepas, advierte Eric Dumonteil, investigador de la Universidad de Tulane, EE.UU. Él no participó en el estudio pero ha analizado el comportamiento biológico de T. cruzi.
 
“Las cepas TcI son las más ampliamente distribuidas en el continente americano, pero no predominan en todas las regiones, por lo que es importante identificar las cepas en cada lugar para detectar estas diferencias”, dijo a SciDev.Net.
 
Señala que “es necesario ampliar este tipo de estudios para lograr entender cómo ocurre la transmisión del parásito a los humanos”.

El estudio también encontró el parásito, a través del insecto triatomino, en diferentes hospederos y medios físicos, lo que sugiere la constante movilidad de T. cruzi.  
 
Dorn agregó que a diferencia de Sudamérica, la presencia del Chagas en Centroamérica no ha sido consistentemente explorada debido a falta de recursos para investigación.
 
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2015 en Latinoamérica se registraron más de 5 millones de infectados, 386 mil en América Central.
 
Enlace al estudio en PLOS Neglected Tropical Diseases